Ala de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC, por sus siglas en inglés) que se ocupa de las misiones en el exterior, siempre ha actuado en un segundo plano, hasta el asesinato de su comandante, Qassem Soleimani

¿Qué es la Fuerza Quds?

PHOTO/AP - Miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán marchan durante un desfile militar anual en el mausoleo del ayatolá Jomeini

Su nombre no era muy conocido en Occidente hasta que el 3 de enero de 2020 un ataque aéreo norteamericano asesinó a su líder, Qassem Soleimani, junto con el comandante de la milicia iraquí Fuerzas de Movilización Popular (PMF, por sus siglas en inglés), Abu Mahdi al-Muhandis, y llevó a Washington y Teherán al borde de un conflicto.

La Fuerza Quds, cuyo nombre significa ‘Jerusalén’ en farsi y árabe, ciudad que sus combatientes prometen “liberar”, es el poderoso brazo paramilitar de élite del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC, por sus siglas en inglés), que es, a su vez, la organizaron militar más grande de Irán y está considerada por Estados Unidos como un grupo terrorista.

Nacida poco después de la Revolución iraní (1978-1979), el líder supremo, el ayatolá Jomeini, ante la poca confianza que guardaba al Ejército iraní, decidió crear un cuerpo que estuviera completamente bajo su control y mando. El Ejército nacional funciona bajo órdenes del Gobierno central, es decir, bajo el mandato del presidente de turno, pero la capacidad de actuación de la IRGC descansa en el líder supremo, ahora el ayatolá Alí Jamenei.

Cadetes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) durante una ceremonia de graduación en la Universidad Imam Hussein de Teherán

Igual que Saddam Hussein, líder iraquí, usó la Guardia Revolucionaria, Jamenei usa las IRGC para reforzar su voluntad sobre el pueblo iraní y defender a este de cualquier peligro externo e interno.

Este cuerpo militar está compuesto por varios subgrupos, entre ellos la Fuerza Quds, que es el “ala clandestina” que se ocupa de las operaciones en el exterior. Varios son los ataques que se le atribuyen, como el atentado contra los cuarteles de Beirut en 1983, en el que fallecieron 241 soldados norteamericanos, 58 franceses y seis civiles libaneses. Pero estos movimientos no son los habituales, ya que prefieren apoyar y asesorar en lugar de estar en la primera línea de batalla. Sus efectivos rondan entre los 5.000 y los 10.000 miembros, aunque su capacidad de influencia es mucho mayor, ya que una de las principales actividades de este cuerpo es el entrenamiento de otras fuerzas de combate en los países de la región.

Miembros de la Guardia Revolucionaria del Irán marchan durante un desfile militar para conmemorar la guerra entre el Irán e IraK de 1980 a 1988 en Teherán, el 22 de septiembre de 2007
Irak, Afganistán y Siria, principales escenarios

A través de la Fuerza Quds, Irán ha ido cultivando a diferentes milicias chiitas en Irak, Siria y Afganistán; al tiempo que apoyaba a grupos como Hizbulá en Líbano y Hamas en Palestina.

Es en 1982 cuando lleva a cabo su primera actividad como unidad militar, involucrándose en la guerra civil de Líbano (1975-1990), tras la invasión de Israel del país. En el manifiesto fundacional del grupo terrorista libanés, la organización juró lealtad al ayatolá Jomeini, ya que ambos adoptan la idea de la Umma, la comunidad islámica; y tienen el mimo objetivo, establecer un régimen islámico chií. El nacimiento de la milicia libanesa tiene mucho que agradecerle a la Fuerza Quds, ya que no solo recibieron grandes cantidades de dinero, sino también entrenamientos y arsenal suficiente para repeler la invasión israelí.

Miembros de la milicia paramilitar voluntaria Basij de Irán participan en un mitin de duelo en la Plaza Felestin en honor a Qassem Soleimani, comandante de la fuerza de élite Quds de la Guardia Revolucionaria iraní

En la década de los 90, la atención de las fuerzas iraníes se centró en la frontera oriental de la República y brindó apoyo a la Alianza del Norte en Afganistán contra una fuerza emergente: los talibanes.

