El estallido, que tuvo lugar el pasado sábado a unos 20 kilómetros de las instalaciones nucleares de Natanz, en Irán, ha despertado diversas hipótesis sobre la posibilidad de un “sabotaje” israelí

Desconcierto ante una explosión cercana a la planta nuclear iraní de Natanz

PHOTO/Organización de Energía Atómica de Irán vía AP - La Organización de Energía Atómica de Irán muestra máquinas centrífugas en la instalación de enriquecimiento de uranio de Natanz en el centro de Irán

Tan solo un día después de la paralización de la séptima ronda de negociaciones nucleares con Irán, el pasado sábado 4 de diciembre se reportaba en el país una explosión en la localidad de Badrud, en la provincia de Isfahán, a tan solo 20 kilómetros de las instalaciones nucleares de Natanz. “Los residentes de Badroud escucharon el ruido y vieron una luz que mostraba que un objeto acababa de explotar en el cielo”, afirmaba un testigo para la agencia de noticias iraní, IRNA.

No obstante, frente al surgimiento de cualquier rumor sobre un posible “sabotaje”, las autoridades iraníes han declarado que se trataba de un “simulacro” para poner a prueba la protección de “respuesta rápida” de la central ante un ataque aéreo, tal como ha sostenido el comandante de la Defensa Aérea en la región. Así, las unidades de defensa “dispararon el misil para probar la fuerza de reacción rápida”, pero, en palabras del portavoz militar, Amir-Shahin Taghichani, “no hay motivo de preocupación”.

Sin embargo, estas explicaciones oficiales están lejos de disipar otras suposiciones, como la hipótesis de que se trata de un ataque israelí. Según esta teoría, lejos de ser una prueba miliar, la explosión sería parte de la estrategia hebrea para detener las amenazas nucleares de Irán, y estaría vinculada a los incidentes sucedidos en las mismas instalaciones durante los dos últimos años. Por su parte, las declaraciones de los altos funcionarios de Israel no han hecho más que exacerbar la confusión sobre el origen de la explosión. “Irán es un problema para todo el mundo, no solo para el Estado de Israel”, señalaba viceministro de Defensa israelí, Alon Schuster, para un medio radiofónico israelí, cuando fue entrevistado sobre la posible participación de Tel Aviv en la explosión.

Irán instalaciones nucleares
La hipótesis israelí

Según un reportaje publicado en exclusiva por el diario estadounidense New York Post, Israel ha realizado tres grandes operaciones contra los emplazamientos nucleares iraníes en los últimos 18 meses. Estos ataques se habrían llevado a cabo a través de los miembros de su agencia de inteligencia, el Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales (“Mossad” por sus siglas en hebreo), y forman parte del plan del país hebreo para enfrentar las violaciones iraníes del acuerdo nuclear firmado en 2015.

Según el informe, el primero de los ataques tuvo lugar en julio de 2020, y estaría relacionado con los incendios de la planta de ensamblaje de centrifugadoras avanzadas, a los que aún no se les ha encontrado ninguna explicación. Sin embargo, el incidente que provocó un mayor aumento de las tensiones entre Teherán y Tel Aviv fue el sucedido en abril de 2021, cuando varias de las centrifugadoras avanzadas, IR-5 e IR-6, situadas en las instalaciones subterráneas de Natanz, se vieron afectadas por una explosión.

Las autoridades iraníes culparon del ataque a Israel, y calificaron este acto de “terrorismo nuclear”. Del mismo modo, el informe del New York Post recogió que esta ofensiva fue llevada a cabo a través de varios agentes del Mossad, quienes, tras convencer a varios científicos israelíes sobre su vinculación con grupos disidentes internacionales, consiguieron que los funcionarios colocasen los explosivos en las instalaciones nucleares.

Además, en estos ataques destacaría también la utilización de un tipo de dron denominado “cuadrocopter”, que habría sido introducido en el territorio iraní pieza por pieza, y que, de acuerdo con esta hipótesis, podría ser lo que los vecinos de Badrud vieron estallar el pasado sábado.

Acuerdo nuclear Viena
Tensiones entre Israel e Irán

En términos generales, desde la reactivación de las negociaciones del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA por sus siglas en inglés), la postura de Israel se ha mantenido escéptica al respecto del compromiso de Teherán con el acuerdo nuclear. Así se ha reflejado en más de una ocasión, y así quedó de manifiesto en las declaraciones del primer ministro israelí, Naftali Bennett, hace unas semanas; “incluso si hay un regreso a un acuerdo, Israel, por supuesto, no es parte del acuerdo, y no está obligado por ese acuerdo”.

Además, como otro ejemplo más de su estrategia, significativamente alejada de la diplomacia occidental del JCPOA, Tel Aviv aprobaba el pasado mes de octubre un presupuesto de unos 5 000 millones shekels israelíes (más de 1,3 millones de euros) para preparar al ejército frente a un posible ataque contra el proyecto nuclear iraní. En este fondo se incluiría la financiación de varios tipos de aviones, drones de recopilación de inteligencia y otros tipos de munición especial para apuntar a las instalaciones subterráneas fuertemente protegidas en las plantas nucleares del territorio persa. De hecho, según el informe publicado por el New York Post, esta clase de armamento de alta tecnología podía haber sido parte del arsenal utilizado en los ataques contra Irán.  

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