Puño de hierro israelí contra la ofensiva terrorista

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Tres ataques en una semana han forzado al primer ministro de Israel, Naftalí Bennett, a decretar una alerta general y situar a todas sus fuerzas en “modo contraterrorista”. Bennett convocó una reunión nocturna con todos los responsables de la Seguridad del Estado, a quiénes ordenó “combatir la ola de terrorismo árabe con puño de hierro”.

El primero de esta serie de atentados se produjo el pasado 22 de marzo en la localidad de Beersheva, cercana a Gaza y sede del Comando Sur del Ejército. Cuatro ciudadanos israelíes, dos hombres y dos mujeres, fueron asesinados a cuchilladas y atropellados por un vehículo kamikaze, cuyo autor se habría inspirado en la ideología del ISIS. Este asaltante, que fue a su vez abatido por la Policía, había ejercido de profesor antes de haber sido condenado a cuatro años de prisión por intentar huir a Siria y enrolarse en el Daesh.

El segundo se produjo el pasado domingo en Hadera, al norte de Israel, donde dos policías fueron abatidos por terroristas que se reivindicaron como pertenecientes al Daesh, proclamas que fueron de inmediato calificadas y apoyadas por los movimientos islámicos palestinos, Hamás y Yihad Islámica, que no dudaron en calificar de “heroica” la actuación de los terroristas.

El martes fue el turno del pueblo de Bnei Brak, en los suburbios de Tel-Aviv, habitado casi exclusivamente por judíos ultraortodoxos, y de Ramat Gan, también en los arrabales de la populosa capital económica de Israel. Los atentados fueron cometidos por un solo asaltante, que con su fusil ametrallador mató a cuatro viandantes y a un oficial de Policía árabe israelí, antes de ser abatido a su vez por las fuerzas antiterroristas. Identificado como Dia Hamarshah, este palestino procedía de Yaabad, en la Cisjordania ocupada, y habría pasado cuatro años en prisiones israelíes por su participación activa en la distribución de propaganda y preparación de atentados.

Prevenir lo que puede suceder en el Ramadán

Del primer análisis de esta sangrienta serie lo primero que cabe colegir es que se trata del preludio de una ofensiva presumiblemente mayor coincidiendo con el Ramadán, el mes sagrado musulmán, que comienza la próxima semana. Esta activación de las acciones sobre el terreno sigue a un aumento de las amenazas verbales de Hamás, Hezbolá y Yihad Islámica, movimientos todos ellos armados, financiados y respaldados por Irán. La seguridad israelí ha detectado cada vez más árabes israelíes radicalizados en su propio territorio, al tiempo que ha desarticulado numerosos túneles subterráneos entre Israel y los territorios fronterizos con Líbano, Gaza y Siria, por donde se infiltrarían miembros de estos grupos con armas y explosivos destinados a atentar en Israel.

Asimismo, esta espiral de violencia terrorista es una respuesta a las últimas actuaciones políticas y diplomáticas de Israel, que el pasado domingo logró reunir en el desierto del Neguev una cumbre histórica de ministros de Asuntos Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos, a la que se unió el secretario de Estado norteamericano. Un encuentro que parece dibujar un cambio de paradigma, toda vez que los reunidos tenían absoluta unanimidad sobre la cuestión de combatir el terrorismo, pero a la vez todos se alineaban frente a Estados Unidos respecto de la recuperación del acuerdo nuclear con Irán.

El Gobierno de Bennett considera también que el Ramadán puede ser una época propicia para el recrudecimiento de los ataques y atentados, una espiral que también se trata de contrarrestar en el frente diplomático. Así, el ministro de Defensa, Benny Gantz, se entrevistó con el rey Abdalá II de Jordania, que lo hizo también con el presidente Isaac Herzog. Igualmente, el portugués Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, ha hecho un llamamiento a que cesen “estos actos de violencia, que han de ser condenados por todos”. Una recomendación que ha seguido de inmediato el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, que ante la gravedad de los hechos afirma que “el asesinato de civiles palestinos e israelíes no hace sino agravar la situación mientras nos esforzamos en buscar la estabilidad”.

En su comunicado, distribuido por la agencia palestina Wafa, Abú Mazén lanza un llamamiento claro a retomar las negociaciones israelo-palestinas, según se desprende de sus palabras: Esta violencia “confirma que una paz permanente, global y justa es el camino más corto para asegurar la seguridad y estabilidad de los pueblos palestino e israelí”. El presidente de la AP se ve también asediado por los cada vez más frecuentes ataques a su persona por parte de Hamás, que prosigue una tenaz campaña de desprestigio contra los dirigentes palestinos asentados en Ramala, y que ya controla la totalidad de la Franja de Gaza.         

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