La unidad se hizo cada vez más visible en el escenario mundial del siglo XXI, después de la invasión estadounidense en Irak en 2003 y la inestabilidad regional que siguió a las primaveras árabes.

En Irak, desempeña un importante papel en la organización y ayuda de los esfuerzos de las milicias chiíes contra las tropas norteamericanas, coordinándose especialmente con la organización Badr. De hecho, tras la caída del régimen de Hussein, las tropas estadounidenses, junto con sus aliados, se enfrentaron a las milicias iraníes respaldadas por la Fuerza Quds. La Administración Trump culpó de la muerte de 600 soldados a Soleimani y a las milicias iraquíes pro-Irán, que formó y dirigió.

Soleimani, muy involucrado en los asuntos iraquíes, contribuyó a la formación de las PMF en 2014, como un conjunto de milicias, la mayor parte chiíes. Sin embargo, la pronunciada injerencia iraní en estas milicias ha producido la ruptura en dos bandos: los pro-iraníes; y los liderados por el gran ayatolá iraquí Ali al-Sistani, contrario a las intromisiones de Teherán.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei (C), el 13 de octubre de 2019, participando en una ceremonia de graduación de cadetes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) en la Universidad Imam Hussein de Teherán

También la Fuerza Quds asumió un papel de liderazgo en la organización de las fuerzas terrestres contra Daesh en Bagdad. Esta lucha, durante un breve periodo de tiempo, consiguió lo imposible: que Estados Unidos y las fuerzas dirigidas por Soleimani trabajaran de forma conjunta en Irak y Siria, unidos por el mismo objetivo común: los fundamentalistas del grupo yihadista.

Siria ha sido otro escenario donde el ala de la Guardia Revolucionara ha extendido su influencia. La Fuerza Quds ha acudido en ayuda del presidente sirio Bachar al-Asad, cuyo régimen es un gran aliado para Irán, durante la guerra civil que asola al país desde el año 2011. Los vínculos entre Damasco y Teherán se remontan a la Revolución Islámica de 1979, cuando Hafez al Asad, padre de Bachar, fue el primer líder árabe en reconocer a la nueva República Islámica de Irán.

Además, Soleimani se erigió como el gran ingeniero de los brutales ataques contra manifestantes y rebeldes antigubernamentales en la guerra siria. 

En esta foto de archivo del 18 de septiembre de 2016 publicada por un sitio web oficial de la oficina del líder supremo iraní, el general de la Guardia Revolucionaria Qassem Soleimani
Después de Soleimani, ¿qué?

Tras el asesinato de Soleimani, el líder supremo Jamenei anunció a su sucesor pocas horas despeñes del ataque: Ismail Qaani, quien había ocupado hasta entonces el puesto de general mayor de la IRGC. Tanto Qaani como Soleimani compartían varias similitudes: ambos se unieron a las IRGC durante la guerra entre Irán e Irak, y ambos han sido acusados por Washington de haber cometido actos terroristas.

Sin embargo, y de acuerdo con los expertos, Qaani no posee la gran personalidad que rodeaba a su predecesor, algo que convirtió a Soleimani en la persona más conocida e importante de la República Islámica, solo por detrás del ayatolá.

El general Ismail Qaani

Por ello, el ataque contra el ex jefe de la Fuerza Quds ha sido considerado como uno de los más significativos en Oriente Medio desde que en 2011 una operación militar norteamericana acabara con la vida de Osama bin Laden, exlíder de Al-Qaeda. 

La actividad de estas fuerzas, en un segundo plano, ha servido a Irán para negar cualquier acusación de actos terroristas de forma oficial y para prestar apoyo a organizaciones criminales en Oriente Medio, pero Estados Unidos, como se ha mencionado anteriormente, designó a este brazo paramilitar como una Organización Terrorista Extranjera (FTO, por sus siglas en inglés).

El nuevo rumbo que tome la Fuerza Quds tras la desaparición de su líder más carismático está por ver, aunque todo apunta a que Qaani seguirá la misma línea que su predecesor: aumentar la influencia iraní y su ideario fundamentalista chií en la región.

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