Opinión

Revolución del velo

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Los medios de comunicación tenemos la costumbre de bautizar los acontecimientos con nombres atractivos que permitan atraer la atención. Hay quien lo compara con los nombres de los huracanes o las operaciones policiales. Cada circunstancia tiene sus propias exigencias y razones. En el caso de la “Revolución del velo” en Irán, miles de personas, la mayoría mujeres, protestan por la muerte de una joven kurda, Mahsa Amini, tras su detención por la Policía religiosa al llevar mal puesto el velo.

La represión del régimen de los ayatolas se ha cobrado la vida de más de 70 personas en diferentes ciudades del país persa y ha provocado una situación que en algunos ámbitos se ha considerado una crisis política de primer orden. La cuestión que se ha planteado es si esta crisis puede hacer tambalear el régimen arcaico y represivo de los ayatolás. El golpe que está sufriendo el poder iraní es considerable pero sus estructuras institucionales le permiten poder afrontar la crisis.

Las mujeres están reclamando libertad para su vida cotidiana y para su forma de vestir y de actuar, pero desde un punto de vista apolítico. Exigen al régimen que les permita tener su propia imagen e identidad, pero sin entrar en más consideraciones políticas. Piden que el régimen modere su trato hacia ellas, la represión y demuestran que forman parte de una generación Zoom criada con internet en un mundo globalizado, dentro de las restricciones.

Lo que sí es evidente es el desgaste de la élite religiosa y política iraní que vive en su ámbito de intereses y corrupción sin valorar adecuadamente el descontento popular que se va incrementando por la precariedad de las condiciones de vida. Unas mujeres con una buena formación intelectual, universitarias, y con la firme decisión de no aceptar la dura represión que sufren se unen a buena parte de la población que tiene cortes de electricidad en casa, la gasolina racionada durante bastantes épocas del año, escasez de alimentos y medicinas y un malestar que se incrementa porque el gasto del Gobierno iraní se centra más en armamento que en mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos.

En los países vecinos, la inestabilidad en Irán puede ser bienvenida en su pugna por la hegemonía en la región, pero también provoca cierta preocupación porque las reivindicaciones de las mujeres iraníes pueden extenderse a sus calles. La pretendida Revolución del velo acuñada en los medios de comunicación internacionales es un toque de atención muy serio para un régimen que está enfrascado ahora mismo en la negociación del acuerdo nuclear con Estados Unidos y Europa que le permita el levantamiento de las sanciones y la sucesión del máximo líder del país, Alí Jamenei. Todo en medio de unas precarias condiciones de vida