La OMC se pronuncia en la vieja batalla entre los gigantes Airbus y Boeing lo que supone otro golpe a las delicadas relaciones transatlánticas, podría llevar a represalias europeas y una profundización en la guerra comercial entre los aliados

Donald Trump impondrá aranceles a Europa que golpearán duramente a España

REUTERS/JOSHUA ROBERTS - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tras una reunión el 25 de julio de 2018.

Uno de los sueños del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está de nuevo cerca de hacerse realidad: imponer aranceles a la Unión Europea. Europa es la espina clavada entre las distintas guerras comerciales que tiene abierto el líder estadounidense, pero un fallo de esta semana de la Organización Mundial del Comercio (OMC), defenestrada por Trump, que decidió a favor de Washington en una dilatada disputa comercial, le ha abierto el camino. La incertidumbre que planea sobre la economía global se ve acentuada con la resolución del organismo multilateral a la par que las relaciones transatlánticas nuevamente golpeadas.

Trump espera con ansia el próximo día 18 de octubre cuando oficialmente EEUU podría imponer aranceles a la Unión, que tendrán un impacto significativo sobre cuatro países europeos entre los que se encuentra España. Entre los productos que se verán afectados por los gravámenes figura el queso fresco, las aceitunas, el aceite de oliva y productos porcinos de origen español, alemán y británico; así como el vino francés, de acuerdo con una lista distribuida por la Oficina de Comercio Exterior. 

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En un esperado e histórico fallo, la OMC resolvió la disputa comercial transatlántica que ha reinado en los 15 últimos años: la guerra entre las dos grandes compañías aeronáuticas americana y europea, Boeing y Airbus. En concreto, el fallo versa sobre los subsidios que Gobiernos de la UE dieron al gigante europeo Airbus para el desarrollo de aviones y que conllevaron daños al estadounidense Boeing, el otro fabricante de aviones más grande del mundo. La OMC los considera ilegales. Muchos lo catalogan como un punto de inflexión en el conflicto comercial entre ambos, EEUU y UE, que puede abrir una nueva era en las relaciones económicas y comerciales entre los aliados.

Así, la OMC en su sentencia determinó que Washington podrá imponer a la UE sanciones comerciales por valor de 7.500 millones de dólares (unos 6.900 millones de euros) anuales, el importe que el organismo considera es proporcional a los efectos adversos sufridos por Boeing en términos de pérdidas de ventas e impedimentos en la entrega de sus aviones. En otras palabras, esa cantidad compensa las ayudas y subsidios recibidos por Airbus por parte de países europeos. Ello es debido a la financiación por parte de los países europeos a un tipo de interés más bajo que los del mercado, lo que permitió a Airbus desarrollar algunos de sus modelos más recientes y avanzados. Esas ayudas a las grandes aeronaves civiles de Airbus fueron proporcionadas principalmente por Francia, Alemania, España y el Reino Unido. Supone el importe máximo de una sanción en el dictamen de un arbitraje de la organización. 

La Oficina de Comercio Exterior estadounidense explicó que, de momento, se impondrán aranceles del 10% a las aeronaves civiles grandes que el bloque comunitario vende a EEUU y del 25 % a una lista de productos agrícolas (que se pueden consultar aquí). La UE respondió al fallo de las OMC en un comunicado de la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, y advirtió de que si EEUU decide imponer las sanciones autorizadas "empujará a la Unión Europea a una situación en la que no tendrá otra opción que hacer lo mismo".

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Así, los países que sentirán el mayor "peso" de los gravámenes serán Francia, Alemania, España y el Reino Unido, los "cuatro países responsables de los subsidios ilegales", explicó la Oficina de Comercio Exterior. Entre los otros productos que se verán afectados por los gravámenes figuran los yogures, la mantequilla, las cerezas y los melocotones de la mayoría de los países de la UE.

Naturalmente, el presidente Trump no tardó en apuntarse la victoria de la resolución. "La OMC ha sido mucho mejor para nosotros desde que soy presidente porque entienden que no pueden salirse con la suya durante tantos años, que es estafar a Estados Unidos", dijo Trump en una conferencia de prensa conjunta de la Casa Blanca con el presidente Sauli Niinisto de Finlandia.

