¿Taipéi o Pekín? "La diplomacia por un camino, el comercio por otro"

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En el 80 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Taiwán y Honduras, la presidenta Tsai Ing-wen enfatizó el valor económico y comercial de la alianza. El comercio bilateral crece y Honduras ha convertido el déficit comercial con Taiwán en un superávit. Es actualmente la principal fuente de camarón blanco. Melón, marisco, carne de res, café y cacao hondureños cuentan con el favor de los consumidores locales.

El apoyo taiwanés se manifiesta en múltiples niveles: para superar los desafíos de la pandemia, la reconstrucción tras desastres naturales, a través de donaciones de suministros médicos e intercambio de experiencias, en los programas de empoderamiento femenino, así como créditos a fin de revitalizar la economía hondureña. El golfo hondureño de Fonseca, en la costa del Pacífico, fue el protagonista en la reunión entre el expresidente Juan Orlando Hernández y su homóloga, Tsai. El entrante es uno de los mejores puertos naturales del mundo y una capacidad portuaria y pesquera que el gobierno aspira a agrandar. Destaca la construcción de un puerto en Amapala, en la Isla del Tigre, Pacífico, cuyas aguas comparte Honduras con El Salvador y Nicaragua, que será fundamental para el transporte marítimo de los países asiáticos.

Sí, pero. Hernández se encuentra en aprietos. El candidato Asfura ha enfrentado cargos de lavado de activos, mientras que al presidente saliente se le acusa de estar vinculado al narcotráfico. Su hermano fue sentenciado a cadena perpetua por narcotráfico por un tribunal neoyorquino, en un juicio donde la Fiscalía tildó a Honduras de «narcoestado».

REUTERS/FREDY RODRIGUEZ  -   La presidenta electa de Honduras, Xiomara Castro, da un discurso a sus partidarios durante una vigilia frente al congreso hondureño en Tegucigalpa, Honduras, el 22 de enero de 2022

Una de las pocas bazas negociadoras es el factor China. Honduras permanece leal a Taiwán, pero ahora busca cultivar lazos con Pekín, que, amén de enconar a Washington, también promete inversiones, créditos y, crucialmente, vacunas. Por tanto, no es nada raro el cambio de reconocimiento que propone Xiomara Castro; en años recientes lo han hecho aliados históricos de Taiwán como Panamá, República Dominicana y El Salvador. Y, si bien Nicaragua no llegó a tales extremos, sí accedió a que un consorcio chino propusiera un canal de Nicaragua para complementar, o hacerle competencia, al de Panamá, coyuntura que en ultimadas cuentas resultó infructífera.

14 países del mundo (además del Vaticano) reconocen todavía a Taipéi en vez de Pekín. La mayoría de ellos, nueve, en Latam. En Centroamérica: Belice, Guatemala, Honduras y Nicaragua. En el Caribe: Haití, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas. Cabe decir que Taiwán dispone de oficinas de representación comercial en otras siete naciones latinoamericanas: Argentina, Brasil, México, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.

Desde el triunfo de los comunistas liderados por Mao Tse-Tung y la retirada de los nacionalistas a la isla de Formosa en 1949, la República Popular considera a Taiwán una provincia renegada. América Latina ha sido y es campo de batalla diplomático entre Pekín y Taipéi.

En 1972, Taiwán pierde su puesto en la ONU en favor del gobierno comunista, quien desde entonces ostenta la representación oficial de China. Ese mismo año el presidente norteamericano, Richard Nixon, viaja a Pekín. Siete años más tarde, Washington inicia relaciones formales con la China comunista que con la llegada al poder de Deng Xiaoping, abría su economía y ampliaba sus lazos comerciales y diplomáticos. Con su política de «una sola China», que considera a Taiwán como una provincia rebelde, el país no acepta tener relaciones con las naciones que reconocen a la isla.

Xi jinping

Centroamérica y el Caribe mantuvieron su reconocimiento al gobierno de Taiwán como el verdadero gobierno chino. La opción anticomunista de los gobiernos centroamericanos de entonces, en el contexto de la Guerra Fría, permitió el crecimiento de una relación comercial que Taiwán trató de mantener.

