En diálogo con Hach Ahmed Bericalla

Contencioso del Sáhara Occidental: “El Polisario quiere seguir imitando a Corea del Norte en pleno siglo XXI”

PHOTO/AFP - Niños saharauis en el campamento de refugiados de Smara, en la provincia argelina de Tinduf

Un disidente es aquel que diside, que se separa de una doctrina, de una creencia o de una conducta. ¿Expresión de madurez, de ética y de responsabilidad individual? La disidencia de individuos que han integrado movimientos revolucionarios ofrece diversos ejemplos notables de esa transición individual que implica la ruptura con una ideología totalitaria y la renuncia a combinar todas las formas de lucha. Hace algunas semanas se conoció la entrada en escena de una nueva plataforma saharaui que se desmarca del Frente Polisario y que rompe con ese modelo totalitario. En su comunicado fundacional el Movimiento Saharauis por la Paz (MSP) incorporó palabras como diversidad política, multipartidismo, desarrollo, modernidad y siglo XXI. El uso de estos términos corrobora la distancia que han tomado los miembros del MSP respecto de la doctrina, las creencias, las conductas y las prácticas del Frente Polisario. El tiempo demostrará si esta nueva plataforma también puede llegar a incidir en la superación de esa concepción tribal unanimista -todavía presente en la comunidad saharaui- para avanzar en la construcción de una sociedad civil democrática que incorpore en su cotidianidad y en su léxico el respeto por la diversidad y la diferencia, la individualidad, el individuo y el ciudadano, las libertades individuales y la universalidad de los derechos humanos frente a la tendencia dominante y persistente de absorción grupal.

La renuncia al totalitarismo tampoco es un proceso fácil o sencillo. Prueba de ello es que hay disidentes del Frente Polisario que permanecen en territorio argelino y que sufren el rigor del Polisario. A menudo enfrentan hostigamientos, amenazas y descalificaciones, así lo recogió el MSP en un nuevo comunicado. Entre tanto, militantes, activistas y simpatizantes del Polisario acusan a los disidentes de “traidores”, afianzando así su carácter y absurda pretensión de encarnar la única representación legítima de la población del Sáhara Occidental en su totalidad. Una afirmación que, desde luego, carece de fundamento y que desconoce deliberadamente la complejidad de ese contencioso. Esta semana hablamos con la primera autoridad del MSP para indagar en su lectura de la controversia territorial del Sáhara Occidental, así como en sus memorias, trayectoria vital, disidencia del Polisario y posición actual al interior del naciente MSP. El secretario del Movimiento Saharauis por la Paz ha venido diciendo en estas semanas que ya es hora de ponerle fin al mito del Polisario como ‘único’ representante de los saharauis y que “los tiempos de los partidos y pensamientos únicos ha quedado atrás […] desde el siglo pasado las controversias en política se dirimen en el debate sereno y respetuoso y en las urnas”.

Sahara

¿Cuál es su nombre? ¿Dónde nació y dónde creció?

Mi nombre es Hach Ahmed Bericalla. Nací en la ciudad de Dakhla (Ex Villa Cisneros de la época española). Soy el menor de una familia numerosa (seis varones y una única hermana). Crecí en esa ciudad, aunque desfilé junto a mi familia por varias localidades del interior (Auserd, Argub, Tichla, etc.,) siguiendo los destinos de mi padre que era miembro del ejército español (Tropas Nómadas).

¿A qué familia y tribu pertenece?

Pertenezco a la tribu de los saharauis. Es un pueblo muy pequeño, apenas del tamaño de una tribu.

¿Cómo transcurrió su infancia y juventud?

De mi infancia lo que más recuerdo son los viajes en convoyes y los primeros aprendizajes en escuelas adscritas a las instalaciones en los puestos militares. Mi juventud se desarrolló entre Dakhla -donde comencé los estudios secundarios- y el Aaiún -donde acudía para proseguir el bachillerato cuando el asma me lo impedía en el sur por razones climatológicas-. Los ataques asmáticos eran muy intensos. A mi hermano mayor lo único que se le ocurría para ayudarme a aliviar el asma era llevarme con urgencia al interior del desierto, a un clima seco. De ahí mi especial amor por el desierto. En las vacaciones de verano, algunos de mis compañeros de clase y amigos se ufanaban de viajar a ciudades españolas, a las playas, a la civilización y yo de mi experiencia en el desierto. Al final terminé convenciendo a mi hermano Bujari que, por aquellas fechas, comenzaba sus estudios de Derecho en Tenerife. En las vacaciones de navidad y verano organizábamos estancias en el desierto más o menos largas. La tranquilidad quedó truncada a partir de 1975.

