China continúa con su expansión mundial a base de negocios y acuerdos que, desde hace tiempo, la llevan catalogando como una de las grandes potencias mundiales y el futuro de la economía del planeta. Varias empresas del gigante asiático se encuentran invirtiendo en países donde abren negocio y producen una crecida en las expectativas económicas de estos. Uno de estos destinos es Irak, al que China considera su mejor aliado para invertir en la zona de Oriente Medio.
Irak y su posición en el mercado petrolífero suponen una gran inversión de Pekín en el campo de la energía, desde hace tres años el país se unió a la Ruta de la Seda y las inversiones no han parado de llevarse a cabo.
Una de estas empresas chinas es China Engineering Company (CIMC) que, recientemente, ha firmado un acuerdo con Bagdad para la creación y la instalación de una planta de procesamiento de gas natural. Se tratada de un contrato de 412 millones de dólares para desarrollar el proyecto con Kuwait Energy y su filial en Irak.
La planta se construirá en la provincia de Diyala, una de las zonas del país iraquí que más reservas de gas se han encontrado. Es el segundo campo de gas natural de Irak tras el de Akkas, en la provincia de Anbar. Allí, se pretende producir al día 300 millones de pies cúbicos de este recurso natural.
El interés de China por el gas de Irak cada día crece más. Este anuncio cuenta con aproximadamente 132 billones de pies cúbicos de este material, por lo que las inversiones en el mercado nacional iraquí cada vez son más frecuentes y así el gigante asiático consigue una exitosa expansión para logar sus objetivos y hacerse más poderoso en la economía mundial.
Irak, además, se encuentra en uno de sus peores momentos económicos tras la salida de Estados Unidos del país y los casos de corrupción y paro del país. A pesar de ello, China está contribuyendo con esos tratados a que el país encuentre la estabilidad que necesita para mejorar su situación. Irak por su parte, para solucionar el conflicto, está en la búsqueda de inversores de gas y petróleo y así establecerse en el mercado mundial energético.
Y, como otros países, Irak mira hacia China con grandes expectativas. Pekín está ofreciendo una serie de recursos y de proyectos de infraestructura que están tentando a que muchas empresas internacionales decidan cerrar contratos con las firmas chinas. Además, esto los aleja cada vez más de Europa y Occidente, donde no se ofrecen las mismas oportunidades. Así, China aprovecha la caída de las marcas occidentales para ascender y convertirse en la primera potencia del mundo.
Tras la unión de Irak a la Ruta de la Seda, con la que China pretende reavivar el comercio que se daba hace siglos por esa zona, los dos países han logrado crear amplios acuerdos de asociación, sobre todo en las materias de la construcción y la energía. Los expertos económicos aseguran que China habría invertido en el país más de 20.000 millones de dólares desde finales de 2019.
El sector petrolero ha experimentado un gran crecimiento gracias a la participación de empresas chinas desde el año 2003. Estas han facilitado los procesos de búsqueda y tratamiento del petróleo significativamente. En el campo del gas, China ha creado grandes infraestructuras para la obtención de este. Además, se importan desde Irak alrededor de 800.000 barriles de crudo al día.
Gracias a China, entre otras naciones, las inversiones en los países de Oriente Medio han crecido considerablemente, llegando a aumentar más del 360% solo el año pasado. Asimismo, Pekín pretende su plena expansión hacia África y a otras zonas de Oriente Medio, por lo que Xi Jinping, el presidente chino, está trabajando en la creación de grandes proyectos de desarrollo e inversión que se extiendan en Asia y en el continente africano para fortalecer la influencia de China en el mundo.