El clérigo chií ha mantenido los primeros contactos con otras formaciones políticas para la formación del Ejecutivo

Al Sadr asegura que el nuevo Gobierno iraquí estará libre de influencias externas

PHOTO/REUTERS - El clérigo chiíta iraquí Muqtada al-Sadr

Desde que la Comisión Electoral ratificó los resultados de las elecciones en Irak que otorgaban la victoria al Movimiento Sadarista, se abrió un nuevo capítulo en la política iraquí. Las apelaciones a los comicios del pasado 10 de octubre fueron desoídas por la comisión y los 73 escaños conseguidos por la formación liderada por Al Sadr le sirvieron para posicionarse como el ganador y, si todo sigue la tendencia que muestran los últimos movimientos, para formar un nuevo Gobierno. Este será, según dijo Al Sadr a través de su cuenta de Twitter, “un Gobierno de unidad nacional, ni oriental ni occidental”.

El clérigo se ha reunido ya con los líderes de diversas formaciones chiíes para tantear las posibilidades de formación del Ejecutivo. Uno de los primeros grupos con los que lo ha hecho ha sido precisamente contra uno que se mostró en contra de los resultados de las elecciones, el Marco de Coordinación Iraquí. La reunión con este grupo integrado por varios partidos chiíes contó con la presencia del líder paramilitar Hadi al-Ameri, que dirige el partido Al Fateh, y Qais Al Khazali, secretario general de Asaib Ahl Al Haq, respaldado por Irán, y Falih Al Fayyadh, jefe de la Comisión de Movilización Popular del Gobierno.

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A pesar de que busca el acuerdo con el resto de las formaciones debido a que sus 73 escaños se quedan lejos de los 165 necesarios para la mayoría absoluta en el parlamento compuesto por 329 diputados, existen importantes complicaciones. Muqtada Al Sadr no considera, al menos de momento, la posibilidad de formar un Gobierno de coalición. Su intención sería conseguir los apoyos suficientes para sacar adelante su investidura sin contar integrantes de otros partidos dentro del nuevo Ejecutivo. No obstante, no parece que las demás formaciones vayan a ponerlo fácil para complacer las exigencias del clérigo que considera que un Gobierno con varios partidos no favorecería “los intereses de los iraquíes”.

La influencia que ha tenido Irán – y seguirá teniendo hasta que el nuevo Gobierno marque una separación con Teherán, algo que aún está por ver – en la política iraquí es uno de los aspectos que Al Sadr quiere cambiar. Para ello, Muqtada Al Sadr podría acercarse a Taqadum (Partido del Progreso), grupo suní liderado por Mohamed al Halbusi, presidente del Parlamento, y el Partido Democrático del Kurdistán. Los 41 y 31 escaños que obtuvieron estas formaciones respectivamente harían un total de 145 con los del Movimiento Sadarista, dejando a tan sólo 20 escaños la mayoría absoluta, que podrían conseguirse gracias al apoyo de los independientes.

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Y es que hace tan sólo un mes algunos de los que ahora se reúnen con Al Sadr para negociar las condiciones de un posible apoyo a la candidatura del clérigo chií, atacaban de forma directa a la Comisión Electoral. Desde Al Fateh se aseguraba que “está claro y sin duda alguna que la Comisión Electoral ha preparado los resultados de las elecciones de antemano, a expensas de la voluntad del pueblo iraquí”. Aunque todo podría cambiar si Muqtada Al Sadr consigue cumplir con al menos una parte de las demandas de los liderados por Hadi al-Ameri y conseguir de esta forma construir un nuevo Gobierno que abra definitivamente el cambio que lleva años demandando el pueblo iraquí lejos de la injerencia iraní.
 

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