Lo cierto es que la decisión llega es un momento en el que el futuro de la OMC, emblema del multilateralismo y de la defensa del mundo en reglas, está en juego. El organismo lleva un tiempo desintegrándose, algo que se ha acentuado desde la llegada de Trump y su pulso a la nominación de jueces para su tribunal de resolución de conflictos (el órgano de apelación) que tiene como fecha máxima finales de este año. Si se produjera ese bloqueo, "supondría el bloqueo de la ‘joya de la corona’ de la institución a finales de este año porque ya no podría dictaminar sobre los contenciosos y, por tanto, no habría fuerza legal para que sus reglas pudieran aplicarse", escribía Federico Steinberg, experto en política económica internacional en Agenda Pública en junio. 

La era de guerras comerciales que ha abierto el presidente de EEUU tiene a la Unión Europea entre sus principales objetivos. Muchos analistas económicos internacionales pensaban que Trump impondría aranceles sobre los automóviles, cuyas importaciones han sido catalogadas por el Departamento de Comercio de EEUU como una amenaza a su seguridad nacional.  

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La posible nueva ronda de imposición de aranceles por parte de Washington "sería la segunda vez que lo hiciera, tras los que impuso el año pasado sobre las importaciones de acero y aluminio (también con el argumento de la seguridad nacional) y a los que la UE respondió con barreras comerciales equivalente. Aquella disputa comercial se saldó con un compromiso por ambas partes para frenar la escalada arancelaria e iniciar un proceso de liberalización comercial", escribió el pasado marzo Federico Steinberg, analista principal del Real Instituto Elcano. Se refería a los posibles aranceles sobre los automoviles, que por ahora no llegan, pero se también se aplica a los anunciados ayer: 10 % a las aeronaves civiles grandes que el bloque comunitario vende a EE.UU. y del 25 % a ciertos productos agrícolas.

De acuerdo a las reglas en vigor en la OMC, EEUU ahora es libre de solicitar al Órgano de Solución de Diferencias de la OMC la luz verde para empezar a imponer las medidas hasta el importe fijado por el árbitro. Ambas partes, EEUU y UE, podrían buscar ahora una solución negociada. La Casa Blanca ha dejado la puerta abierta a negociar y ha pedido al organismo comercial que fije una reunión el 14 de octubre para que formalmente autorice los gravámenes estadounidenses. Pero Donald Trump es consciente de que tiene la ventaja en estos momentos y que en su mano está decidir imponer miles de millones de aranceles o negociar un mejor acuerdo comercial con la UE. 

La UE además está a la espera de otra decisión de la OMC, una contrademanda que presentó el bloque cuando EEUU llevó el suyo al organismo, y cree que podrá aplicar otros aranceles por subvenciones públicas ilegales concedidas por el estado de Washington a Boeing y que se espera para comienzos del próximo año. Con esto en mente, la UE estudia aplicar aranceles a importaciones estadounidenses por valor de 20.000 millones de euros como represalia según algunas estimaciones. Los aranceles de EEUU sobre la UE podrían entrar en vigencia solo tres días después de un aumento arancelario programado para el 15 de octubre en productos chinos por valor de 250 mil millones de dólares, pasando del 25% al 30%.

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De todas maneras, la comisaria europea Malstrom explicó en todo caso que las cantidades de los aranceles que podría imponer la UE "sólo serán públicos a principios del año próximo". Airbus, por su parte, señaló que si Estados Unidos decide al final imponer aranceles a la importación de aviones y/o de componentes aeronáuticos, "se creará una situación de inseguridad" que afectará no sólo a la industria aeroespacial, sino al conjunto de la economía mundial.

La empresa europea quiere evitar las represalias cruzadas dado que tendrían "un impacto muy grave" para EEUU y la UE que conduciría a que las compañías aéreas de uno y otro bloque tuvieran unos costes más elevados para comprar aviones nuevos. La competencia entre ambos entra en una nueva fase.

El libre comercio y el orden mundial basado en reglas están en un momento muy bajo. Una de sus principales muestras el delicado estado de las relaciones transatlánticas, la piedra angular del orden internacional liberal establecido tras la Segunda Guerra Mundial. La guerra comercial y la guerra entre los dos gigantes aeronáuticos mundiales no hacen más que ahondar los problemas. El arte del acuerdo, que tanto profesa Trump, parece más necesario que nunca para salvar el estatus de aliados que EEUU y la UE profesan.  
 

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