Nicaragua rompió el libreto temporalmente en la primera etapa del sandinismo (1979-1989) al reconocer a Pekín en 1985 por afinidades ideológicas. Retomó la relación con Taiwán en 1990, cuando el Frente Sandinista ya había entregado el poder. Con todo, la relación no deja de ser contradictoria: mientras pide democracia en su disputa con Pekín, Taipéi respalda el régimen represivo de Ortega. El balance comercial supera los $100M.

En Sudamérica, Taiwán corrió peor suerte. Salvo Paraguay, el resto de los países reconoció a la República Popular en las décadas de los 70 y 80. Su canciller, Euclides Acevedo, reconoce que la pandemia y la diplomacia de las vacunas ha sido muy bien utilizada por China. A veces, sin embargo, «el comercio va por un camino y la política y la diplomacia por otro. Taiwán es un socio estratégico de Paraguay como lo es de EEUU, pero los tiempos en política, en ocasiones, hacen que las cosas perduren o cambien. De momento, tenemos el compromiso con Taiwán, no aún con China, a la que le compramos más de $3.500M/año».

Durante un pico de Covid en marzo, Bloomberg reportó que «la alianza de 63 años entre Paraguay y Taiwán –forjada cuando ambos eran gobernados por autoritarios de derecha– significa que Asunción no puede comprar directamente de los fabricantes chinos que han provisto de vacunas a otras naciones latinoamericanas. Oficiales del gobierno dicen que han sido aproximados para cambiar el reconocimiento a Pekín para recibir las dosis. El secretario de estado de EEUU Anthony Blinken telefoneó al presidente Mario Abdo para advertirlo en contra de ello...la relación [entre Asunción y Taipéi] data del anticomunismo de Alfredo Stroessner y Chiang Kai-shek. Nunca se conocieron. Stroessner hizo una visita de estado a Taiwán en 1975 acompañado de su secretario privado, el padre de Abdo. Taiwán ha regado cientos de millones de dólares en ayuda a su aliado durante los años, pero el comercio bilateral es diminuto comparado al de Paraguay con sus otros socios comerciales».

En abril, el canciller taiwanés, Joseph Wu, acusaba a China de prometer a Paraguay millones de dosis contra el Covid como parte de una «diplomacia de vacunas» para persuadir a Asunción a cambiar sus lealtades. La presión sobre el gobierno de Abdo del histórico Partido Colorado aumentó junto a los casos en una segunda ola y al desbordamiento del sistema hospitalario.

«Coste de Taiwán» es el precio que Paraguay paga por su política de reconocimiento. Dos de los pilares de la economía paraguaya son sus exportaciones de soja y carne vacuna. China es el mayor importador mundial de ambos. En un estudio publicado en 2020 en la revista Foreign Policy Analysis, se estimó que la alianza histórica con Taiwán supone pérdidas para Paraguay que equivalen a unos $350M al año (cerca del 1% de su PIB).

 Xi Jinping-biden

En el activo están las becas de Taiwán a estudiantes paraguayos y los encuentros empresariales como la «11º Conferencia Conjunta de Consejos Empresariales Taiwán-Paraguay» de este año, enfocada al sector alimentario y la energía verde. En ella Taiwán destacó el clima favorable de negocios en Paraguay.

Es una plataforma creada en Bruselas para unir a los miembros de los grupos de Amistad de Taiwán en la Eurocámara y los parlamentos de Alemania, Francia y Reino Unido. Hace referencia al antiguo nombre de Taiwán, del portugués ilha Formosa –isla Hermosa–. Busca forjar lazos más fuertes entre Taiwán, la UE y países europeos con ideas afines.

En mayo se llevó a efecto el lanzamiento del Formosa Club en el Caribe que complementa los capítulos abiertos con éxito en otras zonas del globo así como el Formosa Club constituido por parlamentarios latinoamericanos, creado ya el año pasado. Lo componen 67 miembros de los cuerpos legislativos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela y México.

En la primera cumbre virtual entre Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, ninguno dio su brazo a torcer en lo referente a la espinosa cuestión de Taiwán.

Biden aseguró que EEUU no fomenta la independencia de Taiwán…solo se encarga de protegerla. Sus declaraciones no representan un cambio en la política de «ambigüedad estratégica» adoptada por Washington respecto al conflicto. Biden reiteró el compromiso con la política de «una sola China» precisando a su vez que se guiará asimismo por la Ley de Relaciones con Taiwán, en base a la cual EEUU suministra equipos bélicos a la isla.

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