Cientos de manifestantes afganos piden a los talibanes acabar con los asesinatos
Cientos de manifestantes afganos han salido a las calles pidiendo el cese de los asesinatos extrajudiciales que se estarían ejecutando por parte de los talibanes en la provincia de Panjshir, uno de los principales focos que trató de resistir contra la insurgencia talibán hasta su toma final el pasado septiembre.
De acuerdo con los manifestantes, el régimen talibán habría asesinado a una persona que, según indican los insurgentes, habría pertenecido al Frente de Resistencia Nacional, una alianza compuesta por fuerzas opositoras al régimen talibán. Sin embargo, en estas protestas los manifestantes niegan que exista esta vinculación y exigen poner fin a los asesinatos extrajudiciales.
Según informa una fuente a EFE “los manifestantes trajeron el cadáver a la capital provincial de Panjshir y estaban creciendo en número” por lo que los talibanes se “habrían comprometido” a investigar lo ocurrido con tal de calmar las protestas civiles.
Esta manifestación supone la primera gran protesta Panjshir que se produce desde la toma del valle por parte de los talibanes, algo histórico ya que esta región consiguió erigirse como un foco de resistencia contra los talibanes durante la década de los 90. Tras su caída, la resistencia tuvo que huir a Tayikistán, país que se ha constituido como el principal refugio de los líderes del Frente de Resistencia Nacional.
Durante la toma de la provincia de Panjshir, organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, denuncian que los talibanes cometieron múltiples crímenes de guerra. Indican, además, que estos habrían torturado y asesinado a minorías étnicas, simpatizantes del antiguo Gobierno afgano y miembros de las fuerzas de seguridad.
En esta línea, la ONU denuncia que tan sólo en una semana el régimen talibán ha asesinado al menos a 72 personas que habrían pertenecido al antiguo Gobierno de Ghani, obviando así “la amnistía” que habían prometido respetar contra los antiguos funcionarios. Por otra parte, el organismo internacional ha denunciado los “métodos brutales” de tortura y ejecución que los talibanes habrían cometido, incluyendo la muestra de los cadáveres de forma pública.
Desde que los talibanes están en el poder el retroceso, el recorte de las libertades individuales y las violaciones contra los derechos humanos ha sido más que notable. En este sentido, los medios de comunicación han sufrido un grave deterioro que atenta directamente contra la libertad de información y de expresión.
Según denuncia Reporteros sin Fronteras el 43% de los medios de comunicación afganos han cerrado, lo que se traduce en el despido del 60% de los periodistas. Además, los constantes ataques contra la libertad de la mujer han afectado de directamente a las mujeres periodistas ya que el 84% de ellas han perdido sus puestos de trabajo, lo que implica que cuatro de cada cinco se hayan quedado sin trabajo.
Junto a esto en 15 de las 34 provincias que constituyen Afganistán no hay ninguna mujer periodista trabajando. Un ejemplo claro es la provincia de Jowzjan que antes de la llegada de los insurgentes contaba con 19 medios de comunicación operativos con 112 mujeres como empleadas. Ahora no hay ninguna mujer trabajando en estos medios.
Los talibanes han impuesto condiciones locales a cada provincia entre los que incluyen no emplear a ninguna mujer que sea periodista. En la capital de las 1.190 mujeres que trabajaban como periodistas antes de la llegada de los talibanes sólo se encuentran trabajando 320 mujeres, lo que supone una caída de al menos el 73%.
Asimismo, estas medidas han traído consigo importantes consecuencias económicas. En este aspecto los propietarios de los medios de comunicación estaban recibiendo financiación tanto nacional como internacional que llegó a su fin tras la llegada de los talibanes. Además, los ingresos publicitarios se han visto fuertemente castigados lo que ha conducido a que muchos medios de comunicación se hayan visto obligados a cerrar.
Todos estos acontecimientos se enmarcan en una situación muy delicada para el país afgano ya que se encuentra al borde de sufrir una catástrofe humanitaria propiciada tanto por la violencia como por el colapso económico, lo que, según la ONU, puede acarrear la muerte de un millón de niños en los primeros meses del año 2022.
