Angela Merkel se despide tras 16 años de transformación alemana
El Ministerio de Defensa ha sido el lugar elegido para la despedida de una de las mujeres más influyentes de la historia reciente en Europa. Angela Merkel, acompañada de 200 invitados – un número muy reducido por petición de la propia canciller saliente – se ha despedido de su cargo al frente del país líder en el continente europeo. Estuvo acompañada por la que fuera una de las mujeres más cercanas durante su etapa al frente de la cancillería, como Annegret Kramp Karrenbauer, a quien precisamente designó como su sucesora en un intento fallido de dejarle el testigo al frente de Alemania.
“Nuestra democracia se nutre de la capacidad de examinarse críticamente y corregirse a uno mismo. Vive de la solidaridad y la confianza, además también de la confianza en los hechos y del hecho de que allí donde se niega el conocimiento científico, se difunden las teorías de la conspiración y la agitación”, decía Merkel durante su discurso de despedida. Añadía que “la democracia también vive de que allí donde el odio y la violencia se utilizan como medios legítimos para los propios intereses, nuestra tolerancia como demócratas encuentre su límite”, en un último llamamiento a la lucha contra aquellos enfrentan la democracia con hostigamiento y agresiones.
La despedida de Angela Merkel estuvo a cargo del Ejército alemán en un emotivo acto en el que sonaron tres piezas elegidas por la canciller ‘Großer Gott, wir loben Dich’ (Santo Dios, alabamos tu nombre), ‘Olvidaste la película de color’, ‘Debería llover rosas sobre mí’. Merkel, emocionada durante el que ha sido el acto más relevante de reconocimiento de la Fuerzas Armadas de su país, quiso despedirse definitivamente de la sociedad alemana con un deseo de “alegría del corazón” en un momento que sigue siendo muy complicado para toda Europa debido a la irrupción de la nueva variante de la COVID-19 que vuelve a encender las alarmas sanitarias en todo el mundo.
Angela Merkel abandona la cancillería tras 16 años que dejan un legado difícilmente igualable. La líder alemana abandonó el Ministerio de Defensa con la mirada de una mujer que sabe que ha llevado a su país al primer plano de la política internacional. La sensación del trabajo bien hecho primaría en cualquiera que abandonase su puesto tras dirigir un país de la manera que Merkel lo ha hecho estos más de tres lustros. Sin embargo, la autoexigencia de la canciller le hace recordar que “los 16 años como canciller fueron agitados y, a menudo, muy desafiantes”, y decía que le desafiaron “política y personalmente”.
La lista de logros conseguidos estos 16 años ocuparía innumerables páginas. Son tantos los aspectos en los que Alemania ha crecido de la mano de la canciller saliente que es complicado destacar algunos, pero que no sea por no intentarlo. Cuando Merkel llegó al poder, el paro estaba situado en el 13%. Ahora, pandemia mediante, la dirigente germana abandona su puesto con un 6,3% de paro, habiendo reducido más de la mitad la cifra de desempleo. Es más, la mayor parte del territorio alemán cuenta con pleno empleo técnico, siendo el este del país el que más sufre el paro.
El Pacto de Estabilidad había sido incumplido por Alemania con un déficit público que superaba el 3%. Una legislatura fue suficiente para revertir la situación y alcanzar el déficit 0 para impulsar la economía hasta rozar el 2% de superávit en los próximos años. El liderazgo europeo junto con el impulso de la esperanza de vida o el crecimiento del PIB per cápita son algunos de los muchísimos objetivos que Angela Merkel convirtió en realidad. 40.490 euros marcan ahora el PIB per cápita en Alemania, casi 6.000 más que a su llegada a la Cancillería en el año 2005, cuando la esperanza de vida era de 79 años, dos menos que los 81 que reflejan ahora los indicadores.
Y así continuaría una lista interminable de logros que han impulsado a Alemania al liderazgo regional. Lo que es inevitable, aun en casos como el de la canciller que ha marcado la historia europea, es tener alguna espinita clavada, algo que siempre se podría haber hecho mejor. Para Merkel, son las energías renovables. Y no porque no haya trabajado en ese aspecto, nada más lejos de la realidad. Las energías verdes han aumentado del 10 al 40% en los últimos 16 años, pero, una vez más, la exigencia que la canciller siempre se ha impuesto, le hace reprocharse a sí misma una acción más lenta de lo que el mundo hubiese requerido.
La semana que viene se pondrá fin de forma oficial a la etapa de Merkel al frente de Alemania. Olaf Scholz será el relevo al frente de un Gobierno de coalición que se ve frente a un listón quizá demasiado alto para cualquier Ejecutivo que se postulase tras la salida de Merkel. La canciller abandona la política no sin antes recibir el Premio de Conveniencia Manuel Broseta por los valores humanos mostrados durante estos 16 años y su impulso al proyecto europeo. El broche de oro para una etapa que se cierra con Alemania siendo la potencia que Angela Merkel trabajó para construir.
