El presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles ha destacado la importancia estratégica de África Subsahariana

Antonio Bonet: “El Brexit va a tener un fuerte impacto en las exportaciones españolas”

Antonio Bonet president of the Spanish Exporters and Investors Club

La pandemia del coronavirus ha tenido un fuerte impacto en el comercio internacional que ya venía decreciendo levemente desde mediados de 2018. La Organización Mundial del Comercio (OMC) prevé que el comercio mundial de mercancías se desplome entre un 13% y un 32% en 2020 debido a este patógeno. Los economistas de este organismo creen que es probable que el descenso supere la caída del comercio provocada por la crisis financiera mundial de 2008-2009. Antonio Bonet, miembro fundador del Club de Exportadores e Inversores Españoles y vicepresidente entre 2003 y 2017 de esta institución, considera que para superar esta crisis habría que apostar por una serie de reformas estructurales a medio y largo plazo. No obstante, Bonet, licenciado en Ciencias Empresariales por la Universidad de Sevilla y máster en Economía y Finanzas por el Massachusetts Institute of Technology, ha destacado en una entrevista con Atalayar la importancia estratégica de regiones como África Subsahariana. 

El Club de Exportadores e Inversores ha reclamado en las últimas semanas la adopción de reformas económicas estructurales que reactiven la competitividad internacional de las empresas españolas, ¿qué impacto ha tenido esta petición? 
A lo largo de las últimas semanas hemos tenido varias reuniones virtuales con representantes de los ministerios de Industria y Comercio, Asuntos Exteriores o Economía, entre otros, para analizar la situación actual. Todos nos han escuchado con atención y consideran que esta propuesta es muy interesante. 

Una de las medidas que reclamábamos desde el comienzo de esta campaña era mejorar las campañas de imagen de nuestro país en el exterior, ya que la marca España se ha deteriorado o, al menos, es lo que percibían algunas empresas exportadoras. En las últimas semanas se han empezado a hacer nuevamente campañas de España fuera de nuestras fronteras. Esta medida es necesaria para mantener con vida a las empresas, por lo que consideramos que era fundamental incluirlo en este decálogo. 

¿Cómo valora la actuación del Gobierno ante la pandemia del coronavirus? 
Considero que el Ejecutivo español ha tomado las medidas adecuadas: ERTES o líneas de crédito ICO, entre otras. ¿Qué ocurre? Que para el sector exterior esto no es suficiente por varias razones. Una de ellas es porque en la actual crisis hay elementos muy diferenciales como, por ejemplo, la limitación de movilidad que ha tenido un fuerte impacto en el turismo. Este sector supone el 16% de la exportación española de bienes y servicios. Esta cantidad es una barbaridad. Estamos hablando de 70.000 millones de euros, tan solo en ingresos de turistas extranjeros. Esto ha desaparecido casi en su totalidad. Y no solo eso, sino que el año que viene probablemente no consigamos volver a recuperar los niveles previos. 

¿Qué otras características especiales tienen esta crisis? 
Además de los elementos diferenciales mencionados previamente hay que tener en cuenta que estamos en unos mercados internacionales en recesión. En este escenario cabe destacar que el PIB mundial, es decir, el crecimiento de la economía mundial va por delante del crecimiento del comercio exterior mundial. Este hecho significa en la práctica que el tamaño del mercado se reduce en términos relativos, por lo que se genera más competencia. 

Este aumento de la competencia está provocado porque, por un lado, los que ya estaban exportando tienen que competir por un mercado más reducido y porque, por otro, como consecuencia de la crisis, los países y empresas que están vendiendo menos en sus propios estados están apostando por los mercados extranjeros. Este doble aumento de la competencia se produce en un momento decisivo y justo cuando la estructura y la competitividad de nuestro sector exterior ya estaba dando muestras de agotamiento.  

