El doctor en Economía asegura que “la recuperación está siendo muy desequilibrada y mucho menos potente de lo que nos están queriendo vender”

Daniel Lacalle: “El plan de reconstrucción de la Unión Europea nace muerto”

photo_camera El economista Daniel Lacalle

El economista Daniel Lacalle fue entrevistado en el octavo programa de Atalayar en Capital Radio, que se emitió este lunes de 22:05 a 23:00. Autor del libro ‘Libertad o igualdad’, donde explica por qué el capitalismo es la llave del progreso social y la igualdad de oportunidades, abordó el actual escenario económico en el mundo con la irrupción del coronavirus y la respuesta ante la pandemia que ha lanzado la Unión Europea, dos temas que marcan la agenda internacional en estos momentos.

¿La libertad y la igualdad de oportunidades son conceptos antagónicos, irreconciliables?

La igualdad es una consecuencia de la libertad. El problema que nos encontramos es la utilización constante de la demagogia por parte de los políticos más intervencionistas, que al poner como prioridad la igualdad, destruyen la libertad y, además, no se consigue ni la prosperidad ni el crecimiento económico ni la generación de empleo, que son, a su vez, los factores que mejoran la igualdad. No podemos poner como prioridad la igualdad en sí misma, porque el gobierno solo puede igualar a la baja. Por lo tanto, cuando nos prometen igualdad, lo que nos están prometiendo es el igualitarismo, que no solamente es moralmente inaceptable, sino también devastador en sus consecuencias.

Bandera europea en la sede de la Comisión en Bruselas, Bélgica

La crisis económica aparejada a la pandemia del coronavirus, ¿supone la desaparición del concepto del capitalismo y del liberalismo como lo entendíamos hasta ahora?

No. Si hay algo que llevamos sufriendo durante más de una década no es liberalismo en ningún caso, sino el estatismo más agresivo. La constante intervención por parte de los gobiernos, el aumento constante del porcentaje de la riqueza anual que acumulan los gobiernos, la financiación y la monetización de ese privilegio… No hemos vivido nada más que una política de estatización constante. Esta crisis nos ha demostrado que lo que

ha fracasado, y además de manera rotunda en los países en los que más se ha intervenido, ha sido la aparición del gobierno como factor decisor. Los gobiernos que primero han previsto y han gestionado mal la pandemia después han impuesto lo más devastador que se puede hacer en una economía que es el cierre forzoso de la misma durante un periodo, y ahora se presentan como la solución.

Hay que pensar si, además del desastre absoluto del mando único y de la gestión de la pandemia, no solamente en España, sino también en otros países, pensemos si estas personas hubieran tenido el control de la economía. 

Lo que hemos aprendido de esta crisis es que las empresas se adaptan mucho más rápido y ofrecen soluciones reales mucho más rápido, mientras que los gobiernos acuden a tres factores extremadamente peligrosos: el primero, la negación del problema; el segundo, cubrir la mala gestión con una decisión que genera un impacto todavía mayor en la economía; y el tercero, ante el enfado de los ciudadanos, utilizar la demagogia y, en algunos casos, la represión. 

Sobre lo que va a ocurrir a partir de ahora, ¿está enfocando bien, a su juicio, la Unión Europea el proceso de reconstrucción económica?

Lo primero que tenemos que hacer es negar la palabra reconstrucción, y la idea de la reconstrucción, que es una idea en sí misma dirigista. No hay que reconstruir absolutamente nada: el tejido industrial, el talento y el capital inversor están intactos o prácticamente intactos. Sí que es verdad que ha habido una enorme caída de los beneficios empresariales y en el número de empresas, pero no hay que reconstruir nada y mucho menos que lo reconstruyan unos políticos en función de sus intereses particulares. 

La Unión Europea está haciendo exactamente lo mismo, punto por punto, que en la crisis del 2009. En ese año, la UE se presentó con un enorme plan de estímulo, en el que se gastó más del 1,5% del PIB comunitario, se bajaron los tipos de interés desde el 5% hasta el 1%, el balance del Banco Central Europeo aumentó en un 35%... Se está haciendo ahora exactamente lo mismo que en aquella época. 

El problema es que esta crisis no es una crisis de demanda. Aquí no hace falta incentivar la demanda, y la poca demanda que van a incentivar va a venir de los sectores con mayor sobrecapacidad. Entonces, el plan de reconstrucción nace muerto, porque va a financiar, fundamentalmente, gasto corriente de Estados deficitarios y, además, a las empresas que ya estaban con sobrecapacidad. Así, el gran problema con el que nos encontramos es que estamos repitiendo lo que ya ha sido devastador, y tenemos el historial del Plan Juncker con 340.000 millones de euros, que tuvo un impacto cero en productividad y crecimiento; y el del plan de 2009, que fue devastador para la economía. Eso no significa que el programa de reconstrucción de ahora vaya a ser devastador, pero tenemos la evidencia de que no va a impulsar el crecimiento económico. 

