El Pentágono dispone de medios para defender los intereses norteamericanos en el espacio frente a cualquier forma de acto hostil

Alarma en Washington por el disparo de un misil anti-satélite ruso

PHOTO/Space Order - Las pruebas reales para comprobar los efectos de los misiles ASAT generan miles de fragmentos que representan una seria amenaza para el resto de satélites en órbita

Estados Unidos ha reaccionado con alarma ante el disparo al espacio de un potente misil anti-satélite de las Fuerzas Estratégicas de Misiles de Rusia, una amenaza “real, grave y creciente” para los sistemas espaciales militares y comerciales de Estados Unidos y sus aliados. El lanzamiento del proyectil ruso tuvo lugar desde una plataforma móvil emplazada en la zona militar del cosmódromo de Plesetsk, situado a 1.000 kilómetros al norte de Moscú. El día elegido fue el 15 de abril, fecha en que las Fuerzas Armadas de la Federación celebran el “Día del especialista en guerra electrónica”.

La puesta en el aire del misil ASAT ‒acrónimo de Anti-SATellite‒ fue detectada por los satélites espía norteamericanos y su trayectoria de vuelo seguida en todo momento por los sistemas radar y de observación terrestres y espaciales de la Fuerza Espacial de Estados Unidos, la organización establecida por Donald Trump el 20 de diciembre de 2019 para proteger las infraestructuras norteamericanos y aliadas en el espacio y proporcionar inteligencia y comunicaciones a sus Fuerzas Armadas. 

El Comandante en Jefe de la Fuerza Espacial, el teniente general John Raymond, asegura que el disparo “es una demostración de las hipócritas propuestas de Rusia para el control de armas en el espacio ultraterrestre”

La reacción de la administración Trump no se ha hecho esperar. Un comunicado oficial del Comandante en Jefe de la Fuerza Espacial, el teniente general John Raymond, arremete contra el Kremlin y señala que el disparo “es una demostración más de las hipócritas propuestas de Rusia para el control de armamento en el espacio ultraterrestre” que, en su opinión, lo que pretenden es “restringir las capacidades de los Estados Unidos, mientras ellos no tienen intención de detener sus programas de armas contra espaciales”. 

La airada respuesta del Pentágono ha sorprendido al ministerio de defensa de la Federación de Rusia que encabeza el general Serguéi Shoigú. Las autoridades militares de Moscú aseguran que sus lanzamientos de misiles “están planificados con mucha antelación” y que informaron por vía oficial a Washington, para evitar la activación del sistema norteamericano contra ataques de misiles balísticos.

Los analistas del Pentágono consideran que la nueva versión del A-235 Nudol es capaz de superar los 1.000 kilómetros de altura
Misiles capaces de alcanzar satélites en órbita a 1.000 kilómetros de altura

El despegue del misil ruso codificado A-235 Nudol se produjo el pasado 15 de abril, a las 18:00 hora de Moscú ‒las 17:00, hora peninsular española‒, pero no impactó contra ningún satélite porque se trataba de un disparo de prueba. Según fuentes rusas cercanas al ministerio Federal de Defensa, al tratarse de un ensayo, incorporaba una cabeza de guerra simulada, que de forma premeditada no impactó ni explotó contra ningún objeto en el espacio durante su etapa de ascenso, por lo que continuó su vuelo, describió una trayectoria balística de descenso y reentró en la atmosfera terrestre. Finalmente, cayó en las aguas del mar de Laptev, en el Océano Ártico, al norte de Siberia, a más de 3.600 kilómetros del cosmódromo desde el que había despegado unos 17 minutos antes.

Los analistas militares del Pentágono consideran que el disparo obedece a pruebas de una nueva versión del A-235 Nudol, capaz de superar los 1.000 kilómetros de altura, con lo que está capacitado para destruir cualquier tipo de plataformas colocadas en la órbita terrestre baja o LEO (Low Earth Orbit).