¿En qué se traducen estas muestras de agotamiento? 
Por ejemplo, el crecimiento de las exportaciones españolas en el 2019 se situó en torno a un 1,7 %, menos que el crecimiento de las exportaciones de la Unión Europea. En el 2018 fue un 2,9%, también por debajo de la media de la UE.  Es decir, se batieron récords, pero estamos dándonos cuenta de que el modelo se está agotando por varias razones. En primer lugar, hay un problema de competitividad. La productividad en España está estancada desde hace mucho tiempo. El número de empresas exportadoras regulares sigue creciendo, pero son 53.000, sobre un total de más de tres millones de empresas. Eso no es nada. Pero es que incluso si comparamos el número de exportadores regulares con el número de empresas que se aventuran a hacer algo en el exterior, como alguna operación puntual, este sitúa en 230.000. De ellos, únicamente 53.000 han repetido. Es decir, tan solo una cuarta parte.  Tenemos pocos exportadores y una estructura geográfica de nuestra exportación que está muy centrada en la Unión Europea (el 66 %). Esto último está muy bien porque son mercados ricos que tienen capacidad de consumo, son estables, pero crecen muy poco. En cambio, en los mercados que más crecimiento hay en estos momentos como Asia o África nuestra exportación es muy pequeña, por lo cual la diversificación geográfica de nuestras exportaciones no es la más adecuada. 

¿Y en cuanto a la composición sectorial? 
La composición sectorial tampoco es la más conveniente para una pandemia como la que estamos sufriendo, tal y como lo demuestra la dependencia del 16 % del turismo mencionada anteriormente, o de bienes de equipo que son el 20 % de la exportación de bienes. Estos sectores son muy procíclicos: cuando hay incertidumbre o recesión, las empresas no invierten y, además, los consumidores también retraen el consumo. Además, tenemos una composición de sofisticación de nuestras exportaciones bastante reducida, ya que competimos mucho por precio.  Entonces ese es el panorama. ¿Qué ocurre? Que cambiar eso a corto plazo es muy difícil. 

Antonio Bonet presidente Club de Exportadores e Inversores Españoles

¿Qué habría que hacer entonces? 
En primer lugar, hay que poner en marcha una serie de reformas estructurales. Y este tipo de medidas o más bien sus resultados no se van a ver a corto y medio plazo. El Gobierno no ha puesto en marcha esas medidas de reformas estructurales que reclamamos desde el Club de Exportadores desde hace tiempo. Y eso es lo que falta. Son medidas que no afectan únicamente al comercio exterior, a la internacionalización, sino que tienen un fuerte impacto en el sistema económico y que requieren medidas mucho más transversales como repensar el tamaño medio de las pymes, ya que una empresa muy pequeña no tiene capacidad para exportar. 

Además, también es importante adaptar el sistema educativo a las necesidades del mercado y a las tendencias futuras. Aun así, no se ha encontrado la manera de hacer una reforma educativa en condiciones y esto es algo que se viene diciendo desde hace muchísimo tiempo. En definitiva, creemos que desde las instituciones se nos escucha y apoya, pero aún así este hecho no se traduce de verdad en las reformas que hacen falta en este país. 

En el caso de que no se adopten estas reformas estructurales ¿qué consecuencias podemos prever a corto y medio plazo? 
Pues a corto y medio plazo, la principal consecuencia es una recesión como la que ya tenemos, acompañada de pérdida de empleo. No obstante, en el caso de seguir en este camino, ya no serán expedientes de regulación temporal, sino que estos se convertirán en despidos. Esta situación es un círculo vicioso. Estamos en un momento donde es necesario aumentar el gasto corriente público e invertirlo en ayudas para el desempleo o para los necesitados. 

¿Cómo se puede financiar ese aumento de gasto? La UE va a ayudar, pero las ayudas no son permanentes ni eternas. ¿Queremos pasarles el marrón a nuestros hijos? ¿Quién va a pagar eso? En tiempos de crisis económica si no se adoptan las medidas adecuadas para salir de la crisis, está se convierte en una pelota de nieve. En nuestro país a corto plazo, esta situación se va a traducir en mayor desempleo y menos impuestos, así como en la reducción del número de empresas. Todo ello se produce en un entorno mundial complejo, en donde hay mucha competencia, por lo que el pronóstico es negativo.  

¿Entonces haría falta cambiar muchos conceptos? ¿Considera que haría falta un gran consenso de todos los grandes partidos políticos para poder llevar todas esas reformas a cabo? 
Estamos en circunstancias excepcionales. Esta crisis es más complicada a la que hemos sufrido en 2008 o durante la transición. En circunstancias muy excepcionales lo que hace falta es que haya un consenso nacional para sacar adelante el país, hacer las reformas como las que se hicieron en los Pactos de la Moncloa. Las circunstancias son diferentes, por lo que el tipo de acuerdo y el tipo de pacto tendrá que ser distinto, pero me parece fundamental que haya esos consensos a nivel nacional. ¿Es fácil alcanzarlos? Estamos viendo que no, porque no se consigue.  

