El mariscal Jalifa Haftar se ha reunido con una delegación estadounidense; mientras que el presidente egipcio ha recibido al Consejo Tribal libio. Funcionarios italianos también han mantenido un encuentro con el GNA

Egipto, Estados Unidos e Italia supervisan los últimos desarrollos en Libia

photo_camera PHOTO/LNA - El comandante del LNA, Jalifa Haftar

En previsión a la escalada militar más que probable que se producirá en las próximas horas sobre los enclaves geoestratégicos de Sirte y Al-Jufra, en el norte y el centro del territorio libio, respectivamente, las potencias internacionales que tienen intereses en la contienda continúan moviendo ficha en el tablero. 

En el bando del Ejército de Liberación Nacional (LNA, por sus siglas en inglés), este jueves se ha conocido que el comandante y mariscal Jalifa Haftar mantuvo una reunión este miércoles con una delegación estadounidense compuesta por funcionarios políticos y militares de alto nivel para discutir los últimos desarrollos de la guerra civil. Según ha podido saber Libya Akhbar, el objetivo del encuentro ha sido “intentar alcanzar un alto el fuego”, y de acuerdo con el analista Ragip Soylu, de Middle East Eye, los funcionarios norteamericanos le dijeron al mariscal que para que se aceptase el cese de las hostilidades, es necesario que retire a sus unidades de la Media Luna Petrolera -la franja que se extiende a lo largo de la costa libia desde Sirte hasta Ras Lanuf- y acepte la presencia de una fuerza de paz europea en la zona. 

Estados Unidos ha adoptado una postura difusa durante la contienda en la que no parece haberse posicionado a favor de ninguno de las dos facciones. Implícitamente, había mostrado su apoyo al LNA, puesto que rechaza que los grupos islamistas que forman parte del bando rival, el Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), defendido por Turquía, Qatar y los Hermanos Musulmanes, se hagan con el control del país. Sin embargo, en una carta emitida por la Secretaría de Estado, el mandatario estadounidense, Donald Trump, rechazó frontalmente la iniciativa de paz presentada por Egipto, aliado inestimable de Haftar, que favorecía, sin duda, al LNA. Además, este miércoles, el Comando de EEUU para África (AFRICOM) ha vuelto a arremeter contra el Ejército de Liberación Nacional en un comunicado en el que acusaba a los mercenarios rusos del Grupo Wagner, que han apoyado al mariscal, de “complicar el alto el fuego libio”. “Tenemos pruebas claras de que el Grupo Wagner colocó minas terrestres y dispositivos explosivos improvisados (IED) en Trípoli y sus alrededores, violando aún más el embargo de armas de las Naciones Unidas y poniendo en peligro la vida de inocentes libios”, se puede leer en la nota. “Las tácticas irresponsables del Grupo Wagner están prolongando el conflicto y son responsables del sufrimiento innecesario y la muerte de civiles inocentes. Rusia tiene el poder de detenerlos, pero no la voluntad”, se asegura en el comunicado.

Ante estas duras declaraciones, que amenazan con trasladar la guerra fría entre Washington y Moscú también a Libia, Haftar habría dado el paso de acercarse a EEUU, que también ha mostrado preferencia por la vía política iniciada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) -que podría ser más favorable al GNA, puesto que Naciones Unidas fue quien auspició el que ahora es el Gobierno liderado por Sarraj- antes que por las otras propuestas que ha promovido el LNA. Así, el mariscal parece ser consciente de que, si el gigante norteamericano se decanta finalmente por su facción rival, el GNA, sus opciones para ganar la guerra se verían limitadas, teniendo en cuenta, además, su poderosa influencia en el resto de potencias involucradas en el conflicto.

De hecho, en esta misma jornada, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, ha mantenido una conversación telefónica con el ministro de Asuntos Exteriores tunecino, Noureddine Erray, en la que han discutido “formas de mejorar la cooperación en el Consejo de Seguridad de la ONU, fortalecer las relaciones bilaterales y avanzar en una solución política negociada para poner fin al conflicto en Libia”. La postura del país liderado por Kais Saied sobre la guerra civil en su nación vecina también ha sido dudosa. Aunque el presidente ha defendido la neutralidad en público, lo cierto es que algunos movimientos que se han realizado de forma extraoficial han decantado la balanza en favor del GNA y sus aliados, especialmente de Turquía. Sin embargo, cabe recordar también que Túnez ha estado trabajando con Argelia y Egipto para lograr una solución al rompecabezas libio de carácter únicamente árabe, sin injerencias de terceros fuera del continente, patrocinada por sus tres países vecinos. 

El comandante de las fuerzas estadounidenses en África (AFRICOM), el general Thomas D. Dahwasser
El presidente Al-Sisi continúa elevando el tono contra Turquía

El presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi, ha recibido este jueves en la capital, El Cairo, a una delegación de tribus libias, encabezada por el Consejo Supremo de Jeques y Notables, que representa a “todo el pueblo libio”, según ha anunciado el portavoz de la Presidencia egipcio Bassam Radi. 

Durante el encuentro, el mandatario ha reafirmado que “el objetivo principal de los esfuerzos egipcios en Libia a todos los niveles es activar la voluntad del pueblo libio, para un futuro mejor para el país y las próximas generaciones”. También en la cumbre, se han debatido “formas de poner fin a la interferencia flagrante y la violación de la soberanía libia” por parte de Turquía. En un comunicado, el Consejo tribal ha asegurado que “el comportamiento turco en Libia representa una amenaza directa para Libia y los países vecinos, incluido Egipto”, y ha pedido “consolidar los esfuerzos con los países vecinos para garantizar la seguridad nacional de Egipto y Libia, de manera que se garantice la voluntad nacional y se preserven los recursos del pueblo libio frente a los invasores”. El portavoz de la entidad ha declarado, en esta línea, que “todos los países árabes deberían intervenir para frenar la ocupación extranjera”, en una clara referencia a Ankara.

Cabe recordar, en este punto, que el Consejo Supremo de Jeques y Notables mostró su apoyo a la resolución adoptada por el Parlamento de Tobruk, feudo del LNA, en la que se autoriza una posible intervención militar egipcia en el país para proteger la seguridad nacional. 

Italia refuerza su cooperación con el GNA

Este jueves también ha viajado a Trípoli una delegación italiana encabezada por la ministra de Interior, Luciana Lamorgese, para reunirse con el primer ministro libio, Fayez Sarraj. Durante el encuentro, ambas partes han abordado “la cooperación de seguridad, que incluye el desarrollo de capacidades de seguridad, el archivo de inmigración ilegal y la lucha contra el tráfico de personas”, según ha desvelado Libya Akhbar. También se discutieron “los pasos preliminares para el retorno de las empresas italianas a Libia, la contribución de Roma al proceso de eliminación de minas en algunas áreas, como el aeropuerto de Matika/Mitiga, el cierre de los campos petrolíferos del país y la necesidad de que se reactive la producción de crudo”. 

El primer ministro libio del GNA, Fayez Sarraj, con la ministra del Interior de Italia, Luciana Lamorgese, en la capital libia, Trípoli, el 16 de julio de 2020

Las próximas horas serán decisivas para el futuro de Libia. Los ojos están puestos en Sirte, rico en oro negro. El GNA, apoyado por Turquía -que se ha conocido este jueves que ha instalado sistemas de defensa aérea modelo Hawk en la base de Al-Watiya y ha desplegado drones Bayraktar en Misrata- podría lanzar una ofensiva contra la localidad, que está actualmente defendida por el LNA. De producirse, Egipto se involucraría en la batalla, internacionalizando el conflicto con consecuencias imprevisibles.
 

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