El Gobierno tunecino ha convocado al embajador de Turquía tras la interferencia de Erdogan en el proceso democrático de Túnez

Choque entre Túnez y Turquía por las últimas declaraciones de Erdogan

photo_camera AFP/FETHI BELAID - Fotografia de archivo, el presidente tunecino Kais Saied (R) estrecha la mano del presidente turco Recep Tayyip Erdogan durante una conferencia de prensa conjunta en el palacio presidencial de Cartago, al este de la capital Túnez, el 25 de diciembre de 2019 AFP/FETHI BELAID

El presidente turco Erdogan ha criticado abiertamente el último movimiento político del presidente tunecino, Kaïs Saied, que el último miércoles de marzo disolvió el parlamento nacional. Las declaraciones de Erdogan no han sentado bien en el palacio presidencial de Cartago, que este martes ha convocado al embajador turco en Túnez. El ministro de Exteriores tunecino, Othman Jerandi, también ha mantenido una conversación telefónica con Ankara. 

El lunes 4 de abril, el presidente turco Erdogan en rueda de prensa calificó la disolución del parlamento tunecino de “desprestigio a la democracia”, algo que ha alertado al Gobierno Tunecino que respondió acusando a Erdogan de interferir en los asuntos nacionales e intentar desestabilizar la región y el proceso constitucional que ha comenzado el presidente Kaïs Saied. 

En palabras del ministro tunecino de Exteriores Othman Jerandi, el gesto de Erdogan es “una injerencia inaceptable en los asuntos internos de Túnez y contradice los lazos fraternales entre ambos países y el principio de respeto mutuo en las relaciones entre países", declaró en un comunicado de su gabinete. 

El líder del partido islamista tunecino Ennahda, el presidente de la Cámara de Representantes, Rached Ghannouchi, en el centro, muestra un signo de victoria mientras llega para ser interrogado en la sede de la policía judicial en Túnez, Túnez, el viernes 1 de abril de 2022 AFP/FETHI BELAID

El mismo comunicado puso de manifiesto la independencia y la soberanía de Túnez frente a Turquía, en una posible referencia al pasado compartido entre las dos naciones.  Hay que recordar que lo que hoy constituye la República de Túnez fue durante más de 3 siglos, hasta 1881, un territorio bajo dominio del Imperio Otomano, que hasta el siglo XX se extendía por el norte de África, antes de las etapas de protectorados occidentales. 

El presidente Saied, que ya paralizó la actividad parlamentaria el 21 de julio de 2021, volvió a trastocar el desarrollo de la cámara de representantes al disolver la asamblea cuando esta, con 121 votos en contra, echó para atrás las reformas del presidente. Saied disolvió entonces el parlamento y anunció una “profunda reforma constitucional” para “enmendar los errores” de la carta magna promulgada en 2014, en la cual participó él mismo en la redacción. 

La crítica de Erdogan no es fruto de la casualidad, según apuntan algunos medios locales como La Presse, o panarabistas como el londinense Al-Arab. La oposición a Saied tiene el apoyo de Turquía y Erdogan hace de valedor de su líder, el islamista Rached Ghannouchi. El Partido del Renacimiento, conocido como Ennahda, de ideología islamista, era el de mayor representación en la cámara parlamentaria, y su líder Rached Ghannouchi presidía la asamblea. Ghannouchi, que ha sido citado por la autoridad judicial tunecina, junto con su partido islamista son a quien apuntan algunos focos a la hora de buscar culpables de la inestabilidad política que sufre el país. 
Tras la primavera árabe en 2011, iniciada en Túnez, los islamistas de Ghannouchi intentan tomar el poder en el país con el apoyo extranjero de Turquía. Una de las voces que denunciaron esta situación es la de Zuhair Maghzawi, secretario general del partido Movimiento Popular, que en declaraciones para el medio Al-Arab lamentó que “Túnez siga siendo el último bastión fuerte de los islamistas. La última carta que Ennahda tiene para jugar es la de Turquía”. 

Fotografia  de archivo del 15 de noviembre de 2019 del presidente de Túnez, Kais Saied (R), recibe al líder de Ennahdha y presidente del parlamento, Rached Ghannouchi, en el palacio presidencial en el suburbio oriental de la capital, Cartago AFP/ TUNISIAN PRSIDENCY

El partido Ennahda ha estado vinculado desde su fundación a los grupos salafistas e islamistas radicales, por lo que es uno de los principales peligros para la laicidad y el progreso en Túnez. Hasta su congreso de 2016, el partido tenía una base ideológica la instauración de un califato panarabista, tal y como aclaran en sus análisis los investigadores de la fundación Alternativas en su paper “Política e islam. Debates y visiones contemporáneas en el Norte de África, Oriente Próximo y Europa”. 

Progresivamente Rached Ghannouchi se ha esforzado por contener la vertiente islamista en el partido, lo que ha causado diferentes en el interior de este. 

Por el momento, tal y como indica la cita judicial de Ghannouchi, se puede esperar que Kais Saied sigue teniendo suficientes apoyos y fuerza en las distintas instituciones del país para mantenerse en el poder y comenzar su reforma constitucional en los próximos meses. Pero las protestas populares y la inestabilidad siguen creciendo en Túnez, dejando un futuro incierto para la democracia del país magrebí. 


 

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