Las declaraciones que han hecho algunos miembros del Gobierno sobre que hay que subir los impuestos no son las más adecuadas en circunstancias como las actuales, ya que tendrán un efecto contraproducente para el desarrollo económico o la salida de la crisis. Todos los países del mundo están bajando impuestos, aquí no se han subido, pero sí que hay declaraciones del Gobierno que dicen que podría ocurrir. Y esto no genera el ambiente de confianza para que haya inversiones. Cuando en la realidad necesitamos todo lo contrario. Las empresas necesitan invertir para salir de la crisis. Si la incertidumbre es grande será más complicado. 

Antonio Bonet presidente Club de Exportadores e Inversores Españoles

¿Qué oportunidades y retos ve en la inversión una vez que pase la pandemia, sobre todo de cara a los mercados de África Subsahariana? 
Hay oportunidades y tenemos la suerte de estar en la Unión Europea. El bloque comunitario ha prometido 140.000 millones de euros, que podrían servir para financiar montones de inversiones que, a su vez, facilitarían el cambio de modelo económico y la transición a una nueva economía. 

En el caso de África, las empresas españolas son líderes en diversos sectores en los cuales hay y habrá mucha demanda. Hay serios problemas en África con el tema energético, no tienen suficiente energía y las empresas españolas son líderes en renovables. Lo mismo ocurre con las compañías que trabajan en el sector del agua y saneamiento o en el turismo. Hay muchos subsectores como infraestructuras, transporte, comunicaciones donde nuestras empresas tienen potencial para actuar.

El informe “Inversión empresarial española en África subsahariana” destacaba el papel de Marruecos en las inversiones españolas. ¿Cómo surgió la idea de hacer este documento? 
Este informe es un estudio que puso en marcha el Club de Exportadores para concienciar a las empresas y a la sociedad de la relevancia de los mercados africanos. Esta iniciativa fue presentada al Ministerio de Asuntos Exteriores que se ofreció a apoyar el proyecto. Una de las cosas que hicimos fue realizar una investigación sobre el potencial de la inversión española o lo que podría ser la inversión española empresarial en África Subsahariana. 

Los encargados de hacer este proyecto fueron unos profesores de la Universidad Autónoma que forman parte de una red europea de diferentes universidades que trabajan sobre temas económicos africanos. Ellos fueron los que nos hicieron reflexionar sobre la importancia estratégica de Marruecos. De hecho, ahora con restricciones de movilidad la situación ha cambiado. Sin embargo, antes las conexiones aéreas de Marruecos con muchos países africanos eran superiores a las que hay desde España. La presencia de bancos marroquíes en muchos países de África Subsahariana también es superior a la que tienen bancos españoles en estos países. Marruecos, además, es un país donde hay mucha inversión española. Tenemos muy buenas relaciones y esta puede ser una forma para ayudar a entrar en África Subsahariana. Las empresas españolas deben tener libertad y alternativas para poder invertir. 

¿Cuentan las empresas con el apoyo de instituciones oficiales españolas? 
Las exportaciones españolas tanto a Marruecos como a otros países de África Subsahariana sí cuentan con apoyo oficial español, de instituciones como ICEX. Si son desde Marruecos hacia España es el propio Marruecos el que apoya, cuando puede ya que el reino alauita no tiene las mismas estructuras de apoyo a la exportación que tiene España. 

Además de esa ausencia de estructuras ¿qué otras barreras encuentran los inversores españoles a la hora de invertir? 
Fundamentalmente desconocimiento, es decir, son países en donde la presencia española es muy escasa. Cuando se desconocen las características de estos estados es más complicado ya que no se tienen los contactos, ni se conocen las restricciones legales u operativas para actuar. Este es el principal problema. En América Latina se empezó a invertir por proximidad, principalmente lingüística, ya que hablamos el mismo idioma, así como por que los regímenes jurídicos son más o menos parecidos. No nos olvidemos de que casi todas las legislaciones latinoamericanas están basadas en la española. Han cambiado obviamente y cada una tiene sus peculiaridades, pero hay mucha afinidad. Después fue la Unión Europea, ya que es un mercado único y al estar dentro de este organismo era más sencillo iniciar relaciones comerciales. Falta lo que los economistas llamamos las economías de aglomeración, es decir, en la medida en la que hay muchos agentes económicos anclados en un lugar, esto atrae a más agentes económicos.  Pues con la inversión española tanto en África Subsahariana como en China ocurre lo mismo. 

