La familia de la activista por los derechos humanos ha denunciado que ha sido un juicio de cinco minutos y que no les han permitido comunicarse con ella

Condenada en Irán a ocho años de cárcel y 70 latigazos la activista Narges Mohamadi

AP/Magali Girardin - La iraní Narges Mohammadi, delegada del Centro de Defensores de los Derechos Humanos

Un tribunal iraní ha condenado a ocho años de cárcel y 70 latigazos a la activista por los derechos humanos Narges Mohamadi en un juicio que se ha celebrado a puerta cerrada y en apenas cinco minutos, según ha informado su marido Taghi Rahmani en su cuenta de la red social Twitter desde París, su residencia actual desde que se tuvo que exiliar en 2012.

“Escuchada en un juicio de 5 minutos, Narges Mohammadi ha sido condenada a 8 años de prisión y más de 70 latigazos y dos años de prohibición de las telecomunicaciones” ha publicado Rahmani. Además, el marido de Mohamadi ha denunciado que los detalles del juicio y del nuevo veredicto no están del todo claros, ya que no se comunicó con la familia. Tampoco las autoridades iraníes han informado acerca de la condena en canales oficiales. “La dura venganza contra el ciudadano continúa. A Narges se le prohibió llamar hoy, en un día en que llamar es un derecho de los preses. El exilio y la presión en un acto en memoria de un manifestante muerto a las afueras de Teherán”, anunciaba Rahmani el domingo.

La destacada activista de derechos humanos iraní Narges Mohammadi asiste a una reunión sobre los derechos de las mujeres en Teherán, Irán AP/VAHID SALEMI

Amnistía Internacional ha lanzado una campaña en la que piden a las autoridades iraníes la urgente liberación de la activista denunciando que “se encuentra encarcelada en régimen de aislamiento prolongado en clara violación de la prohibición de la tortura y de los malos tratos”.

La activista Narges Mohamadi es la vicepresidenta del Centro para la Defensa de los Derechos Humanos en Irán y ha trabajado con la campaña Paso a Paso para Detener la Pena de Muerte. Mohamadi estuvo varios años en prisión tras ser acusada de actuar contra “la seguridad nacional” y hacer “propaganda contra el sistema”. Durante su estancia, de la que salió en 2020, protagonizó una huelga de hambre por considerar como injusta su condena.

El 16 de noviembre de 2021 fue detenida en Karaj arbitrariamente por agentes del Ministerio de Inteligencia iraní mientras participaba en un acto en memoria de Ebrahim Ketabdar, un manifestante que mataron las fuerzas de seguridad de Irán durante unas protestas que se saldaron con más de 300 muertos y miles de detenidos. Durante los meses previos a su última detención, la activista estuvo trabajando con los familiares de los fallecidos en las protestas en busca de justicia.

Con motivo de su detención, la directora regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional, Heba Morayef, manifestó que Mohammadi “es una presa de conciencia, recluida exclusivamente por sus actividades pacíficas de derechos humanos”. Al miso tiempo pedían a las autoridades iraníes que le retirasen la condena que calificó como injusta, mientras que pedía su protección frente a todas las formas de tortura y otros malos tratos como la flagelación.

En esta foto de archivo tomada el 18 de septiembre de 2013, la abogada iraní Nasrin Sotoudeh sonríe en su casa de Teherán, tras ser liberada después de tres años de prisión AP/ARASH ASHOURINIA

La situación de Mohamadi es la misma que la de otros defensores de los derechos humanos en Irán. Nasrin Soutudeh es otra de las activistas víctima de la represión de Irán por defender a Ebadi, la abogada activista por los derechos humanos y la democracia. Soutudeh fue condenada a 38 años de cárcel y a 148 latigazos por “delitos de espionaje, difusión de propaganda, desacato y avivar la corrupción y la prostitución”, según reveló su defensa.

La situación en Irán respecto a los derechos humanos ha estado condicionada desde el triunfo de la revolución iraní en 1979, cuando las autoridades restringieron severamente el derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión. Las fuerzas de seguridad han llevado a cabo durante todo este tiempo un uso ilegítimo de la fuerza, recluyendo arbitrariamente a cientos de personas e impusieron penas de prisión y flagelación. Las autoridades siguen comiendo crímenes de lesa humanidad al ocultar el paradero de miles de disidentes del régimen islámico. La Unión Europea, Naciones Unidas y varias organizaciones no gubernamentales, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch denuncian la alarmante situación que vive Irán en cuanto a la libertad y el respeto de los derechos humanos.

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