Una monografía dirigida por Tomás Guerrero Blanco y Gonzalo Rodríguez Marín en colaboración con el Club de Exportadores e Inversores Españoles y el Ministerio de Asuntos Exteriores

Casa Árabe acoge la presentación del informe sobre las relaciones económicas y empresariales de la UE con el CCG

photo_camera GUILLERMO LOPEZ/ATALAYAR - Rashid Berd, Tomás Guerrero, Gonzalo Rodríguez y Enrique Fanjul

Los países del golfo Arábigo concentran uno de los mayores dinamismos económicos mundiales. Una constante evolución que hace de los componentes del Golfo un atractivo destino para muchos sectores empresariales europeos. En su conjunto, el CCG (Consejo de Cooperación del Golfo), compuesto por Omán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Bahréin, Kuwait, Catar y Omán, representa un mercado de 60 millones de personas, un producto interior bruto de 1.600 millones de dólares y una economía en plena modernización y diversificación. 

También una economía en la que las empresas españolas y europeas tienen muchas oportunidades, de ahí la necesidad de contar con un análisis riguroso y preciso del mercado de la CCG. A esa necesidad ha respondido el Club de Exportadores e Inversores Españoles con su “informe sobre las relaciones económicas y empresariales de la UE con el CCG y sus implicaciones con España”, presentado en Casa Árabe, el lugar más idóneo para exponer los resultados y conclusiones de dicho informe. 

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En palabras de la directora general de Casa Árabe, Irene Lozano, la presentación en la institución de diplomacia pública con sede en Madrid es muy oportuna, por el papel de “diplomacia blanda” que ejerce Casa Árabe. Un “soft power” que tiene un lugar muy importante en las relaciones de España con los países del Golfo, tal y como confirmaron Antonio Bonet Madurga, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles y los autores de la monografía. 

Tomás Guerrero Blanco, coordinador del informe y director del Halal Trade and Marketing Center del Gobierno de Dubái, fue el primero autor en tomar la palabra para dar los resultados de un estudio divido en cinco puntos. 

De acuerdo con las conclusiones del estudio de Guerrero Blanco, el principal problema con el que se topan las relaciones comerciales es la ausencia de un tratado de libre comercio entre la Unión Europea y la CCG. Un tratado de libre comercio que el Golfo sí tiene con países asiáticos como Singapur.  El tratado de libre comercio se planteó por primera vez en los años 1990, pero en 2008 se paralizó por completo su desarrollo. Un parón que pasa factura en la actualidad, y que de acuerdo con Guerrero Blanco hace que cada país europeo, en solitario, trace sus propias estrategias comerciales con la CCG. 

No avanza el tratado por la falta de estabilidad política. Tal y como recuerdan los autores, la CCG experimenta un clima geopolítico muy estable, en la actualidad no se ha visto alterado por la guerra en el corazón de Europa. Más aún, en los últimos años, los países del Golfo normalizan cada vez más sus relaciones con Israel, y las diferencias entre Emiratos, Arabia Saudí y Catar se han subsanado.  “Los riesgos geopolíticos han pasado a un segundo plano en la región”, afirmó Guerrero Blanco.

La tradicional dependencia de los hidrocarburos es ahora la mayor amenaza para la CCG, de acuerdo con el coordinador del informe. Una dependencia que los Estados del Golfo intentan eliminar a través de las reformas de diversificación emprendidas en los últimos años, y en las que España puede jugar un importante papel gracias a su desarrollado sector de las energías limpias. 

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Relaciones con España: 

De España salen el 6,3% de las exportaciones de la Unión Europea a la CCG. Está muy por detrás de Italia (14,5%) o Francia (14,8%). “Francia y Italia adelantan a España y le llevan ventaja porque han sido capaces de anticiparse. Llevan en la región mucho más tiempo que nosotros. Se establecieron allí y llevan años construyendo las relaciones de confianza con los actores principales de la región. España ha llegado ‘tarde’ al Golfo”, explicó Guerrero Blanco.   

Los intercambios han estado principalmente regidos por la batuta del mercado de los hidrocarburos, algo que se está intentando revertir, explorando nuevas oportunidades de negocio y complementariedad. El valor de ese 6,3% fue de 4.276 millones de euros en el año 2020, por 3.169 millones de euros en importaciones desde la CCG, dejando un balance positivo en los intercambios. 

De acuerdo con el informe, la pandemia de la COVID afectó al ritmo de las exportaciones, aunque no a todos los sectores por igual. Los bienes de equipo lideran la table de exportaciones españolas, seguidos de los productos semi manufacturados, las manufacturas de consumo, los alimentos y bebidas y finalmente los productos energéticos. 