Antonio Bonet presidente Club de Exportadores e Inversores Españoles

¿Cree que este cambio se debe a una transformación en la mentalidad del empresario español? 
Ha habido un cambio estructural importantísimo en España, precisamente en la progresiva internacionalización.  Antes de la crisis financiera, el sector exterior suponía el 22 % del producto interior bruto. El año pasado, esta cifra ascendió hasta el 35%. Esto es un cambio estructural importantísimo que tiene dos manifestaciones importantes: la primera es que tradicionalmente lo que hacían las empresas españolas era exportar cuando el mercado español no funcionaba correctamente. 

Los cambios de mentalidad son siempre complicados y lentos. La apuesta por la internacionalización es una apuesta definitiva. Las empresas que están exportando lo tienen clarísimo y saben que no pueden decir “pues ahora que hay crisis en España me voy fuera y cuando no haya crisis en España, abandono las inversiones que tuve que hacer para exportar”. En segundo lugar, las empresas están cada vez más concienciadas de que si no salen y compiten en el extranjero, su capacidad de crecimiento y supervivencia va a estar muy limitada. La prueba de esto es el número de empresas exportadoras que ha crecido muchísimo, aunque siga siendo muy bajo. 

¿Qué papel han jugado las nuevas tecnologías y la consecuente revolución digital en este proceso? 
Indudablemente la transformación digital nos ha afectado a todos y muchas empresas se han tenido que adaptar. Y esto no es simplemente vender en Amazon o en plataformas de comercio online, sino que se han abierto oportunidades de las que se están aprovechando muchas empresas para utilizar las nuevas tecnologías, por ejemplo, en la exportación de servicios no turísticos, de consultoría, ingeniería, etc. Esta situación ha llevado a muchas compañías de tamaño mediano a exportar. ¿Cómo están exportando y por qué están exportando? Porque pueden hacerlo gracias a las nuevas tecnologías. Ahora se pueden hacer estudios, diseños y enviarlos por Internet y contactar con posibles clientes a través de la red. Al final hay que adaptarse a las nuevas tecnologías

¿Qué sectores de inversión son prioritarios para las empresas españolas? 
Para España es prioritario todo aquello que genere riqueza. Al final tienen que ser las empresas las que decidan si salen al extranjero o no. Yo creo que las empresas son lo suficientemente maduras y tienen la experiencia para ser ellas las que decidan qué quieren hacer, cómo lo quieren hacer, cómo quieren invertir, etc. El Estado lo que tiene que hacer es facilitar este proceso, pero son las empresas las que tienen que decidir qué les resulta prioritario dentro de su estrategia. Otra cosa es en qué sectores puede haber más oportunidades. En África Subsahariana cada país tiene sus peculiaridades. No es lo mismo Sudáfrica que Sudán del Sur. El mínimo común denominador es que todos los países tienen problemas y necesidades insatisfechas en temas energéticos, en temas de agua, en temas de infraestructuras sociales, de saneamiento, de movilidad y transporte. 

La incertidumbre provocada por la COVID-19 ha provocado que las empresas se muestren más preocupadas a la hora de invertir. Desde el Club de Exportadores, ¿qué recomendaciones les darían? 
Lo primero es tener claro la capacidad de la empresa. Uno de los principales obstáculos a la internacionalización es el miedo a fracasar en la misma. Cuando las empresas no ponen los suficientes recursos para poder triunfar en su proceso de internacionalización, lo normal es que fracasen. Y un fracaso supone un gran desincentivo para que lo vuelvan a intentar. Por ello hay que elegir muy bien qué productos o servicios y en qué mercados queremos triunfar. 

En comparación con otros países europeos, ¿nos falta confiar más en nosotros mismos o en un mejor diseño para poder vender mejor? 
Aquí hay varias cosas. Por una parte, dentro del mismo sector en España hay empresas que lo están haciendo muy bien y triunfan y otras que lo están haciendo mal y les va muy mal. ¿Es un problema de que en España no sabemos vender bien? Considero que este tema está muy relacionado con la calidad de la gestión empresarial y de las empresas. Eso ocurre en vinos, juguetes, textil, moda, es decir, en montones de sectores. Es un tema muy directamente relacionado con la empresa y con el tamaño de esta y los recursos que puede destinar. 

