Putin, padrino de los parias

vladimir putin

Ante el conflicto en Ucrania, conviene repasar la política exterior rusa, desde su lógica más fundamental, hasta sus ramificaciones en el hemisferio que nos ocupa en El Americanista.

La política exterior rusa tiene poco o nada que ver con la afinidad ideológica o con la forma de gobierno de sus aliados. Esto es fácil perderlo de vista; ya sea por la fuerza de la narrativa neocón; la división del mundo entre izquierda y derecha; o la división entre democracias liberales y regímenes autoritarios.

  • La estrategia rusa difiere de la china –más comercial– y de la estadounidense –que promueve o impone su modelo político y económico–. A Moscú le interesa, llanamente, agrupar mercados y aliados para constituirse como un rival de Washington. Y lo está logrando.
  • Formalmente, Rusia respeta los asuntos internos de cada país, lo que se traduce en la posibilidad de aliarse con cualquier clase de políticos, desde Bolsonaro, hasta Al-Assad y Ortega y Maduro (informalmente, medra según sus intereses, como toda potencia).
  • De esta manera Putin se ha convertido en el padrino de todos aquellos jefes ejecutivos aislados de la comunidad internacional mainstream por ser extremos.
  • La multipolaridad ha sido central en el discurso diplomático ruso desde hace tiempo: a medida que se consolida el bloque de Eurasia, un creciente debilitamiento de EEUU supone la oportunidad perfecta para constituir otros polos civilizacionales bajo el amparo —y la vigilancia constante— del Kremlin.
AFP/EVARISTO SA - El presidente brasileño Jair Bolsonaro

Brasil constituye una ocasión quizás atípica para la presencia rusa en América Latina, ya que la costumbre eslava ha sido de alinearse con líderes de izquierda en el continente. Pero no es atípico visto desde una perspectiva global, tomando en cuenta el objetivo predominante de la multipolaridad. Rusia no se ha alineado con la izquierda latinoamericana, sino contra el hegemón y contra «Occidente» y su manera de hacer las cosas. De este modo, en otras latitudes, Moscú se ha acercado a Irán, Siria y Hungría.

  • Desde hace un tiempo, Putin ha elogiado ampliamente a Bolsonaro y le ha invitado a visitarlo a Moscú, un viaje que se ha realizado durante la semana del 17 de febrero. Bolsonaro pareciera abocado a los brazos del Kremlin, ante el odio que le profesa «Occidente».
  • En seno del bloque de los BRICS –Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica– los dos mandatarios ya han sostenido conversaciones y, aunque son relevantes las grandes inversiones rusas en el país sudamericano, lo que realmente llama la atención es la capacidad rusa para jugar «entre dos aguas» y su capacidad para proyectarse como potencia líder de los países «excluidos».

Venezuela constituye el centro operativo desde donde emana la actividad rusa hacia el resto del continente. Las relaciones entre Moscú y Caracas se acentuaron con Chávez y se han intensificado con Maduro. La presencia militar rusa en Venezuela no es simplemente una realidad reconocida por la comunidad internacional, sino que también existen declaraciones recientes de chavistas disidentes que afirman que la presencia es aún mayor que la que se conoce.

REUTERS/MANAURE QUINTERO  -   El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, habla durante una conferencia de prensa en el Palacio de Miraflores en Caracas, Venezuela
  • En los desfiles militares venezolanos marchan tropas rusas y los acuerdos de compra armamentística son el pan de cada día: esto viene ocurriendo desde hace tiempo.
  • Puede resultar curioso cómo se han afianzado relaciones de otra índole: cada vez se ven más turistas rusos en las playas del Caribe venezolano, algunos han aparecido habitando en barrios marginales de las principales ciudades del país, otros han abierto pequeñas y medianas empresas y suena música rusa en conciertos estatales.
  • No es de extrañarse que los rusos se sientan particularmente cómodos con el capitalismo abstracto y oligárquico del nuevo chavismo. En este sentido, los rusos no han dejado de ignorar la posibilidad, ya prevista, de una paulatina privatización del sistema petrolero venezolano: quieren estar ahí cuando esto pase. Eso es lo legal.
  • Por otro lado, los intereses comerciales más turbios de Rusia en el país sudamericano, que nadie sabe muy bien cómo operan, se enfocan en el Arco Minero del Orinoco, una zona de delicada seguridad donde confluyen múltiples actores armados, como delincuentes comunes y guerrillas colombianas, pero donde a la vez se encuentran, en el subsuelo, cientos de miles de toneladas de diamantes, oro y coltán. Los rusos están mirando hacia el futuro: su presencia en Venezuela no sólo significa presencia militar cerca de EEUU, sino también recursos naturales a más no poder y un acceso directo al agua del Amazonas.

Es la más antigua amistad regional de Rusia, heredada de la Unión Soviética. Son bien conocidas la Crisis de los misiles y la visita de Fidel a Moscú hace casi sesenta años. Aunque ha modulado su intensidad a través del tiempo, es una realidad: los rusos están a poco más de 140km de la Florida.

AFP/ALEJANDRO ERNESTO  -   Fotografía de archivo tomada el 11 de julio de 2014 muestra al presidente ruso Vladimir Putin y al presidente cubano Raúl Castro
  • Más allá de la cansina retórica con la que se inunda todo informativo sobre el asunto, la prensa cubana viene reportando desde hace meses la constante llegada de ayuda humanitaria rusa a la isla, cientos de millones de toneladas de insumos de toda índole.
  • Si bien el pie de fuerza ruso en Cuba se ha ido disipando, el foco de la cooperación, reiterada hace un par de días por los mandatarios de ambos países, es, por supuesto, la industria militar. A principios de diciembre del año pasado, la directiva del Servicio Federal para la Cooperación Técnico-Militar ruso anunció que, aunque Cuba posee «suficientes armas», es necesario «elevar el nivel de su competencia, brindar capacitación y transferir las tecnologías que tenemos».
  • Más allá de una tenue cooperación a nivel comercial y turístico a nivel privado, la relación no parece trascender de lo netamente geopolítico.

La presencia rusa se articula de una manera interesante. Aparte de los típicos acuerdos de cooperación militar, los eslavos operan —de paso muy cerca a la Embajada de EEUU— un satélite calificado «de espionaje» por el Pentágono, similar a otro que poseen en Argentina. Por otro lado, hace un par de meses una delegación nicaragüense integrada por los hijos de Ortega firmó en Moscú un acuerdo de cooperación bilateral en materia energético-nuclear.

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