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En estos intercambios, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos son los socios predilectos de España, muy por delante de sus vecinos. Las condiciones son, esencialmente, el estado y la apertura de sus mercados a los productos españoles. Respectivamente, Arabía Saudí y EAU importaron productos españoles por valor de 1.734 millones y 1.500 millones de euros. 

Arabia Saudí y EAU también concentran la mayor parte de la inversión española en el extranjero. Una inversión que no tiene niveles equiparables con el volumen de los intercambios comerciales, y que de acuerdo con Guerrero Blanco no acaba de despegar correctamente. Los sectores del aluminio, de los hidrocarburos y del tratamiento de residuos son los que más inversiones para el desarrollo han captado en los últimos años. Unas inversiones que la pandemia también golpeó duramente, reduciendo la suma total anual en un 56,4%. 

En contraparte, el CCG sí que ha hecho importantes inversiones en España por valor de 6.248 millones de euros en 2019, de acuerdo con los datos del Gobierno de España. 

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“Si hay un país que tiene una relaciones históricas y privilegiadas, no solo con le mundo, pero también con el Consejo de Cooperación del Golfo es España. De ahí que, entiendo, estamos en posición de poder aprovechar estas oportunidades que recogemos en la monografía, y que deberíamos de tener una serie de ventajas con respecto a otros países de la Unión Europea”, explicó Guerrero Blanco tras su presentación. 

“La Unión Europea no ha sido capaz de ratificar un tratado de libre comercio, entonces cada país ha ido desarrollando su propia estrategia. España tiene una bueno posición en eso. Tenemos al-Ándalus en nuestros activos, que representa la época de esplendor del islam. Todo el mundo sabe dónde está Granada, dónde está Córdoba. Sí es verdad que nos perciben mucho a través del futbol o del turismo, pero empiezan también a percibirnos como un país que puede aportar soluciones a sus nuevas necesidades. Y estoy hablando en concreto de la revolución del sector de la energía”. 

De acuerdo con Guerrero Blanco, la energía no es el único punto fuerte que se puede desarrollar en las relaciones, pero también el alimentario. “Son unos países que importan entre el 70% o 80% de los alimentos que consumen. Hay una serie de condiciones que les impiden producir muchos productos. España, que en gran parte es unos de los mayores productores de alimentos de Europa. Ahí podemos nuevamente aportar soluciones, conocimiento, podemos ser parte de la solución de esos retos o escenarios en los que estos países necesitan ayuda de terceros”. 

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Al desglose del informe ofrecido por Guerrero Blanco le siguió una mesa redonda moderada por el socio director de Iberglobal, y especialista en comercio exterior, Enrique Fanjul. El panel de expertos estuvo compuesto por Gonzalo Rodríguez Marín, director del Saudi-Spanish Center for Islamic Economics and Finance, de la Universidad IE; Rachid Berd, directo del proyecto Haramain-Arabia Saudí de Consultrans; y de Tomás Guerrero Blanco. 

Los expertos abordaron temas como la percepción que los países de la CCG tienen de España. A esta pregunta respondió Rachid Berd, haciendo hincapié en cuanto ha crecido la marca España en los países de la CCG durante los últimos años. Rodríguez Marín coincidió con su compañero de panel y afirmó que “La imagen de España es muy positiva en la región, aunque se identifique más con algunos sectores que con otros”, para hacer referencia a muchos de los puntos fuertes del “soft power” de España. El turismo, la gastronomía, el fútbol. 

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Ese “Soft Power”, es, según los ponentes, uno de los grandes activos que España debe aprovechar en la CCG para potenciar sus relaciones con le sector. “Llevar allí a instituciones españolas de renombre para que abran filiales de la misma forma que lo ha hecho el Louvre o la Sorbona. Hay que usar la diplomacia del fútbol, que es uno de nuestros puntos fuertes”, continuó Guerrero Blanco a las palabras de su coautor. El empresariado español debe de mejor su internacionalización, y sobre todo tener el apoyo de las instituciones del Estado para penetrar en los mercados. La colaboración entre el sector público y el privado es clave, de acuerdo con los ponentes de la mesa redonda, para ver florecer unas relaciones fuertes con los países de la CCG. “Los Gobiernos deben de respaldar a sus empresas en el extranjero, es necesario”, afirmó Guerrero Blanco. 

Finalmente, y después de todas las intervenciones, el subdirector general de Relaciones Económicas Bilaterales y de Diplomacia Económica del ministerio de Asuntos Exteriores, Luis Mateos Paramio, clausuró el evento de presentación, agradeciendo a los expertos por su trabajo y valorando muy positivamente las recomendaciones ofrecidas por el informe. 
 

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