Opinión

Primer triunfo económico de Biden

photo_camera Joe Biden

El presidente Biden se apuntó este fin de semana el primer triunfo económico importante en su primer año en la Casa Blanca. Después de una larga batalla entre demócratas y republicanos, lastrada por los enfrentamientos y divisiones internas en ambos partidos, la Cámara de Representantes aprobó el proyecto estrella de su Administración: un gigantesco plan de infraestructuras cuyo presupuesto se eleva a un billón de dólares. 

El difícil acuerdo es interpretado como una bocanada de oxígeno para el presidente en unos momentos en que su popularidad ha caído al 42%. La retirada de las tropas de Afganistán y los graves incidentes que se produjeron durante la evacuación han sido demoledores para su imagen. La llegada de Biden al poder, después de la convulsa etapa de Donald Trump, había despertado muchas expectativas que todavía no se han materializado. 

Los problemas económicos internos, con un aumento galopante de los precios, están pasándole una factura que sus colaboradores esperan se supere con la noticia del Plan de Infraestructuras. El objetivo es una transformación de las redes de carreteras, aeropuertos y transportes marítimos que supongo un salto importante en el desarrollo de la totalidad de los Estados y sus intercomunicaciones. 

Una de las ventajas inmediatas que se anticipan al plan es el elevado número de puestos de trabajo que generará. Los demócratas por su parte esperan que reavivará a sus votantes de cara a las elecciones intermedias prevista para dentro de un año. El recuerdo reciente de la derrota sufrida en Carolina, donde su candidato a gobernador fue claramente vencido por el republicano, ha elevado la preocupación cara a la composición de las Cámaras que en 2022 surja de las urnas. 

Los dos partidos se mostraban satisfechos ante la aprobación del Plan en el Congreso. Para los demócratas es el alivio que tanto deseaban y para los republicanos, que consiguieron muchas de sus exigencias en el contenido del proyecto, por haberse librado en alguna medida de la influencia de Trump, que continúa erre que erre en querer demostrar que le fue robado su segundo mandato presidencial y no ceja en su empeño de presentarse de nuevo en 2024. 

En medio de la alegría que provocó el acuerdo se escucharon algunas voces lamentando que no se hubiese perdido tanto tiempo en avenirse a un acuerdo de tanta trascendencia.