Surge así una nueva polémica en torno al partido islamista Ennahda y su posible división interna

El tunecino Abdel Fattah Mourou se marcha de la política

photo_camera AP/HASSENE DRIDI - Fotografía de archivo del vicepresidente del partido islamista Ennahda, Abdel Fattah Mourou, durante una reunión con los miembros de su partido en Túnez

Abdel Fattah Mourou, vicepresidente de Ennahda (Partido del Renacimiento de Túnez) y su candidato en las elecciones presidenciales del año pasado, anunció oficialmente su retiro de la formación y de la política activa.

Mourou, abogado de profesión que anteriormente ocupó el cargo de vicepresidente del Parlamento tunecino, dio a conocer su marcha de la política “definitivamente”, señalando que había “desgarrado el billete de la política”. Una situación que ahonda más en la brecha abierta en el seno de Ennahda, la principal formación islamista de la nación y agrupación política con graves divergencias en su seno ante la próxima celebración de la undécima conferencia del partido.  En un escenario en el que el partido ha visto cómo estos años ha ido perdiendo su hegemonía parlamentaria, sobre todo, a raíz del último proceso electoral. 

En manifestaciones vertidas en medios de comunicación del país norteafricano, Mourou indicó que había roto el “billete de la política" y que, a partir de este momento, no desempeñaría ningún cargo ni función dentro del llamado Partido del Renacimiento.  

La determinación de Mourou llega justo cuando se ha publicado un documento secreto, sacado a la luz por el medio Arabi21, distribuido entre dirigentes de Ennahda y que se titula ‘El Grupo de Unidad y Renovación’, en el que se insta a la celebración de la undécima conferencia de la agrupación política, a más tardar a finales de este año.

El texto subraya la destacada posición de Rached Ghannouchi, miembro fundador de Ennahda y presidente del mismo, y presidente de la Asamblea de Representantes del Pueblo de Túnez: “La importancia del papel del líder del movimiento, Sr. Rached Ghannouchi , se da en el acompañamiento activo de la nueva situación de liderazgo respecto a la undécima conferencia, al tiempo que se asegura de tener éxito en su misión al frente de la Asamblea Popular, y en su posición de liderazgo del país en el presente y en el futuro". El documento también solicita una rotación pacífica del liderazgo de Ennahda, lo que significaría no cambiar sus reglas para permitir que Ghannouchi renueve su Presidencia en la formación.

El presidente del partido islamista Ennahda, Rached Ghannouchi

“Este es un documento interno y consideramos que su contenido es un asunto interno. Lo rubriqué y no hablaremos con los medios sobre los detalles", confirmó Nour Eddine Arbaoui, encargado de Relaciones Políticas de Ennahda y uno de los firmantes del documento, en unas declaraciones recogidas por el medio Middle East Monitor. 

Ante la filtración de esta comunicación interna, Arbaoui manifestó que “quien filtró este asunto no quiere nada bueno para el grupo y quiere distorsionar su imagen” y que “este es un asunto legítimo dentro del grupo”, ya que están “buscando la unidad del movimiento”.

“El Sr. Ghannouchi está completamente al tanto del documento, a diferencia de los rumores de que está enojado por eso. El jefe del movimiento lo respeta y ha estado fuera durante más de dos meses, desde el 16 de marzo”, explicó Arbaoui.

En la misma líinea, el presidente del Consejo Consultivo de Ennahda, Abdel Karim Harouni , reseñó que “el documento es un asunto interno que no debe ser discutido en los medios de comunicación” y que “es por eso por lo que no se ha publicado, ya que es una contribución al diálogo dentro de Ennahda antes de la celebración de la undécima conferencia del movimiento”. “De hecho, está más cerca de una declaración de principios para proporcionar las condiciones para el éxito de la conferencia de una manera que promueva la unidad del movimiento, en el marco de respetar su ley básica y priorizar la conferencia y las reglas democráticas, para asegurar la celebración de la conferencia en 2020 y la rotación de liderazgo, al tiempo que define la posición y el papel que corresponde al líder del movimiento, el Sr. Rached Ghannouchi", aseveró Harouni.

Harouni también enfatizó que “el diálogo interno está abierto a diferentes opiniones, de modo que la conferencia sea la culminación del consenso dentro del movimiento y la necesidad de una renovación sustantiva, estructural y de liderazgo”, rechazando así la postura de “todos los que apuestan por dividir o confundir el movimiento al filtrar este documento”.

Todo esto llega en un momento de dudas dentro de Ennahda y de asuntos turbios vinculados al dirigente Rached Ghannouchi, cuya riqueza está bajo sospecha. Activistas tunecinos ya lanzaron una campaña para lograr la supervisión del patrimonio del mandatario de Ennahda. Se barajan muchas cifras sobre el dinero acumulado por Ghannouchi, pero medios como Al Ain News estiman una horquilla entre los 1.000 y los 8.000 millones de dólares, de dudoso origen. Una cifra que creció exponencialmente, según diversos medios, a raíz de su vuelta del exilio en 2011, cuando terminó la pasada dictadura de Zine al-Abidine Ben Ali. 

Abdel Fattah Mourou, izquierda, da la mano a Rached Ghannouchi, en el Parlamento de Túnez

Este planteamiento se une a los comentados vínculos que unen a Ghannouchi, escritor de profesión, con los Hermanos Musulmanes, grupo islamista radical de tendencia salafista (rama rígida y estricta del islam) que es considerado terrorista por varios países, como Estados Unidos o Egipto. 

Por el cauce de este tipo de formaciones llegan relevantes partidas de dinero, como en el caso tunecino, según diversos medios como Al Ain News. Así, el activista Mourad Nouri señaló que grandes sumas de monetarias han llegado a Túnez, principalmente desde Qatar y Turquía, para financiar la actividad precisamente de los Hermanos Musulmanes. La mayor parte de estas transacciones quedan disfrazadas como remesas enviadas para financiar organizaciones dedicadas a la caridad o a la enseñanza del Corán. Zubair al-Shahoudi, antiguo secretario general de los Hermanos Musulmanes en Túnez, acusó a Ghannouchi y a su familia de enriquecerse desviando este tipo de fondos. Las grandes transferencias de capital desde entidades de beneficencia constituyen un procedimiento típico de aquellos que se dedican a financiar a grupos islamistas. 

En este sentido, Qatar es un país sospechoso desde hace tiempo. Ya en 2017 países como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahréin impusieron un bloqueo diplomático y económico al país del Golfo al acusarle de apoyar el terrorismo transfronterizo, algo que ha sido negado por el país dirigido por el emir Tamim bin Hamad al-Thani. Este duro golpe financiero obligó al Estado qatarí a buscar otros socios en el plano internacional como Irán y Turquía para desarrollar su actividad comercial. 

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