El primer ministro nombrado por el Parlamento llegó a la capital por la mañana y tuvo que salir a medio día a causa de los enfrentamientos entre las milicias

Combates en Trípoli tras la entrada del primer ministro Fathi Bashagha en la ciudad

Fathi Bashaga anunció su llegada a la capital libia de Trípoli la mañana del martes a través de su gabinete de prensa y de algunas redes sociales. Con un vídeo grabado en la ciudad, Bashagha dejó clara su intención de empezar a trabajar lo antes posible como primer ministro de Libia. Horas después, el político tuvo que abandonar la ciudad tras el comienzo de combates entre las milicias fieles a su Gobierno y al de su rival, Dbeibé.

“Alabado sea Dios, hemos llegado a la capital a salvo y seguros. El recibimiento fue excelente”, dijo Bashagha en el vídeo desde la sede de la milicia “Octava Fuerza”, también conocida como Brigada Al-Nawasi. Los dirigentes de la milicia apoyaron la entrada del primer ministro nombrado por el Parlamente de Tobruk. 

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La llegada de Bashagha a Trípoli no fue tan bien recibida por todos. Los primeros en hacerlo saber fueron los combatientes de una milicia contraria a Bashagha, la Brigada 444. Acompañados de algunos otros elementos paramilitares, de acuerdo con los comunicados hechos por los actores involucrados y por los informes de la AFP,  la Brigada 444 comenzó unos combates para hacer recular a Bashagha y a sus colaboradores de la Al-Nawasi. 

Los combatientes consiguieron su objetivo y Fathi Bashagha junto con su equipo abandonaron Trípoli a las pocas horas de anunciar su llegada. El primer ministro “entrante” hizo más tarde un comunicado en el que lamentó profundamente la escalada de violencia, y afirmó que tomó la decisión de salir de Trípoli para evitar cualquier derramamiento de sangre innecesario. 

Las reacciones de los demás actores políticos de Libia no se hicieron esperar. Stephanie Williams, enviada especial de Naciones Unidas, que algunos días antes se congratulaba de los avances hechos en la segunda ronda de negociaciones en El Cairo, condenó de inmediato la escalada de las tensiones y la postura beligerante de las milicias. 

El líder del Alto Consejo de Estado, con sede en Trípoli, Jaled al Mashri, condenó “en los términos más enérgicos” los enfrentamientos armados que tuvieron lugar por la mañana en Trípoli, según ha recogido la agencia EFE. 

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Desde Bruselas, el alto representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, también dedicó unas declaraciones de condena al encontronazo entre seguidores de Bashagha y Dbeibé. "En Libia no tenemos elecciones, pero tenemos dos gobiernos. En vez de tener elecciones para tener un gobierno, no tienen elecciones y tienen dos gobiernos, y tarde o temprano, cuando hay dos gobiernos, chocan", dijo el líder europeo a su llegada a la reunión de ministros de Defensa de la Unión Europea. 

Desde hace meses, Bashagha intenta hacerse con el poder político de un país dividido entre dos. Frente a él, Dbeibé, primer ministro en funciones, apoyado por las Naciones Unidas, y que no suelta las riendas pese a la orden el parlamento. Las condiciones de Dbeibé para ceder el poder son de celebrar unas elecciones democráticas. Comicios que constituyen una de las grandes bazas de Naciones Unidas para restaurar la estabilidad en el país. Especialistas en la región, como Kelly Alkhouli, consultora política y directora del centro de Asuntos Políticos y Exteriores, la celebración de elecciones en Libia no son la clave para solucionar la situación del país. 

El intento de Bashagha de entrar en Trípoli es curioso, especialmente después de saberse que el parlamento de Tobruk expresase su deseo de ver a su Gobierno trabajar desde Sirte, y no desde Trípoli. Bashagha podría estar intentando tensar las cuerdas en Libia, frente al status quo de Dbeibé y posicionarse no como agresor, si no como figura de diálogo y paz, tal y como ya hizo apelando a la calma y a la vuelta al funcionamiento de las operaciones petrolíferas de la Crescent Oil. 
 


 

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