La Facultad de Filología de la UCM acogió esta jornada de debate a la que asistieron los embajadores en España de Israel y Palestina

Acuerdos de Oslo: una conmemoración

PHOTO/ATALAYAR - La embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon

Son casi treinta años de aquella icónica imagen tomada en la Casa Blanca. El primer ministro israelí, Isaac Rabin, daba la mano a un sonriente líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, bajo el abrazo del intermediario Bill Clinton, presidente entonces de Estados Unidos. De esta imagen de 1996 se sacan muchas aristas. Los acuerdos, que presumían de llevar el nombre de la capital noruega, se firmaron en Washington, y la paz “justa, duradera e integral” que prometían tampoco llegó. De hecho, sucedió todo lo contrario. Los dos protagonistas de ese momento histórico fueron asesinados, aunque en el caso de Arafat fue una muerte bajo sospecha. 

Son casi treinta años de aquella imagen, y la pregunta que plantea el foro organizado por la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid es ¿Qué ha cambiado para Palestina e Israel desde los Acuerdos de Oslo? Los días 7 y 8 de febrero el paraninfo de la Facultad ha acogido un espacio intelectual para debatir la cuestión palestino israelí bajo el nombre de “Acuerdos de Oslo: una conmemoración”. 

Las palabras escogidas por los profesores organizadores del evento, David Villar Vegas y Jordan Spencer Jacobs, no son caprichosas porque los Acuerdos de Oslo fueron de todo salvo una celebración. “Oslo es un acuerdo marco y una ventana de esperanza, pero es un error tratarlos como un acuerdo de paz. No hay nada que celebrar”, defiende Hunsi Abdel Wahed, embajador de Palestina en España. 

Sin embargo, fueron unos acuerdos posibles, y lo fueron por el cambio de paradigma que se vivía en la escena internacional, el mismo que luego lo volvió imposible. “Recuerdo mi viaje a Cisjordania en 1995 como un escenario amable y posterior a los Acuerdos de Olso. La siguiente vez que estuve, ya en 2019, eran todo dificultades”, relata en la primera intervención Enrique Guerrero Salom, exdiputado al Parlamento Europeo por el PSOE y profesor titular del Departamento de Ciencia Política y de la Administración.

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La caída de la URSS, las transformaciones hacia la democracia e incluso el programa político de Clinton sobre el Mandate for change pudieron facilitar un escenario muy favorable para Oslo. La propia Conferencia de Paz de Madrid celebrada en el año 1991 fue el paso preliminar para los acuerdos. Un primer intento por parte de la comunidad internacional de empezar un proceso de paz entre Israel, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Siria, Líbano y Jordania.  

En palabras de la embajadora de Israel, Rodica Radian-Gordon, Madrid era sinónimo de que “había que hacer esfuerzos para llegar a acuerdos entre Israel y sus vecinos”. 

Sin embargo, los Acuerdos de Oslo prometían ser mucho más difíciles que cita en Madrid. La firma acordaba la división de Cisjordania y la Franja de Gaza en tres áreas, el reconocimiento de Israel de la OLP como representante del pueblo palestino, pero los temas más controvertidos – Jerusalén, las fronteras, los asentamientos – se dejaron sin resolver en unas conversaciones ya estancadas. Los puntos de inflexión fueron muchos. El asesinato de Rabin, la provocación de Ariel Sharon, la vista a la Explanada de las Mezquitas y el inicio de la Segunda Intifada fueron clave.

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“Ahí comienza el retroceso de todo. Esa misma derecha fundamentalista pocos años después asesinó a Arafat, el otro artífice de Oslo, con polonio, una sustancia radioactiva a la que pocos tienen acceso. Bush dio luz verde para eliminar a Arafat”. Afirma el embajador palestino. Hunsi Abdel Wahed lamentaba también la aparición de grupos como Hamás. “Es mi enemigo”, decía, “pero es también responsabilidad de Israel, no sólo de Palestina. Israel ha entregado la Franja a Hamás y no habló con la autoridad palestina”. 

Tanto Abdel Wahed como Radian-Gordon coincidieron en sus intervenciones – en días distintos – en que Hamás interrumpía los procesos para alcanza la paz. “Hamás no reconoce Israel ni los acuerdos firmados con Palestina. Hay conflicto de intereses entre ellos”, afirmaba la embajadora de Israel. El grupo islamista ganó las primeras elecciones parlamentarias en Palestina celebradas en 2006 y desde entonces los comicios es un tema conflicto para ambas partes. “La democracia es sólo para algunos. El pueblo palestino fue castigado por la victoria de Hamás, no sus diputados como debería. No defiendo a Hamás sino el voto de mi pueblo”, decía el embajador palestino. Sin embargo, para la embajadora el motivo por el que no se celebran elecciones es “porque los líderes palestinos tienen miedo de perder su poder”.

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Son casi treinta años de los Acuerdos de Oslo, la sensación de paz todavía queda lejos y no está distanciado de su contexto internacional. El propio Abdel Wahed comparaba la invasión de Ucrania con los colonos israelíes. “Al día siguiente de la invasión se aplicaron sanciones. Los ucranianos sí tienen derecho a la lucha armada, los palestinos no”. Pero la responsabilidad de que no sigan los acuerdos sigue siendo, para Radian Gordon, de los líderes palestinos, a quienes acusa de “estar más interesados en ganar apoyo internacional que a negociar, llegar a entendimientos y buscar solución”. 

El reconocimiento de Trump de Jersualén como capital de Israel llevó a Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, a suspender relaciones con Washington y a dejar de considerar Estados Unidos como único mediador en este conflicto. Una escena internacional que se aleja de aquella que concibió Oslo. 

La cuestión innegablemente difícil que subyace de cada una de las intervenciones es ¿siguen siendo los Acuerdos de Oslo un margen actual para negociar o hay que crear otros nuevos? “El futuro es inconcebible, pero hay más pesimismo que optimismo en Oriente Medio”, lamenta Rodica Radian-Gordon. Posiblemente sean los foros de debate de este tipo los que ayuden a ello, aunque, como este, se vean irrumpidos por manifestantes violentos a las puertas del propio paraninfo al grito de ¡asesinos! ante la presencia de la embajadora de Israel. “Esto es violencia”, comentan los jóvenes organizadores del evento. 

“Acuerdos de Olso: una conmemoración” ha sido un paso más para el deseo y el sueño de alcanza la paz entre Israel y Palestina. Una paz que se soñó hace 30 años. 

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