El profesor de Relaciones Internacionales pasó por los micrófonos de “De cara al mundo” y alertó sobre la situación actual

Borja de Arístegui: “Nos acercamos a un horizonte oscuro por la crisis alimentaria”

photo_camera Borja de Arístegui

En la última entrega de “De cara al mundo” contamos con la participación de Borja de Arístegui, profesor de Relaciones Internacionales y colaborador de Atalayar, quien nos habló acerca de la crisis en la producción de alimentos en el planeta. 

Se ha estrenado recientemente en Atalayar con un artículo titulado “Hambre y crisis”, ¿tan mal están las cosas?

Los pronósticos son muy negativos, todos los números hacen pensar que la cosecha de este año será muy deficiente y que la subida de precios experimentada recientemente no es más que el principio. Debemos tener en cuenta que los cálculos de los precios de los alimentos que se están haciendo hoy en día son en base a los datos de la cosecha del año pasado, debido a la guerra, a la subida de precios de los fertilizantes y a algunas decisiones políticas de algunos de los dirigentes de las potencias globales parece que nos acercamos hacia un horizonte bastante negro en el sentido de crisis alimentaria. 

Habla usted de un temporal geopolítico en toda regla...

Así es, no solamente nos enfrentamos a las consecuencias de la guerra de Putin en Ucrania, también se ha de tener en cuenta que a esto se le añade una crisis económica notable, una inflación que no ha sido causada por la guerra en sí, pero si agravada y también una crisis financiera por lo menos en China más grave que la de 2008. 

Podemos pensar, como usted relata, en un cambio de paradigma a nivel global ¿las cosas ya no serán como antes?

Me parece que eso queda bastante claro, a raíz de los intentos de Putin de intentar adaptar el orden internacional a sus propias preferencias. Un nuevo orden internacional en el que no se sienten del todo cómodos y lo que estamos viendo es un retroceso del orden liberal, las diferentes crisis que vamos a experimentar van a erosionar aún más si cabe ese orden. El problema radica en que no solamente serán las consecuencias negativas del panorama geopolítico, sino que lo sentiremos todos y particularmente en aquellos países que son más vulnerables y que todavía están intentando salir adelante. 

Borja de Arístegui

Lo que tenemos todavía es que analizar y mucho las capacidades de producción alimenticia. Como siempre los más pobres son los que más van a sufrir, pero también los europeos tendremos que reflexionar sobre la deslocalización y la desindustrialización de todo tipo de sectores incluido el alimentario. Ahora estamos viendo que la invasión rusa de Ucrania nos deja sin grano y sin cereales y se produce una crisis alimentaria global. 

Quizás lo que estamos experimentando es un retroceso de la globalización, no hablamos de un desabastecimiento total, sino una despenalización de las cadenas de suministro en todos tipo de productos industriales y agroalimentarios que van a tener lugar en los próximos meses. Llevamos una serie de políticas agrarias sobre todo en el mundo desarrollado que han empeorado esta crisis, muchos de los lectores sabrán que en España tenemos una capacidad de producción alimentaria mucho mayor de la que se está llevando a cabo en estos momentos. Este es el caso de otros países como Francia, Bulgaria, Rumanía, Polonia o Canadá, pero, por ejemplo, la última decisión del primer ministro de Canadá de recortar el uso de fertilizantes a base de nitrógeno un 30% en base a lucha contra el cambio climático no hará más que agravar esta crisis alimentaria. Hay que tener en cuenta que, a menor suministro de alimentos, mayor precio de alimentos y en consecuencia más sufrirá la gente. El problema es que hemos llegado a una población global total de 8.000 millones de personas y para alimentar a todas esas personas se necesita ese uso de fertilizantes que algunos gobiernos están intentando recortar, si no utilizamos ese fertilizante muchas de las tierras en cultivo de hoy en día no podrán cultivar ya que no dan de sí esas tierras para cosechar sin el uso de esos fertilizantes. En consecuencia, se agravará todavía más la crisis y reducirá el suministro de alimentos. 

Aquí parece que China es quien tiene una mejor posición...

Se puede decir que China ha hecho los deberes, cuenta con unas reservas alimentarias considerables, el 70% de las reservas de arroz, el 70% de las reservas de trigo y el 70% de las reservas de maíz global. Según se comenta en algunos corrillos geopolíticos, parecería que muchas de estas reservas alimentarias estarían estropeadas lo que estaría llevando al Gobierno de Xi Jinping a entrar en pánico, por eso están entrando a los mercados a comprar alimentos a diestro y siniestro. China parece ser que está experimentando problemas, no solamente en base alimenticia, sino que también podría estar al borde de sufrir una de las peores crisis financieras que se le recuerda. 

Por último, usted propone que países como España, Francia, Bulgaria, Rumanía o Canadá deberían ponerse a cultivar. ¿Tenemos que ir pensando en que hay que volver a plantar a pasos agigantados?

Así es, en un escenario de crisis alimentaria me parecería imperdonable que países que sí que cuentan con una capacidad de incrementar su producción no lo hicieran y ese es el caso de nuestro país. Hay países como España, Francia, Bulgaria, Rumanía o Canadá que podrían incrementar su producción y arrimar el hombro en uno de los momentos más complicados. 

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