Hace cinco años, la bandera cubana volvió a ondear en Washington por primera vez en 54 años marcando el inicio de una nueva era en las relaciones diplomáticas entre ambos países

Cuba y Estados Unidos: una historia de encuentros y desencuentros

Reuters/Alexandre Meneghini - Fotografía de archivo. Las banderas de Estados Unidos y Cuba durante una ceremonia en La Habana, Cuba, el 28 de diciembre de 2017

El 17 de diciembre de 2014 el por aquel entonces presidente de Cuba, Raúl Castro y su homólogo estadounidense, Barack Obama anunciaron la decisión de restablecer relaciones diplomáticas entre ambas naciones.  Desde que Fidel Castro cediera temporalmente el poder al vicepresidente y ministro de las Fuerzas Armadas, su hermano Raúl, los cubanos viven un momento significativo en la historia de la isla. Con el aparente restablecimiento de relaciones diplomáticas se inició una nueva etapa con nuevos retos y, sobre todo, oportunidades para los dos estados; etapa que ha cambiado la atmósfera política de ambas regiones y que ha transformado el diálogo hemisférico entre Estados Unidos y América Latina. 

A pesar de las tensas relaciones diplomáticas entre ambas naciones, Cuba ha ocupado desde siempre un lugar especial en la política exterior norteamericana. Desde hace más de medio siglo, el gigante norteamericano se ha estado refiriendo a la isla caribeña como “una amenaza a la estabilidad del hemisferio occidental”. No obstante, esta situación cambió cuando el expresidente estadounidense Barack Obama decidió utilizar sus prerrogativas constitucionales para establecer relaciones diplomáticas con una nación a la que durante más de 50 años ha considerado como enemiga. 

Intentar entender a través de su historia el conflicto de Washington con la Habana no es una razón suficiente, pero si necesaria para resolver lo que ha sido una paradoja hegemónica en la política estadounidense hacia Cuba durante los últimos años. En este sentido Obama decidió llevar una estrategia diferente para afrontar la política norteamericana hacia América Latina. 

En 2015 hubo una serie de factores que contribuyeron a que tuviera lugar esta histórica aproximación entre los dos países. En Cuba tuvo que ver el proceso de transición iniciado en la isla desde que Raúl Castro sustituyó a su hermano Fidel, mientras que, en Estados Unidos, Obama decidió cambiar el rumbo de la política estadounidense en este tema y basarla en la cooperación en vez de en la confrontación. Aun así, todavía son muchas las cuestiones que quedan por resolver entre ambos países, cuestiones que se basan fundamentalmente en las diferencias que subyacen de sus diferencias ideológicas.

Santiago de Cuba
La llegada de Trump al poder 

El 8 de noviembre de 2016, dos semanas antes de que Fidel Castro muriera a los 90 años, Donald Trump ganó las elecciones presidenciales y dio marcha atrás a la primavera reconciliadora iniciada por Barack Obama. Esta acción demostró al mundo que el final del embargo entre los dos países sería un proceso largo y nada sencillo. El enfrentamiento entre las dos naciones ha continuado, tal y como lo demuestra la última acción llevada a cabo por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por siglas en inglés), que informó el pasado 8 de julio de que multaría a la compañía Amazon por mantener vínculos comerciales con la embajada de Cuba en Washington.

El aire de cambio impulsado por Barack Obama se tradujo durante unos meses en distintas regulaciones adoptadas por los departamentos de Comercio y Tesoro. En ellas se incrementaron las oportunidades para que los norteamericanos pudieran viajar a la isla o ser permitía la venta a Cuba de tecnología agrícola y de construcción. Tan solo cinco días después de que estas medidas fueran anunciadas, Barack Obama instó al Congreso en su discurso sobre el estado de la nación a levantar el embargo para traer la política estadounidense hacia Cuba al siglo XXI.

Hace cinco años, tal día como hoy, la bandera cubana volvió a ondear en Washington por primera vez en 54 años frente a una nueva embajada donde el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, dio por abierta una nueva y “compleja” fase en la relación entre los dos países. Aun así, hasta septiembre no tuvo lugar la primera comisión bilateral entre las dos naciones. Ese mismo mes, Raúl Castro viajó a Estados Unidos para participar por primera vez en la Asamblea General de la ONU y reunirse con su homólogo estadounidense. 

El año 2016 comenzó con la esperanza de acabar con más de 50 décadas de desencuentro. El 12 de enero, durante el discurso del Estado de la Unión, Obama instó a su país a poner fin al bloqueo impuesto a Cuba. El acercamiento entre los dos países fue una realidad durante los meses posteriores, en donde se restableció el servicio de correo postal directo o entraron en vigor distintas regulaciones económicas. En marzo de ese mismo año, Barack Obama se convirtió en el primer presidente estadounidense en pisar la isla caribeña en los últimos 60 años. 

El fin de la política de los pies secos-pies mojados 

La historia de estas complicadas relaciones diplomáticas volvió a dar un giro de 180 grados con la llegada de Donald Trump al poder.  La esperanza y los aires de apertura quedaron relegados a un segundo plano. Aun así, el 12 de enero de 2017 se firmó en La Habana un nuevo acuerdo migratorio que acababa con la política de los pies secos-pies mojados.  La política de Trump desde entonces ha consistido en tensar las relaciones con los líderes de la isla caribeña. En marzo de 2017, se publicó un informe del Departamento de Estado que incluía a Cuba en su lista de principales lugares para el lavado de dinero. Las sanciones comenzaron a llegar de nuevo poco después, cuando el Departamento del Tesoro impuso varias multas a empresas de su país por violar el bloqueo económico impuesto a Cuba. 

Las autoridades cubanas están exigiendo el uso de máscaras para cualquier persona fuera de sus casas

Esta misma retórica impuesta por Trump se mantuvo durante los años posteriores. Así, el 10 de septiembre de 2018, el mandatario estadounidense renovó la Ley de Comercio con el Enemigo, una normativa con más de 100 años que apoya el bloqueo económico impuesto a Cuba. En 2019, el país norteamericano amplió su lista negra de empresas cubanas por supuestamente estar “controladas por los servicios militares”, de acuerdo con la información recogida por la agencia de noticias Xinhua. En septiembre de ese mismo año, el Departamento de Tesoro cambió por completo el de Control de Activos de Cuba con el fin de imponer nuevas sanciones a la isla. 

Las sanciones impuestas por EEUU a Cuba han protagonizado las relaciones diplomáticas entre los dos países durante los últimos meses. Así, el secretario de Estado, Mike Pompeo, informó de la aplicación de este tipo de medidas coercitivas contra el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, general de cuerpo de ejército Leopoldo Cintra Frías por supuestamente apoyar al Ejecutivo venezolano.  Esta situación ha empeorado con la aparición de la COVID-19, ya que, debido al bloqueo, la isla caribeña no ha podido adquirir ventiladores pulmonares para tratar a las víctimas de esta enfermedad, porque, de acuerdo con la agencia Xinhua, los suministradores habituales son propiedad de la compañía estadounidense Vyaire Medical Inc, que suspendió las relaciones comerciales con la isla.

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