El think tank Carnegie Center denuncia un excesivo control de los militares en la política de Argelia

Argelia: el presidente Tebboune sin poder frente al Ejército argelino

Analistas del Carnegie Middle East Center coinciden en la conclusión de sus análisis sobre la transición del poder argelino en 2019 y el fin de la era de Abdelaziz Bouteflika. El presidente del país norteafricano no consigue mantener a raya al estamento militar de la misma forma que lo consiguió su predecesor al término de la devastadora “Década Negra”.

“Desde que el general Ahmad Gaid Salah violó la constitución y transfirió los servicios de Inteligencia a las fuerzas armadas, Tebboune no cuenta con los recursos para hacer presión sobre los líderes militares”, resume el analista Belkacem Elguetta para el Carnegie Middle East Center.

De acuerdo con Elguetta, previo a la llegada al poder de Tebboune, los dossiers de inteligencia que implicaban a altos mandos de las fuerzas armadas en los peores episodios de la guerra civil argelina eran usados contra los militares por parte del poder político. Estos métodos de presión ya habrían caducado y no serían posibles de emplear por la presidencia argelina.

En Argelia, el Ejército sería aún el primer y principal poder, por delante del político, de acuerdo con los analistas del Carnegie. La independencia de Argelia frente a Francia, un logro conseguido a través de las armas le daría aún en hoy en día réditos y legitimidad a las fuerzas armadas.

encuenta confianza de los argelino en el ejército

De acuerdo con las encuestas de Arab Index Survey, elaborado por el Arab Center for Research and Policy Studies de Doha, las Fuerzas Armadas argelinas tienen un nivel de confianza positivo por parte de la población, que fue creciendo en los años de ocaso de Bouteflika. Si en 2011, un 61% de los encuestados afirmó confiar en el Ejército Nacional Popular de Argelia (ENPA), la misma respuesta fue respaldada por un 87% en la encuesta para 2019/2020. Es la institución del Estado mejor valorada.

Medios como Al-arab ejemplifican la vuelta al poder de las fuerzas armadas con el nuevo día festivo en Argelia, dedicado al reconocimiento de los ejércitos. El 4 de agosto pasó a ser la fecha dedicada a tal motivo desde enero de 2022, por decreto de Tebboune, si bien fuentes locales apuntan a la mano de los militares como real instigadora de este cambio.

Durante la nueva festividad, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Saíd Chengriha, aprovechó para dar un discurso ensalzando la unión y cohesión entre el ENPA y el pueblo argelino. Utilizó la dicha narrativa de legitimidad revolucionaria que conecta la lucha por la independencia argelina con las fuerzas armadas, y por tanto la razón de ser de la propia Argelia con sus ejércitos.

De acuerdo con Belkacem Elguetta, los militares mantendrían ahora mismo una fuerte influencia en la política exterior de Argelia, una de las razones que podrían justificar la creciente carrera de armamento que disputa el país con Marruecos, o los giros poco diplomáticos que ha dado con España en el mes de abril. A través de la tensión militar en sus vecindades, el estamento militar sería así capaz de mantener más control en la política argelina. “Los militares impondrán cada vez más su punto de vista sobre la orientación de la política exterior argelina, como el mantenimiento de la hostilidad estratégica con Marruecos, la participación diplomática en los conflictos del África subsahariana, el mantenimiento del statu quo en la relación con Francia y el impulso de una mayor dependencia de Rusia como aliado estratégico con el pretexto de la normalización marroquí-israelí”, asegura Elguetta en su análisis.

said chengriha, jefe del estado mayor de defensa de argelia

El poder que ejerce la cúpula militar argelina es vista por los expertos en análisis magrebí como uno de los mayores obstáculos a los que se enfrenta Argelia para pasar a un modelo democrático y salir del vórtice de crisis económicas internas que se acompañan muchas veces de corrupción. En un país tan grande, y donde las fronteras son a veces porosas, el Estado tiene problemas para llegar a todas las zonas del sur del país, que se ven en manos de las Gobernanzas militares.

Estas Gobernanzas militares habrían, de acuerdo con Belkacem Elguetta, conseguido establecer un sistema de financiación paralela en las zonas fronterizas en las que el Ministerio de Interior y la presidencia tienen poco poder, para sacar provecho del contrabando y del pequeño crimen.

Con estas perspectivas, nada apunta a que la reestructuración del poder argelino post- Bouteflika avance hacia un mejor horizonte que del que huye su sociedad. 
 

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