Además, está orientado a esta visión dirigista del cambio sostenible. ¿Cuál es el problema? Que ningún gobierno, ni la UE en su conjunto ni los países miembros por separado, realmente va a descender las tecnologías disruptivas, por la sencilla razón de que las tecnologías disruptivas generan tres efectos: desinflación -ningún gobierno quiere menor inflación-; menores ingresos fiscales -ningún gobierno quiere menores ingresos fiscales; y que le quita poder a los campeones nacionales, y si hay algo que está demostrando este plan de recuperación, desafortunadamente, es que va orientado 100% a los campeones nacionales de cada país.

En definitiva, es muy poco europeo y puede adolecer de los errores del pasado.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en Bruselas, el 19 de junio de 2020

En esta época, ¿es absurdo contraponer lo público y lo privado?

La colaboración público-privada es la única manera en la que se puede conseguir aunar los intereses sociales que mantienen una rentabilidad económica real con la eficiencia y la sostenibilidad. El objetivo del gobierno es maximizar el presupuesto, no generar mayor rentabilidad sobre el capital empleado; mientras que el objetivo del sector privado es gestionar mejor recursos escasos. La colaboración público-privada siempre ha funcionado mucho mejor, y la demonización por la titularidad de los servicios es claramente ideológica, porque, además, lo que ocurre cuando se habla de público es que el ciudadano a lo mejor piensa que siendo público es gratis, lo que es completamente falso. Además, no existe la gestión pública en sí misma. Tenemos que ser cautelosos cuando se habla de nacionalizar empresas de sectores “estratégicos”. 

Los gobiernos y los políticos no tienen como objetivo el progreso, sino mantener las cosas como están. Y esto es normal, no pasa absolutamente nada, pero por eso es tan importante reivindicar la colaboración público-privada porque es la única manera en la que vamos a conseguir que los retos -en sanidad, en tecnología, en infraestructuras, etc.- se lleven a cabo sin generar una enorme depresión económica. 

¿La recuperación del precio del petróleo puede marcar el relanzamiento de la economía?

La subida del precio del petróleo, como muchos otros datos que estamos recibiendo ahora en los meses de mayo y junio, tenemos que verla con mucha cautela. El crudo sigue a 40 dólares el barril, y ahora mismo no existe ningún país petrolero que gane dinero con ese precio respecto a su presupuesto. Lo importante es evitar caer en la idea de que estamos viendo un rebote -al caer el barril a los 10 dólares y ahora subir a los 40- porque no es, ni de lejos, un precio que nos permita hablar de recuperación, cuando ha habido un desplome tan increíble en marzo y abril de tantos indicadores. En el sector del automóvil, por ejemplo, las matriculaciones de vehículos han subido este último mes un 680%, pero en realidad sigue suponiendo una caída del 70% sobre el año pasado. 

En el sector del petróleo, tenemos que recordar, además, que todavía hay 3,5 millones de barriles al día de sobrecapacidad del sistema, que no se están utilizando. Al retirar los barriles del mercado, suben los precios, claro, pero es una subida artificial. En el momento en que los productores de petróleo vuelvan a introducir los barriles en el mercado, el precio se mantendrá débil. 

En general, la recuperación está siendo muy desequilibrada y mucho menos potente de lo que nos están queriendo vender, lo estamos viendo en los datos, como las peticiones constantes de desempleo en Estados Unidos, o en China, donde todos los sectores, excepto los dependientes del gobierno, se han recuperado en forma de “L”. 

Por eso, creo que tenemos que ser relativamente cautelosos ante lo que es la evidencia de que el primer brote -y no rebrote- sigue aumentando. 

Tanques de almacenamiento de petróleo crudo en el centro de Cushing, Oklahoma, Estados Unidos, el 21 de abril de 2020

¿Qué opina de la comisión de reconstrucción de España?

Me da mucha pena que en la comisión de reconstrucción de España ni un solo miembro haya generado alguna vez un puesto de trabajo. Me da envidia lo que ha sucedido en Italia, por ejemplo, donde la comisión está formada por gente del mundo de la empresa que no tiene ningún tipo de interés político, y además ya tienen un documento de 102 páginas con medidas específicas. Luego se podrán equivocar, o no, o el gobierno incorporará esas medidas, o no, pero nos demuestra que ese “monstruo” que nos encanta en España que es la burocracia se lo come todo. Y hasta en Italia, que a veces se le critica mucho, tienen mecanismos mucho más rápidos y eficientes por lo menos para crear un borrador. En Italia, Alemania y otros países europeos, ya tienen la estructura de los proyectos que se van a presentar para que luego la Comisión Europea los apruebe y les conceda las ayudas que sean necesarias. En España, nadie está hablando de los proyectos que se van a hacer, sino que estamos esperando sentados a que nos caiga la lluvia de millones de la UE. 
 

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