Por otro lado, hay también temas de imagen. Por ejemplo, en Estados Unidos el aceite de oliva italiano está súper consolidado. La percepción de muchos consumidores norteamericanos es que el aceite de oliva italiano es el bueno, pero da la casualidad de que una parte muy importante de este aceite de oliva italiano se produce en España y se exporta a granel a Italia. Es decir, que también hay problemas de imagen. Algo similar sucede con Alemania y la percepción de que su maquinaria es muy buena, cuando en España el 20 % de las exportaciones son bienes de equipo. Con lo cual la imagen del país es muy importante. Por ello serán importantes las campañas de imagen, pero no solo campañas para decir “Spain is beautiful”. El cambio de percepciones de los consumidores o los compradores no se cambia de la noche a la mañana. Tiene que ser un esfuerzo sostenido con el paso del tiempo. El efecto de campañas negativas es demoledor. 

Antonio Bonet presidente Club de Exportadores e Inversores Españoles

El próximo 3 de noviembre tendrán lugar las elecciones de Estados Unidos. ¿Qué opinan desde el Club de Exportadores?  ¿Trump o Biden? 
Como organización, el Club de Exportadores no debe de pronunciarse ni tomar partido por una persona o por otra. Por lo que si tenemos que tomar partido es por las políticas. Y en España, a las empresas lo que nos interesa es que haya un sistema de comercio exterior global donde se respeten las reglas del juego, que la OMC funcione y no esté paralizada, que las políticas que se adopten en EE. UU. de comercio exterior no sean como un juego de suma cero, es decir, lo que tú ganas es lo que yo pierdo. Lo que tiene que ocurrir es que todo sea bueno para todos. En el Club de Exportadores lo que nos interesa es que se negocie y se firme un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea. Entonces desde esta organización no opinamos si debe ser Trump o Biden, lo que sí creemos es que hay determinados programas políticos que nos vienen bien y nos van a beneficiar y otros que no. 

¿En el caso de China, la pandemia nos ha enseñado que una desindustrialización es muy perjudicial para los intereses de España y de Europa? 
Está claro que en España la participación de la industria en el PIB es muy escasa e insuficiente. Deberíamos tener más industria. Eso es bueno, para la riqueza y autonomía del país y para evitar situaciones como las que se han producido ahora. En un marco más general, lo que hay es una guerra entre comillas por la supremacía económica mundial y lo que está claro es que todos los gobiernos occidentales esperaban que a medida que China fuera creciendo y fuera siendo más rica, el país iría adoptando políticas más liberales y parecidas a las que tenemos en los países democráticos occidentales. Y al final no está siendo así. China para algunos temas está utilizando las reglas de juego muy a su favor y no de la misma forma más aséptica y neutra como lo hacen otros países. Temas como respeto a la propiedad intelectual, de apoyo a concesión de subvenciones a sectores que no están permitidos por el OMC, el estatus que se ha dado a este país. En la OMC, China tiene estatus de país en vías de desarrollo. Eso le da una serie de privilegios. ¿Cómo puede ser un país en vías de desarrollo cuando está a la cabeza de la producción en montones de sectores? Hay un trasfondo de temas que hay que repensar. Todos los países de la OCDE estamos sometidos a unas reglas de juego que limitan lo que es la competencia financiera. China no es miembro de la OCDE y no actúa siguiendo estos criterios que los demás países sí lo hacemos. 

Y en el caso del Brexit ¿hasta qué punto las exportaciones españolas podrían verse afectadas? 
Es nuestro quinto cliente para exportación de bienes. El Brexit obviamente nos va a afectar. Es el segundo destino de la inversión española en el exterior y el principal emisor de turistas que vienen a España. No nos interesa un Brexit duro, ni a nosotros ni al Reino Unido. Hay muchos temas que valorar, pero en principio no podemos ceder a posibles chantajes del Gobierno de Londres, ya que existen una serie de cuestiones importantes para España y la UE que no podemos decir que sí por la amenaza de un Brexit duro. 
 

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