Mujeres  saharauis caminan por el campamento de refugiados del desierto de Smara en Tinduf

¿Y dónde está su familia?

Mi familia, exceptuando a mi hermano mayor, está en su totalidad en los campamentos de Tinduf. Allí enterré a mis padres y tres de mis hermanos.

¿Usted es uno de los fundadores del Frente Polisario? ¿Cómo, cuándo y por qué se vinculó?

No, para nada soy un fundador del Polisario, ni mucho menos. Mis primeros contactos con las ideas revolucionarias datan de mi época de estudiante de secundaria en la ciudad de Dakhla. Era una generación que acaba de darse cuenta de que la rebelión con o sin causa era lo que estaba de moda. En mi caso y de muchos compañeros abrazamos la causa revolucionaria del Polisario. Incluso cuando faltábamos a clase y peleábamos con los profesores españoles lo contábamos como actos revolucionarios. Dejamos de frecuentar las discotecas y los ‘guateques’ y nos dedicamos a una actividad nocturna única: pintar las paredes con lemas contra la presencia colonial española y a favor del Polisario. 

¿Por qué se sumó al Frente Polisario? ¿Qué puede decir de su pertenencia, trayectoria y posterior disidencia de ese movimiento?

Yo me sumé a este proceso como la mayoría de los saharauis cuando España abandonó el territorio y mucha gente se exilió en Argelia. Toda mi familia, a excepción de un hermano, se instaló en los campamentos de refugiados. Después de pasar por periodos de entrenamiento, pasé a trabajar, a finales de 1978, en el departamento de información. En 1985 me incorpore al servicio exterior. A finales de 1986, me hice cargo de las relaciones con España. Permanecí en el servicio diplomático hasta finales de 2011, cuando asumí la cartera de cooperación por seis meses antes de presentar la dimisión. Posteriormente volví a mi trabajo anterior hasta 2015 cuando comenzó mi distanciamiento con la dirección del Polisario tras una carta que publiqué con motivo del XIV Congreso. En 2017, junto a un grupo de cuadros civiles y militares, constituimos Iniciativa Saharaui por el Cambio como corriente política interna. Tras el XV Congreso, celebrado en diciembre de 2019, al ver que todo intento de cambiar desde dentro era imposible comenzamos un proceso de reflexión y de debates que culminó en la constitución del Movimiento Saharauis por la Paz, el 22 de abril pasado.

¿Cuáles fueron sus motivaciones para asumir la lucha revolucionaria y cuáles las motivaciones para renunciar a esa vía?

Pocas cosas podría revelar salvo el hecho de que me he volcado, como muchos saharauis, con todas mis energías en esta lucha a la que me he entregado en cuerpo y alma. Mi decepción fue monumental cuando descubrí que no todo lo que luce es oro. Me di cuenta de que, cuando yo, desde mis actividades en el exterior, me esforzaba en recabar ayudas para los refugiados algunos cuadros y dirigentes del Frente Polisario se lucraban, se compraban o construían mansiones y se permitían un tren de vida y privilegios que nada tenía que ver con el modo de vida de un guerrillero. Veía como las mejores carreras, especialmente las muy rentables de medicina, se repartían entre los hijos de la dirección política y allegados, como sus familias vivían en el exterior o en burbujas muy alejadas de los refugiados.

‘La gota que rebasó el vaso’ tuvo lugar cuando descubrí, hace poco más de un año, los horrores de las cárceles secretas del Polisario a través de testimonios de supervivientes de aquel infierno. Tuve la curiosidad de hablar directamente con ellos y contrastar la consistencia y veracidad de los testimonios.