- El disparo del misil A-235 Nudol fue detectada por los satélites espía norteamericanos y su trayectoria de vuelo seguida en todo momento por los sistemas radar y de observación terrestres y espaciales de la Fuerza Espacial de Estados Unidos

La órbita LEO es la comprendida entre la atmósfera y el cinturón de radiación de Van Allen. Sus límites no están rígidamente definidos, pero se admite que abarca desde los 160 kilómetros sobre la superficie de la Tierra hasta los 2.000 kilómetros. En esa zona el retardo en las transmisiones de ida y vuelta ‒denominado latencia‒ es muy pequeño, del orden de los 32 milisegundos. En ella se encuentran la mayor parte de los satélites espía, ingenios de observación comerciales y científicos, los de navegación y posicionamiento (GPS y otros), los mini y micro satélites e incluso la Estación Espacial Internacional con tres astronautas a bordo.

El A-235 Nudol es un avanzado misil supersónico que puede albergar en su ojiva una carga nuclear o bien una gran cantidad de explosivo. Sus principales prestaciones son secretas, aunque los cálculos efectuados por los analistas norteamericanos le asignan una velocidad máxima de ascenso del orden de los 3 kilómetros por segundo.

La Estación Espacial Internacional también se encuentra en órbita baja, a menos de 400 kilómetros de altura de la superficie terrestre, con tres astronautas a bordo
Un selecto club con tan solo cuatro socios

Las armas anti-satélite cinéticas de ascenso directo son uno de los campos de la tecnología militar en el que compiten Estados Unidos, Rusia, China e India con mayor saña. Hay que tener en cuenta que los cuatro países dependen de sus sistemas de navegación y posicionamiento para apuntar sus sistemas de armas terrestres, navales y aéreos y hacer blanco con la máxima precisión. 

Las pruebas reales para comprobar los efectos de los ASAT en órbita tienen consecuencias muy negativas para el conjunto de la comunidad internacional. La explosión genera miles de fragmentos ‒la conocida basura espacial‒ que representan una seria amenaza para el resto de satélites en órbita.

India se convirtió en marzo de 2019 en la cuarta potencia en poseer capacidad ASAT, tras impactar un misil anti-satélite Prithvi contra el Microsat-R situado a 283 kilómetros de altura

Estados Unidos y Rusia son las potencias que durante la Guerra Fría se volcaron en el desarrollo de armas contra satélites disparadas desde tierra. China sorprendió el 11 de junio 2007 a Washington y Moscú y se sumó al pequeño club de países con capacidad ASAT tras disparar con éxito un misil SC-19 y destruir su viejo satélite meteorológico Fengyung FY-1C, situado a unos 865 kilómetros de altura. 

India se convirtió el 27 de marzo de 2019 en la cuarta potencia en mostrar su capacidad para atacar desde tierra ingenios espaciales en órbita. La demostración consistió en el disparo de misil de largo alcance en versión anti-satélite bautizado Prithvi. La víctima fue el satélite indio Microsat-R, situado a una altura de 283 kilómetros. 

A menos de 2.000 kilómetros de altura  se encuentran la mayor parte de los satélites espía, ingenios de observación comerciales y científicos, los de navegación y posicionamiento (GPS, GLONASS ruso), los mini y micro satélites

Washington y Moscú también llevan a cabo pruebas con sus sistemas ASAT. En febrero de 2008, Estados Unidos destruyó un satélite espía radar averiado. La misión le fue asignada al crucero de guerra USS Lake Erie (CG-70), que utilizó la versión modificada y más potente del misil RIM-161 Standard Missile 3 (SM-3).

El primer ASAT ruso del que se tiene constancia que fue un éxito se disparó en noviembre de 2015 y también fue un misil A-235 Nudol. Desde entonces se han llevado a cabo un total de seis diferentes lanzamientos desde el cosmódromo de Plesetsk contra satélites rusos en órbitas LEO no operativos.

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