Las protestas en el país norteafricano continúan nueve meses después, exigiendo un sistema político nuevo

Arranca la campaña para unas presidenciales que rechaza la calle en Argelia

AP/ANIS BELGHOUL - En esta foto del 5 de febrero de 2019, un hombre pasa junto a un cartel que pide a un ciudadano que se registre para votar en Argel.

La campaña para las elecciones presidenciales del próximo 12 de diciembre ha arrancado este domingo en Argelia en un clima de creciente tensión y rechazo en la calle, ante la sensación popular de que se trata de una nueva maniobra del régimen militar para aplacar el movimiento de protesta masivo (Hirak) y perpetuarse en el poder.

En ebullición desde el pasado 22 de febrero, el Hirak recuerda cada viernes y cada martes en plazas y avenidas de todo el país que su objetivo es la caída completa del régimen y que no confía en un gobierno formado por los mismos políticos que durante años acompañaron al ahora expresidente Abdelziz Buteflika, a los que acusan de haber amañado los comicios precedentes. El exmandatario -de 81 años, veinte de ellos en el poder, los cinco últimos gravemente enfermo- presentó su dimisión a finales de marzo pasado presionado por las protestas populares, pero forzado también por el jefe del Ejército y nuevo hombre fuerte del país, general Ahmed Gaïd Salah, al que propio Buteflika había colocado al mando de las Fuerzas Armadas en 2004.

La jefatura del Estado pasó entonces de manera interina al presidente del Parlamento, Abdelkader Bensalah, designado también por el propio presidente en la misma fecha, quien tenía el mandato constitucional de convocar los comicios en un plazo de tres meses. Sin embargo, el gobierno interino -dirigido por el ministro de Interior, Mohamad Bedaui- alegó que no se daban las condiciones de seguridad o el clima político adecuado para celebrarlas y las dejó en suspenso hasta que el pasado 15 de septiembre el propio Gaïd Salah sugirió en los medios públicos la conveniencia de que tuvieran lugar antes de final de año.

En el entretiempo, el jefe del Ejército impulsó una campaña de "manos limpias" que en realidad ha devenido en una suerte de "caza de brujas" que ha conducido a la cárcel a decenas de militares del alto rango, políticos, empresarios y periodistas considerados miembros del llamado "clan Bouteflika". Entre ellos destacan el hermano del exmandatario, Said, al que se consideraba el poder en la sombra, y el controvertido general Mohamad Mediane alias "Tawfik", jefe de los temidos servicios secretos de Interior durante veinticinco años y al que muchos veían como sucesor.

En esta atmósfera de conflicto y en medio de las protestas, cinco candidatos aspirarán en diciembre a la presidencia, ninguno de los cuales representa al movimiento Hirak.

Los dos que parten como favoritos son dos exprimeros ministros: Ali Benflis, que ya compitió con Bouteflika en las presidenciales de 2014 -en las que denunció fraude- y Abdelmejid Tebboune, quien lideró el Ejecutivo durante apenas tres meses en el verano de 2017. Ambos optaron este domingo por abrir la campaña en las regiones del sur, las más pobres y olvidadas del vasto territorio argelino, el país más extenso de África.

Antes, y junto a los otros tres candidatos -Azzedine Mihoubi, Abdelaziz Belaïd y Abdelkader Bengrina- firmaron en Argel una declaración de ética en las prácticas electorales, la primera de ese tipo, elaborada por la Autoridad Nacional Independiente de las Elecciones (ANIE).

Según una información difundida por la televisión estatal, el documento "expone los principios rectores y las prácticas específicas que constituyen el marco del comportamiento moral esperado de los actores y personas que participan en el proceso electoral". El anuncio del compromiso coincidió con un mensaje del Ejército a todos los argelinos en el que se les conminaba a participar "masivamente para lograr que esta consulta sea crucial para el futuro del país".

Sin embargo, la sensación en la calle es otra, con llamamientos continuos al boicot tanto de parte de la oposición laica e islamista como en el movimiento Hirak, que denuncia que todo es una maniobra para vestir de legitimidad lo que en realidad es un golpe de Estado encubierto. En este sentido, el secretario general de la Reagrupación por la Cultura y la Democracia (RCD), Mohcine Belabbas denunció que se trata de un "teatrillo con el que los militares intentan dar legitimidad a una forma de autoritarismo" y advirtió a Efe de que, si las presidenciales pasan a la historia, será por haber sido "las más boicoteadas" desde la independencia de Francia en 1962.

"Quien vota es un traidor nacional" o "No habrá voto en la capital" fueron de nuevo, este viernes, los gritos más coreados en las manifestaciones multitudinarias junto al ya tradicional eslogan "Queremos un estado civil y no uno militar".
 

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