Opinión

Scholz entrega una ventaja estratégica a Argelia

photo_camera Gas Argelia

La decisión del canciller alemán Olaf Scholz de suspender (que no prohibir) la certificación del gasoducto Nord Stream 2 después de que Rusia reconociera formalmente dos regiones separatistas en el este de Ucrania no tendrá efectos inmediatos sobre el suministro de gas a la UE, aunque es probable que desate una tendencia al alza de los precios que, según algunas voces, podrían llegar a alcanzar los 2.000 euros por tonelada métrica.

No siendo la importación de gas licuado, americano o qatarí, una solución a corto plazo, debido tanto a la falta de capacidad de aumentar la oferta, como a carecer de instalaciones propias de almacenamiento (la mayoría de las disponibles son propiedad de la rusa Gazprom) suficientes, no la infraestructura no está adaptada para un distribuir gas licuado, Argelia obtiene una notable ventaja estratégica sobre Europa gracias a contar con algunas de las mayores reservas gasíferas del mundo.

Actualmente, Argelia suministra algo menos del 10% del gas que consume la UE a través de los gasoductos Medgaz y Transmed, a España e Italia, respectivamente, después de que Argelia cerrase un tercer gasoducto que pasaba por Marruecos, y que podría volverse a poner en servicio para suplir el previsible aumento de gas en conjunto de la UE.

Todo esto otorga al régimen argelino una ventaja estratégica con la que seguramente Marruecos no contaba el pasado otoño, y que tiene virtualidad para alterar la partida que ambos países juegan en el Sáhara Occidental, dándole a Argel un protagonismo en el Magreb que altera los planes de Rabat. Huelga añadir que Argelia es un socio preferente de Rusia, no sólo en materia de cooperación militar, sino también por medio de alianzas comerciales como la existente entre la argelina Sonatrach y la rusa Gazprom, una especie de OPEP del gas, que ejerce un gran control sobre los precios del gas natural.

No es difícil prever que un aumento del suministro de gas natural a la UE tendrá costes políticos que no serán del agrado de Marruecos, no tan solo porque, por un lado, consolidará a Abdelmadjid Tebboune en el poder, a costa de la oposición de la sociedad civil aglutinada en torno al movimiento Hirak, sino que situará a la UE en una posición de extraordinaria dependencia, estrategia de Argelia, que a su vez depende de Rusia en otros ámbitos esenciales, como el suministro de cereales, y se convierte así en un actor indirecto en la crisis del Dombás, un nuevo escenario regional que tiene potencial para insuflar vida al languideciente Frente Polisario.