Camerún, entre el separatismo y el yihadismo
Situado en África Central y haciendo frontera con Nigeria, Chad, República Centroafricana, Gabón, Congo y Guinea Ecuatorial, Camerún es una república unitaria que cuenta con más de 25 millones de habitantes. Si algo caracteriza a este país es su gran biodiversidad: desde desiertos y montañas hasta playas y sabanas. Además, cuenta con más de doscientos grupos autóctonos étnico-lingüísticos y con el idioma pidgin (también conocido como Kamtok), aunque sus idiomas oficiales sean el inglés y el francés.
Camerún cuenta con un fuerte legado histórico colonial que, en cierta medida, es parte del origen de los conflictos actuales que está sufriendo la sociedad camerunesa. Como explica Izquierdo (2019), este país ha sufrido los estragos de las rivalidades de las grandes potencias desde hace siglos, empezando sin ir más lejos por la Conferencia de Berlín celebrada a mitad del siglo XIX, en la que se repartieron los países africanos entre los distintos Estados participantes.
El actual presidente, Paul Biya, quien lleva en el poder más de 35 años, ha tenido que lidiar desde hace años con los movimientos separatistas del país. Los independentistas iniciaron una serie de disturbios a finales del año 2016, en protesta al abandono generalizado de las zonas anglófonas a raíz del nombramiento de jueces franceses para los tribunales de las regiones inglesas, lo que culminó en el año 2017 con la declaración unilateral de independencia de Ambazonia, situada al suroeste de Camerún, por el Frente Unido del Consorcio Ambazonia del Sur de Camerún (SCACUF). Ante esta situación, el gobierno camerunés utilizó la fuerza como método represivo y desde entonces el país ha sufrido una escalada de violencia significativa por ambas partes, ya que Ambazonia también cuenta con grupos armados, entre las que destacan las Fuerzas de Restauración de Ambazonia (ARF)1.
Asimismo, el país también ha sufrido la expansión de la insurgencia terrorista de Boko Haram, también conocido como Estado Islámico en África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés). Se trata de una organización de ideología yihadista y considerada como filial de Dáesh, cuyo foco de acción está centrado en la zona noreste de Nigeria. El presidente Biya también ha endurecido su política antiterrorista y ha desplegado en los últimos años a más de mil soldados en las zonas fronterizas con Nigeria con el fin de frenar la expansión terrorista. Sin embargo, la batalla contra el yihadismo continúa, especialmente en el norte, donde los atentados han aumentado en torno a un 400% en los últimos meses2, y hace pocas semanas las fuerzas de seguridad camerunesas asesinaban a tres presuntos miembros de Boko Haram en la localidad de Malika, en el extremo norte del país, cuyas operaciones han sido denunciadas por supuestos abusos contra la población civil3. No obstante, la principal preocupación para el gobierno camerunés es el desafío independentista, ya que se considera a Boko Haram como una amenaza transfronteriza y cuya eliminación depende de las acciones de distintos países, especialmente el G5 Sahel (Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger).
Todos estos conflictos armados, disputas, disturbios y protestas han afectado a la población civil camerunesa, provocando una oleada masiva de emigración hacia países vecinos. Aunque el gobierno regional admite cerca de 75.000 desplazados internos y en torno a 21.000 refugiados, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informa de un movimiento de aproximadamente 450.000 personas4.
El pasado domingo 6 de diciembre Camerún celebraba las primeras elecciones regionales de su historia en un intento de solucionar la crisis separatista anglófona. En octubre del año 2018 el presidente Biya ganaba un séptimo mandato con una amplia mayoría en las elecciones presidenciales y, en esta ocasión, aunque los resultados aún no se han hecho públicos, se prevé que el partido del presidente, el Movimiento Democrático del Pueblo Camerunés (MDPC), gane en la mayoría de las regiones del país5.
En conclusión, la expansión hacia el sur del terrorismo yihadista saheliano supone una grave amenaza para la comunidad internacional y los gobiernos regionales. Unido a la crisis independentista de Ambazonia y a la escalada de violencia, la población civil se ha visto enormemente afectada por los atentados y las represiones del ejército y los ataques de los movimientos separatistas. Sin duda, el MDPC se enfrenta a un gran reto en los próximos años y no parece estar a la vista ninguna solución efectiva para ninguno de estos conflictos.
Daniel González Jiménez – Psicólogo y Analista de Inteligencia
1. Izquierdo, M. J. (2019). Camerún: la crisis que amenaza la integridad del país. Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7257610
2. Europa Press. (16 de noviembre de 2020). El norte de Camerún, escenario favorito de los crecientes ataques de Boko Haram e ISWA en el lago Chad. Europa Press. https://www.europapress.es/internacional/noticia-norte-camerun-escenario-favorito-crecientes-ataques-boko-haram-iswa-lago-chad-20201116180450.html
3. Europa Press. (20 de noviembre de 2020). Las fuerzas de Camerún matan a tres presuntos miembros de Boko Haram en el norte del país. Europa Press. https://www.europapress.es/internacional/noticia-fuerzas-camerun-matan-tres-presuntos-miembros-boko-haram-norte-pais-20201120183049.html
4. Riesco, S. (2018). El conflicto de las lenguas coloniales desgarra Camerún. RTVE. Recuperado de https://www.rtve.es/noticias/20181129/conflicto-lenguas-coloniales-desgarra-camerun/1844441.shtml
5. Journal du Cameroun. (8 de diciembre de 2020). Cameroon: Results of Regional election expected latest Wednesday. Journal du Cameroun. Recuperado de https://www.journalducameroun.com/en/cameroon-results-of-regional-election-expected-latest-wednesday/