Vista general del campamento de refugiados de Smara en la provincia argelina de Tinduf

¿Cómo es posible que los miembros del Polisario no estén al tanto de lo que ocurre en los campamentos argelinos regentados por el Polisario? Muchos disidentes han contado historias dolorosas y aterradoras de la crueldad perpetrada por la dirigencia del movimiento que les prometió la liberación y que en realidad ha sometido a grandes sufrimientos y penalidades a esa población…

Todos los horrores, que no son pocos, quedaron instalados en mi mente como un hecho que supera toda ficción: el caso de la pequeña Safia, una niña de entre 9 o 13 años, según el testimonio, es una historia de horror que no se puede contar al público, ni siquiera en horario de adultos.

Otro caso que me marcó fue el de dos hermanos, amigos de la infancia con los que jugábamos al fútbol durante mis estancias esporádicas en Auserd, uno de los destinos de mi padre. Se trata de Kbiri y Alali. Ellos eran hijos de un señor que me recordaba, por sus semejanzas, a la figura del rey de la baraja española. Destacaba por su atuendo tradicional y su turbante de ‘nila’, un tejido que tiñe la piel de color azul. Se llamaba Ahmedu Uld Aleya. Aún tengo en mente a este gran señor cuya personalidad podría resumirla en conceptos como elegancia, paciencia y sabiduría. Desde que vi un capítulo de la saga de El Señor de los Anillos lo asocio con el personaje de ‘Gandalf’. Lo recuerdo conversando y tomando té con mi padre. Pues bien, estos dos hermanos, contrariamente a lo que yo pensaba, no emigraron a Mauritania. Decidieron ir, como todos, con su pueblo al exilio y se enrolaron en las filas del Polisario como combatientes. El mayor Kbiri, fue detenido en las zonas militares, en una fecha que pudimos concretar, bajo la sospecha de ser “infiltrado” o “enemigo”. Permaneció durante años en la cárcel de Rashid sin que nadie supiera de él, ni siquiera su hermano menor. Los amigos pensaban que había muerto en algún combate.

Años más tarde, el hermano menor, Alali, que se hizo combatiente muy jovencito, fue arrestado también bajo la misma sospecha cuando se encontraba en los campamentos curándose de una herida de guerra. Los dos hermanos, según se supo, se reencontraron en la cárcel. El mayor murió allí, al poco tiempo del reencuentro, a causa de torturas y maltrato. El menor salió años después, gracias a la sublevación de 1988, con estigmas físicos y psicológicos que acabaron finalmente con su vida. Eso sí fue enterrado con las marcas del Polisario en sus espaldas acuñadas a hierro ardiente. Descubrí que mis amigos de la infancia, a los que nunca llegué a ver desde que nos hicimos mayores, fueron arrestados simplemente por pertenecer a una tribu «foránea», según los catálogos étnicos vigentes en el Polisario.

Otro caso que me afectó de modo muy especial fue el de dos compañeros de trabajo fantásticos. Abdelaziz Heidala y Mohamed Musa uld Chaga el Mojtar. El primero muy bromista y juguetón. Lo recuerdo por los gruesos cristales de sus gafas. El otro muchacho era todo un ejemplo de serenidad y educación. Apenas se le oía la voz cuando hablaba y siempre estaba sonriente. Estuvimos trabajando juntos por varios meses y de pronto se marcharon en teoría para cumplir una ‘misión’. Finalmente se descubrió que pasaron a englobar la lista de los asesinados en la cárcel de Rashid. A veces me imagino los dolores que habrán tenido que sufrir, especialmente Mohamed Musa, un chico de cuerpo menudo, sin músculos y aparentemente frágil. Todos estos hechos y revelaciones me han marcado. Me hicieron cambiar de un modo sustancial mi compromiso con el Polisario. El hecho de que los autores de tales crímenes sigan en el poder, gozando de total impunidad, me hizo perder toda esperanza en cuanto a posibles cambios.

De la cuestión del Sáhara Occidental se sabe poco en América Latina y en la sociedad española, al parecer, se instaló con éxito la versión del Frente Polisario, pero de todo esto que usted ha descrito se dice poco o nada…

Creo que España, por sus vínculos históricos con los saharauis y América Latina, por los vínculos culturales, deberían volcarse más en salvar a los saharauis y ayudarles a salir del túnel.

¿Cómo explica la duración de esa controversia por un periodo tan prolongado?

