Se trata de la primera reunión del Consejo desde la firma del histórico acuerdo de Al Ula

Diversificación y seguridad, los dos temas principales de la 42ª cumbre del CCG

photo_camera PHOTO/ Bandar Algaloud/Cortesía de la Corte Real de Arabia Saudita - Fotografia de familia durante la 41ª Cumbre del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) en Al-Ula, Arabia Saudita

El Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCG) no había tenido oportunidad de reunirse desde que se firmase uno de los acuerdos más importantes en la historia de la región o, al menos, en lo que a las relaciones con Qatar se refiere. La declaración de Al Ula puso fin a cuatro años de bloqueo y supuso el inicio de una nueva etapa en las relaciones de los países del Golfo. Ahora, aparentemente superadas las diferencias con sus vecinos qataríes, el CCG se vuelve a reunir con la vista puesta en la diversificación económica, la seguridad y la cooperación estratégica en un encuentro que contó con la participación de los representantes de Bahrein, Kuwait, Omán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Qatar.

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El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, viajó hace unos días a los países que participaron en esta cumbre para fortalecer los lazos de cara a la reunión que tendría lugar en Riad. Con el terreno ya preparado, bin Salman inauguró el evento diciendo que esperan “construir un bloque económico próspero, y esto requiere la creación de un entorno estimulante que dependa de la diversificación de las fuentes de ingresos”. Estas palabras refuerzan más si cabe uno de los objetivos que persigue desde hace tiempo el reino como es el de alejarse de la dependencia del petróleo en términos económicos.

Otro de los aspectos fundamentales que se trató en la 42ª cumbre del Consejo fue la seguridad. El ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudí, el príncipe Faisal bin Farhan, decía que esta reunión se producía en un momento delicado para los países del Golfo y que las estrategias se seguridad representan una de las claves de la agenda. También el secretario general del CCG, Nayef Falah Al-Hajraf, dijo que es necesario aumentar el “trabajo en equipo” para poder hacer frente a unos desafíos para los que en este momento no estamos preparados. También quiso destacar la necesidad de fortalecer las oportunidades para mujeres y jóvenes, así como la transformación digital en todo el Golfo.

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“Los líderes acordaron principios y políticas para desarrollar la cooperación estratégica y la integración del desarrollo económico entre los estados del CCG y lograr las aspiraciones de sus ciudadanos”, aseguró Al-Hajraf. Y es que esta nueva reunión es un importante paso en la estabilización de las relaciones entre todos los países, incluido Qatar. El jeque Hamad bin Jassim Al Thani decía antes de la cumbre que “están comenzando a aparecer en el horizonte signos de armonía política positiva en la región del Golfo”, lo que podría incluir en el futuro un posible acercamiento a Irán, como dejan entrever los últimos movimientos de Arabia Saudí.

El príncipe heredero del reino quiso recalcar que “el CCG se estableció para promover la seguridad, la estabilidad, el desarrollo, la prosperidad y el bienestar de los ciudadanos de los países del Golfo. Son nuestra riqueza básica y, a través de ellos, logran nuestras visiones y esperanzas”. Para los saudíes, el Consejo para los Estados Árabes del Golfo es de suma importancia, y así lo ha demostrado el propio Mohamed bin Salman con sus visitas a los países participantes a lo largo de la última semana.

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El CCG ha establecido a lo largo de su trayectoria hasta 42 instituciones conjuntas en materia tecnológica y económica, y 17 acuerdos de desarrollo conjunto. Es de esperar que este nuevo encuentro del Consejo traiga consigo iniciativas que puedan impulsar, además del avance de toda la región, un acercamiento con aquellos países que parecen haber retomado el camino de la cooperación. No obstante, no hay que olvidar que la aparente buena fe de Qatar puede quedarse sólo con el adjetivo ya que los movimientos en algunas de las zonas candentes del Golfo, como es Yemen, mostrando un apoyo cada vez más fuerte a los hutíes, no dejan lugar a la confianza en un país cuya trayectoria no invita al optimismo.

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