La Universidad Francisco de Vitoria clausura el seminario ‘Una estrategia exterior para España’ con la presencia del expresidente Aznar y de los exministros González Laya y Josep Piqué

“La mejor política exterior comienza con una gran política doméstica”

photo_camera PHOTO/ARCHIVO - La bandera de España ondeando en la Plaza de Colón

Comprender que formamos parte de un ente colectivo que trasciende nuestras particularidades encierra cierta dificultad. Y cuando trasladamos este eje al terreno de lo político, el ejercicio imaginario se torna incluso más complicado. Pero el grado de dificultad no nos debe eximir del esfuerzo de percibir que la lógica de lo local se enmarca en las dinámicas procedentes del exterior, más aún en un mundo globalizado ‘ad infinitum’. Este razonamiento es poco común en España, un país harto acostumbrado a observarse a sí mismo y con una perniciosa tendencia a ignorar el tablero internacional y sus implicaciones.

Para revertir esta dinámica, el Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria ha organizado ‘Una estrategia exterior para España’, dos jornadas dedicadas a analizar las prioridades de la política exterior española y su ejecución, así como sus retos y oportunidades en las diferentes regiones del mundo. Un encuentro financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y en el que ha participado el Foro Libertas, Veritas et Legalitas.

Las jornadas arrancaron el pasado 28 de octubre y este lunes han puesto el broche de oro con invitados de altura que no sólo han estado en primera fila, sino que, además, han tomado decisiones importantes. En el caso del economista Josep Piqué, hace casi dos décadas; en el de la diplomática Arancha González Laya, hace tan sólo cuatro meses. Ambos, eso sí, al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores. Un cartel de lujo al que se ha sumado el expresidente del Gobierno José María Aznar, encargado de clausurar un acto cuyo cometido se ha visto cumplido con creces.

UFV España exterior

El papel de España en Europa, el reto de la autonomía estratégica para el continente, la geopolítica y la geoeconomía, las amenazas existenciales para España, el proyecto de nación o la cohesión interna han estado en el centro del debate. Un debate que mutó con celeridad hacia un cordial intercambio de ideas y apreciaciones entre dos figuras pertenecientes a las dos principales corrientes ideológicas del país, González Laya y Josep Piqué, y del que deberían tomar nota en los pasillos del Congreso por el tono, las formas y, sobre todo, el contenido.

El director del Foro Libertas, Veritas et Legalitas, Fernando Maura, quien ejerció de moderador, trajo a colación los conceptos de la primera jornada para introducir la cuestión europea. Un tema sobre el que González Laya contravino a Ortega y se mostró tajante: “España no es el problema y Europa la solución, sino que Europa es el futuro y España tiene una parte de la solución”. Una percepción compartida con Piqué, aunque para el economista los ejes de la acción exterior de España son también el Mediterráneo e Iberoamérica.

Laya insistió en que España “tiene mucho que decir en el continente”. “Podemos ayudar en la construcción de una autonomía estratégica europea”, trasladó la exministra. En este sentido, Laya recordó que España fue una de las impulsoras de los fondos de recuperación durante la crisis de la COVID-19, una medida que ha caracterizado la respuesta de Bruselas ante el escenario postpandémico. Y su apuesta no se queda ahí: “Debemos plantear una estrategia común europea con el aporte especial de España atendiendo a sus condiciones económicas –como la cuarta economía comunitaria–, culturales y geográficas”.

Arancha González Laya

El exministro, por su parte, expresó la importancia como socio de Estados Unidos por delante de actores como la Unión Europea: “El mundo está cambiando vertiginosamente y hay un eje que es importante: la relación con Estados Unidos”. Para Josep Piqué, la proyección de España “es cuanto o más importante cuanto más peso tengamos en Europa, más presencia en Iberoamérica y mejores relaciones con Estados Unidos”. Siendo Washington la pieza clave del engranaje.

El respaldo estadounidense parece haberse diluido en la última década. La llegada de Donald Trump a La Casa Blanca con su ‘America First’ o la cercanía de su Administración con actores como Marruecos, con el que España atraviesa una crisis diplomática, ha desvirtuado los vínculos atlánticos que estuvieron en máximos históricos durante la presidencia de Aznar y bajo la dirección del propio Piqué al frente de la cartera de Exteriores.

El exministro destacó asimismo la presencia militar estadounidense en España, materializada con las bases en Morón y en Rota. Y subrayó que España tendrá “una gran oportunidad con la cumbre de la OTAN del próximo año” para avanzar en el reto de la autonomía estratégica y reforzar sus relaciones bilaterales con Washington, aunque también para conocer el papel que queremos interpretar en el escenario geopolítico. Un nuevo panorama que “ha dejado de ser occidental”.

Josep Piqué

Piqué aseguró que continuamos adoleciendo de una visión eurocentrista de las cosas cuando “nos hemos convertido en periféricos”. Aunque la Unión Europea es uno de los mayores logros geopolíticos de la historia, los Veintisiete “tienen que pensar qué quieren ser de mayores y salir de la adolescencia”, trasladó Piqué. 

“Vivimos en un mundo postoccidental”, sentenció Josep Piqué. “Antes hablábamos de la región Asia-Pacífico y ahora lo hacemos del Indo-Pacífico, un nuevo concepto que indica ese cambio en el centro de gravedad del planeta, que ha dejado de estar en el Atlántico para trasladarse al estrecho de Malaca, en el de Taiwán y en el Mar del Sur de China”. Laya indicó puso de relieve el retorno de las relaciones de poder, esto es, una vuelta a la geopolítica entendida como tal.

En esta dinámica, para González Laya ámbitos como la economía, la ecología e incluso la tecnología cada vez definen más las relaciones internacionales. De hecho, estos tres puntos basculan desde el epicentro de la batalla por la hegemonía mundial que libran China y Estados Unidos, ante la que “debemos buscar una respuesta europea”. Esto en el marco de las oportunidades, sin embargo, la exministra también sitúa a la tecnología en el compartimento de las amenazas. Un arma de doble filo al que debemos prestar atención.

José María Aznar

De cara a Latinoamérica, ambos convinieron en el papel significativo que juega España por motivos obvios. Los dos son conscientes de que esta región es un área hacia la que nuestro país debe proyectarse, pese a que las pocas democracias plenas que quedan en América Latina “pasen por un proceso de disgregación interna”. Para Piqué, la región sureña jamás ha creído en sí misma como una región dominante por errores históricos y políticos, lo que degenera en el “resurgimiento del indigenismo y la hispanofobia, que viene desde el populismo y tiene un fuerte carácter identitarista ajeno a Occidente y, por lo tanto, ajeno a sus valores”

Para Laya esto se explica por la necesidad de “poseer una legitimidad política distinta de la nuestra”. Y es que, en palabras de Piqué, el indigenismo es una enmienda a la occidentalización de América Latina. “Debemos prestarle atención, no sólo nosotros, también EE. UU. Porque China hace su trabajo”. La prioridad es mantener una política de Estado, porque si desde el exterior se percibe que los valores y principios está al servicio de la confrontación política, dejas de ser un país fiable.

González Laya, destituida en julio en el marco de una remodelación de Gobierno por su gestión de la crisis con Marruecos, declaró que España es objeto “de amenazas existenciales. Sobre todo, armas híbridas”. A lo que debemos dar una respuesta contundente y “dejarnos de rencillas personales” en el tablero político nacional. Una visión secundada por Piqué, quien vio cómo Rabat retiraba al embajador español en Marruecos en dos ocasiones durante su estancia al frente del Ministerio.

El exministro señaló sobre esta cuestión que la disputa regional entre Argelia y Marruecos representa un “riesgo de confrontación bélica”, como ya ocurrió en la guerra de las Arenas. “En el contencioso del Sáhara, estamos viendo que la política exterior influye en nuestra vida cotidiana”, remarcó. Respecto de Marruecos, Piqué admitió que “tenemos una cuestión difícil de resolver no solo con la soberanía del Sáhara, sino también con Ceuta y Melilla”, pretendidas por el nacionalismo marroquí. Un contencioso que debemos dirimir.

José María Aznar

José María Aznar

El expresidente del Gobierno, José María Aznar, monopolizó el segundo bloque del encuentro acompañado por el analista Florentino Portero. Durante la charla, el líder conservador, habitual en los eventos de la Universidad Francisco de Vitoria, analizó la acción exterior de España en la actualidad y mostró su versión crítica con el actual Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez, contra el que cargó por su carencia de cohesión nacional al recibir el respaldo de formaciones de identidad nacionalista y separatista.

“La mejor política exterior comienza con una gran política doméstica”, sentenció. Y es que el expresidente del Partido Popular echa en falta el protagonismo de España en el exterior que él mismo intentó imprimir durante las dos legislaturas que estuvo en La Moncloa. “España ha caído en el anonimato, y eso no es deseable”, traslado Aznar, un presidente que intentó a toda costa situar a España en el mapa de las relaciones internacionales.

La ambición le llevó a protagonizar una de las imágenes más polémicas de la historia contemporánea española cuando posó con los pies encima de la mesa acompañado del entonces premier británico, Tony Blair, y de su homólogo estadounidense, George W. Bush, en las Azores, desde donde mostró su respaldo a Washington para acometer la invasión de Irak. “Hemos perdido un legado con Estados Unidos. Ahora mendigamos un saludo. ¿Qué toca hacer?”, preguntó Portero. Aznar acabó sin embargo con una encendida defensa de la Unión Europea, reivindicando el cumplimiento de los acuerdos bilaterales y analizando el actual panorama geopolítico visto en clave nacional.

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