Ciertamente es un problema que se ha prolongado por mucho tiempo. Se ha convertido desde hace mucho tiempo en un conflicto olvidado y de baja intensidad que preocupa muy poco a la Comunidad Internacional. El mantenimiento del ‘status quo’ es mortal para el pueblo saharaui. No hay un problema como éste que tan poco importe hoy día a la opinión pública mundial. Y quienes más han sufrido y siguen sufriendo son los civiles, mujeres y niños, que llevan medio siglo viviendo en campos de refugiados y en un desierto donde la vida es casi imposible. Merece la pena luchar para cambiar de una vez la suerte de nuestra gente.

Soldados argelinos son vistos en la planta de gas Tiguentourine en In Amenas

Entiendo que usted y decenas de saharauis hoy promueven una lucha pacífica desde la plataforma emergente Movimiento Saharauis por la Paz (MSP). Parecería que en la declaración de principios e intenciones establecen su oposición a toda forma de dictadura. ¿Es así?

Es el comienzo de un nuevo camino y de una propuesta política moderada y equilibrada que pretende sacudir el tablero y generar expectativas y esperanzas entre los saharauis en cuanto a una salida honorable que ponga fin a este largo calvario. Más que la ruptura con la dictadura y la confrontación con la dirección del Polisario hemos decidido poner en marcha una iniciativa desde el sentido común y una sola preocupación: sacar a nuestro pueblo del agujero negro. Lo deseable es que el Polisario, como debería ser, empiece a acostumbrarse a convivir con otras ideas y corrientes políticas distintas y, en lugar de atrincherarse en posturas insostenibles, nos acompañe en la búsqueda de la paz y la tranquilidad para nuestro pueblo. Que entre todos empecemos a desplegar los esfuerzos hacia la reconstrucción y el bienestar de nuestro pueblo y no en la construcción de más trincheras y fortificaciones.

¿Qué posición ocupa usted en el MSP?

Hasta el Congreso que tendrá lugar en un plazo no superior a los 23 meses coordino una gestora bajo el cargo de primer secretario. Es una etapa transitoria en la que el esfuerzo consiste en implantar el Movimiento entre la población y hacerse conocer en el exterior.

¿Cuál fue el determinante que les animó a la creación del MSP?

La propuesta surgió después de perder toda esperanza en cuanto a la posibilidad de incidir desde dentro de las filas del Polisario. Deseábamos creer que el Polisario era algo más que un partido político único y una cúpula autoritaria, pero no tuvimos más remedio que resignarnos y asumir la realidad tal y como era. Tras intentar organizarnos y actuar desde dentro durante tres años nos dimos cuenta de que era una misión imposible, sobre todo tras la represión y persecución de los tres activistas de Iniciativa Saharaui por el Cambio. El XV Congreso del Polisario fue el portazo definitivo.

¿Por qué el MSP puede ser esa alternativa necesaria y democrática en oposición al Frente Polisario?

En primer lugar, por ser un producto de los errores del Polisario. Y, por otro lado, por agrupar a muchos cuadros autóctonos y que ya habían tenido largas trayectorias en actividades militares y civiles. Se llegó a la conclusión de que era necesario parar el viaje a ninguna parte que está dirigiendo el Polisario y buscar una salida honorable y digna para nuestro pueblo. Es una rebelión contra los efectos nocivos de un nacionalismo extremo que ya no tiene cabida en nuestro mundo y que en el caso de un pueblo pequeño como el nuestro puede provocar su extinción pura y simple. Los liderazgos no pueden dirigir a sus pueblos desde burbujas a partir de las cuales ven la realidad desde la distancia. No pueden esconderse permanentemente detrás de un discurso político teórico, adoptar códigos de samurái y ser insensibles ante el dolor y las penalidades de su gente. Han de tener la capacidad y el coraje de reconocer sus propios errores, hablar con sinceridad a su gente para salvar lo que aún se puede.

¿Por qué el MSP puede ser ese tercer actor para -ser tenido en cuenta en las negociaciones y en las mesas redondas que promueven- una salida negociada y consensuada con perspectiva viable y realista que ponga fin al diferendo territorial del Sáhara Occidental y al sufrimiento de la población que -en unos casos de forma voluntaria y en otros retenida- permanece en los campamentos del Polisario en territorio argelino?

Porque vemos un amplio espacio vacío entre las posiciones conocidas hasta ahora. Creemos que hay suficiente margen para una propuesta intermedia o una fórmula de compromiso que no se atreven las partes a abordar por miedo a salir del ‘empate infinito’.  Desde nuestros nuevos postulados y enfoques queremos dar consistencia a lo que empieza a conocerse como un nacionalismo moderado, sensato y de convivencia. Creo que las claves del arreglo están en ese tipo de propuestas.

Ustedes informaron que el MSP está integrado por más de 100 personas, cuadros, exoficiales, ex altos funcionarios del Polisario que, según se infiere, gozan de visibilidad y de credibilidad con la población saharaui, en el Sahara Occidental, pero también en Tinduf: ¿Es probable que en un tiempo razonable sumen apoyos decisivos incluso entre los saharauis más reticentes?

En las tres semanas que lleva el Movimiento ya se ha triplicado el número de afiliados. Lo más llamativo es que la mayoría son jóvenes, estudiantes o licenciados universitarios.

¿Cómo van a soportar los ataques del Frente Polisario, así como los de sus aliados y promotores en África y en América Latina (Argelia, Sudáfrica, Cuba o Venezuela) que buscarán restarles influencia cuando ustedes traten de persuadir a la Comunidad Internacional, a los medios de comunicación internacionales, a las Naciones Unidas, a la Unidad Africana y al Consejo de Seguridad?

Ya estamos en el centro de una gran ofensiva. La reacción ha sido brutal. De hecho, se ha desatado una campaña muy intensa. La manipulación, la desinformación y la difamación en las redes sociales, han estado a la orden del día. De todos modos, los amigos del Polisario no pueden ignorar que este es un debate interno que debería respetarse, al igual que lo exigen para ellos mismos. Con independencia de las confrontaciones en los medios, a nosotros lo que nos importa es sacar a nuestro pueblo del túnel, proporcionarle un periodo de paz, tranquilidad, bienestar y dignidad. El resto es accesorio y pasara al igual que una tormenta de verano. Tocaremos todas las puertas. Ya enviamos cartas al secretario general de la ONU y a los países interesados como Marruecos, Argelia, Mauritania. También enviaremos a la dirección del Polisario para exhortar a la convivencia y al respeto como elementos de un mismo espectro político de una sociedad democrática.

Guardia Republicana de Argelia en el  Palacio Presidencial en Argel, fotografía de archivo

¿Qué pasó y qué falló con la Iniciativa Saharaui por el Cambio que impulsaba la disidencia saharaui en años recientes y qué hará que no ocurra algo similar con el MSP?

Lo único que pasó es que la mayoría nos dimos cuenta, aunque para algunos no era una sorpresa, que era imposible cambiar desde dentro a un partido político autoritario, anclado aun en los ambientes ideológicos previos a la caída del muro de Berlín. Nos cerraron todas las puertas cuyas llaves estaban en manos de la cúpula y fuimos a abrir otra fuera de su alcance, la de la democracia. Simplemente hemos creado un partido político distinto y es un ejercicio tan correcto como normal en una sociedad democrática. El Polisario quiere seguir imitando a Corea del Norte en pleno siglo XXI.

Una ciudadana chilena comentaba en redes sociales que el MSP se formaliza dos años después del restablecimiento de las relaciones de Cuba con Marruecos a la vez que interpretaba que la mayoría de los firmantes del MSP siente profundo respeto y admiración por el régimen cubano. La relación entre eventos y actores que plantea la internauta excede mi comprensión. ¿Cuba tiene algo que ver con el surgimiento del MSP? ¿Cuba, un emblemático régimen totalitario, sería el modelo político que el MSP considera emular?

Para nada tiene que ver Cuba con el surgimiento del MSP. En cuanto al modelo político no hemos definido aún los lineamientos políticos e ideológicos del Movimiento. Hay una comisión que está trabajando y preparando borradores de cara al Congreso. Personalmente siento inclinación por los modelos ya experimentados del nacionalismo moderado y por las ideas de sus figuras más destacadas, líderes vascos como los fallecidos Xabier Arzalluz o Juan Mary Bandrés a quienes he conocido personalmente o el kurdo Masoud Barazani.

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato