Esta zona alberga casi la mitad de todos los ataques marítimos reportados a nivel mundial

El Golfo de Guinea: el nuevo avispero de la piratería

photo_camera EU Naval Force Media and Public Information Office Licencia: CC BY.ND 4.0 - La Fuerza Naval de la UE en Somalia desempeña actividades de ubicación y detención de grupos piratas.

La piratería en el Golfo guineano es una problemática que sigue en aumento. 

En el año 2020 el Golfo de Guinea volvió a erigirse como la región más peligrosa del mundo para ejercer la navegación. De acuerdo con el informe anual sobre la piratería de la Oficina Marítima Internacional, en ese mismo año se produjeron en esta zona el 95% de los secuestros de embarcaciones. Un año después, en el 2021, el Golfo albergó casi la mitad de los secuestros a nivel mundial y se caracterizó por ser la única región que sufrió raptos de los propios tripulantes. En esta línea un total de 57 navegantes fueron secuestrados, una cifra que ha puesto en el punto de mira a la región en cuestiones de seguridad y estabilidad. 

Modus Operandi

La piratería se ha transformado. Lo que antes era una acción en la que los piratas subían a las naves y robaban las mercancías para luego revenderlas, ha evolucionado hacia el secuestro directo de los tripulantes para tomarlos como rehenes con el objetivo de pedir posteriormente un rescate. Estos acontecimientos han hecho que la seguridad marítima se haya comenzado a perfilar como uno de los aspectos más destacados en términos de seguridad en África. 

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El profesor y analista de inteligencia Fernando Ibáñez Gómez destacó que, en estos momentos, el objetivo de los piratas “es el secuestro de personas para pedir un rescate por ellas. Las conducen a tierra firme en secuestros que duran unas pocas semanas. Los piratas atacan los barcos (cargueros, petroleros, pesqueros) fuertemente armados con AK 47 y lanzagranadas desde pequeños mercantes y pesqueros” para pedir después dinero por su rescate.

“Cada vez secuestran a más marineros para aumentar el rescate que piden por ellos. En 2008 secuestraban a tres personas de cada barco (muchas veces el capitán y dos oficiales) y obtenían unos 25.000 dólares por secuestro. En 2020 secuestraban de media a más de 6 personas y lograban 250.000 dólares por secuestro”, añade. 

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En este aspecto, los incesantes ataques que ha sufrido esta región, llegando a superar en violencia a los ataques librados contra la seguridad marítima en Somalia, ha propiciado que los piratas hayan decidido atacar, además de embarcaciones marítimas, instalaciones que se encontrarían tierra adentro en países como Nigeria, Camerún o Guinea afectando, sobre todo, a empleados de las firmas extranjeras presentes en la región. 

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De hecho, Nigeria es clave para entender la piratería en esta zona como un enclave estratégico que cuenta con una importante riqueza tanto energética como de recursos naturales, un panorama que no se corresponde con la paupérrima situación que atraviesa su población. 

Golfo de Guinea: el nuevo foco de los piratas

El Golfo alberga una extensión de miles de kilómetros que bañan las costas desde el sur desde Senegal hasta la costa de Angola. En esta extensión se incluyen, del mismo modo, los países de Liberia, Costa de Marfil, Ghana, Togo, Benín, Nigeria, Camerún, Guinea Ecuatorial, Gabón y Santo Tomé y Príncipe. Esta vasta región incluye, además, vías marítimas de tránsito de especial relevancia por las que traspasan miles de navegaciones que transitan por estas rutas para llevar a cabo operaciones comerciales. 

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Para entender por qué esta región se ha convertido en un nuevo foco para la piratería es necesario tratar la situación de inseguridad y pobreza que en la actualidad está atravesando Nigeria. En este sentido, el país sigue arrastrando las heridas derivadas de la guerra civil, un conflicto cruel que enfrentó a la población musulmana y cristiana dejando alrededor de 500.000-3.000.000, de los que se estima que podrían ser un total 1.000.000 de civiles muertos.

El conflicto civil no sólo dejó una dramática cantidad de muertos si no que la cantidad de heridos, refugiados y destrozos sociales acabaron marcando un país que, por otro lado, posee recursos naturales muy ricos. De acuerdo con Ibáñez “se calcula que el 80% de los ingresos del gobierno nigeriano provienen de los hidrocarburos que se extraen en el sur del país, en concreto, de la región del delta del Níger. Este sector supone hasta el 90% de sus ingresos por exportaciones. Un país con cifras record en el continente africano: principal productor de petróleo, país más poblado con más de 200 millones de habitantes”. 

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Sin embargo, estos datos no se corresponden a la realidad ya que el país nigeriano cuenta con el mayor número de personas que se encuentran en extrema pobreza. En esta situación al menos 86 millones de nigerianos tratan de sobrevivir con 1.65 euros al día. En esta situación un porcentaje de esta población ve la delincuencia como una vía de salida a su situación lo que explica que los orígenes de esta piratería cuenten con “un componente socioeconómico y político en este tipo de crímenes marítimos, al menos, en su origen. El problema es que, al igual que ocurrió en Somalia, al final, este tipo de delincuencia genera actividades propias del crimen organizado, difíciles de erradicar”, añade.

Ibañez subraya que “la riqueza de su subsuelo no ha impedido que desde mayo de 2018 Nigeria sea el país con mayor número de personas en extrema pobreza. Ahora Nigeria tiene 70 millones de personas viviendo en esta situación: un 33% de su población”. Como consecuencia estos datos han hecho que en el año 2019 Nigeria ocupase “el séptimo lugar en el índice de miseria que publica la Universidad Johns Hopkins, por detrás de Venezuela, Argentina, Irán, Brasil, Turquía y Sudáfrica”. 

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Nigeria es, hoy por hoy, el país más afectado por la piratería y el robo a mano armada en todo el mundo. Ya en los años 80 y 90 del siglo pasado se reportaron algunos incidentes aislados en puertos como Lagos, Bonny y Port Harcourt. 

La riqueza de recursos naturales sumado a la inseguridad y a la pobreza han convertido a Nigeria en la diana perfecta para la actividad de los piratas. Ibañez recalca así que ahora mismo existen “unos 6.000 kilómetros de oleoductos en el delta del Níger y su sabotaje provoca vertidos e importantes daños medioambientales. También en ocasiones la responsabilidad debe achacarse a las empresas multinacionales presentes en el país por no invertir suficientemente en el mantenimiento de sus instalaciones”. 

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Esta situación propició la aparición de diversos grupos armados en la región, apareciendo en 2006 el más importante de ellos: el Movimiento de Emancipación del Delta del Níger (MEND). Este grupo, según el profesor, “reclama una mayor participación de la región en los beneficios generados por los hidrocarburos. Y para ello ha venido realizando sabotajes y actos de piratería. En el año 2008 desplegó su acción más espectacular al atacar el principal campo petrolífero de la empresa Shell, el de Bonga, situado en mar abierto.” Un ataque crucial ya que en “Bonga se extraían más de 200.000 de los dos millones de barriles diarios que producía Nigeria”.

“La situación se hizo insostenible y un año después el presidente Goodluck Jonathan (un cristiano nacido en el delta del Níger) decreta una amnistía para aquellos militantes que se entreguen a cambio de proveerles con formación y puestos de trabajo (además de un subsidio mensual de 65.000 nairas, unos 200 dólares)”.  Esta iniciativa hizo que “unos 30.000 efectivos del MEND se acogieron a la amnistía, reduciéndose el número de ataques y aumentando la producción de crudo. Otros grupos han cogido el relevo del MEND y en estos momentos se calcula que puede haber entre 4 y 6 grupos piratas”. 

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Iniciativas contra la piratería marítima

El Golfo de Guinea ha vivido una evolución trascendental en este ámbito como consecuencia de la lucha contra la piratería marítima en Somalia. Así, Ibáñez recalca que “desde mayo del 2012 los piratas somalíes no han sido capaces de capturar un buque por el que obtener un rescate. Esto se debe a que, a raíz del secuestro del portacontenedores norteamericano Maersk Alabama (que dio lugar a la película Capitán Phillips, protagonizada por Tom Hanks) y a la captura de los atuneros españoles Playa de Bakio y Alakrana, se produjo un cambio en la legislación nacional de diversos países para permitir el embarque de vigilantes de seguridad armados con armas de guerra”. 

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Este cambio en la legislación “afectó enormemente a los piratas de forma notable, dado que no podían abordar ni secuestrar barcos. De hecho, ningún barco protegido por guardias armados fue secuestrado por los piratas somalíes. De ahí que la piratería somalí prácticamente haya desaparecido y los inversores que desarrollaban esta actividad ahora se dediquen a otras (tráfico de armas, de personas, etc.)”.

En este contexto, las autoridades nigerianas han demostrado un importante éxito a la hora de asegurar y defender sus aguas. Antes se habían registrado actuaciones de los piratas en el área más próxima a sus bases en el Delta del Níger. Sin embargo, debido a los esfuerzos de las autoridades nigerianas, estos se están alejando de las costas. 

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Esta evolución se refleja perfectamente en los datos recogidos durante la última década. El doctor Ibañez afirma que “en 2012 las fuerzas nigerianas apenas fueron capaces de prestar asistencia a un 5% de los buques atacados en sus aguas y en sus puertos. Sin embargo, en 2020 casi la mitad de los barcos atacados recibieron algún tipo de ayuda. Incluso mercantes fondeados cerca de los puertos, lo que era bastante inédito años atrás. Es más: la mayoría de los buques que no recibieron asistencia en 2020 fueron atacados en el último trimestre de ese año y bastante lejos de la costa: a distancias de entre 70 y 200 millas”.

“Es decir, los piratas nigerianos desplegaron sus acciones cada vez más lejos de la costa con el fin de eludir la presencia de las fuerzas navales locales. Es una tendencia que se ha intensificado en 2021. Esto ha provocado que los piratas nigerianos actúen ahora en aguas de países vecinos (Ghana, Togo, Benín, Guinea Ecuatorial…) generando un auténtico problema no solo regional sino también a otros países. Por ejemplo, en el caso de España hay 14 atuneros que faenan en los caladeros de Santo Tomé, Guinea Ecuatorial y Gabón, países que están sufriendo en los últimos meses un notable incremento de incidentes de piratería”, señala. 

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Junto a esto, la cooperación internacional también ha jugado un papel trascendental para hacer frente a la piratería en estas aguas. En estas actuaciones, la Operación Atalanta destacó por ser la primera operación marítima de la Unión Europea que se producía en el marco de la Política Europea de Seguridad y Defensa. En ella la misión de formación EUTM-Somalia en la que España participó tuvo como fin capacitar a las fuerzas de seguridad somalíes para hacer frente al terrorismo y a la piratería marítima. Junto a esto, España se convirtió en el primer país que tomo el mando en esta misión y llegó a contar con un total de 38 efectivos, siendo el país europeo con más militares destinados a la misión.

Asimismo, tal y como señala el analista, “la Unión Europea (UE) aprobó en enero de 2021 un programa piloto conocido como Presencias Marítimas Coordinadas”. Este programa tenía como “objetivo favorecer la coordinación de los medios navales que voluntariamente despachan diversos países de la UE en la región, aunque, eso sí, operando bajo control nacional”. 

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En este marco añade que “es habitual que se encuentren en el golfo de Guinea en distintos momentos del año navíos de Francia, Portugal, Italia y España. En noviembre de 2021 Dinamarca envió también una fragata a la zona. El Servicio Europeo de Acción Exterior explica que para este año 2022 Portugal se ha comprometido a un despliegue de tres meses y medio de duración; Dinamarca a estar presente 4 meses; España, siete meses y medio; Italia, ocho meses y Francia, 11 meses. De esta forma habría navíos de la UE once meses mientras que “en el mes de agosto no habría presencia militar europea en la región”.

Perspectivas para el futuro 

La seguridad marítima es uno de los principales retos que debe abordar el continente africano, un reto de notable importancia sobre todo en lo relacionado con el comercio tanto internacional como nacional ya que más del 90% de las importaciones y exportaciones africanas se llevan a cabo por vía marítima. 

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Esta importancia deriva de las propias exportaciones que la Unión Europea realiza en este sector. “Para la Unión Europea el 10% del crudo y el 4% del gas natural provienen de la región. En el caso de España esa dependencia es aún mayor: el 26% del petróleo y el 16% del gas natural provienen de allí. Por lo tanto, se trata de un área estratégica y hay un enorme interés por garantizar la seguridad de los petroleros, cargueros y pesqueros que navegan en el área”, asegura.

Por otro lado, Nigeria estaría incrementando y mejorando sus fuerzas militares para hacer frente a la piratería ya que en 2017 todos los buques secuestrados que se registraron se cometieron en aguas nigerianas. Sin embargo, tres años después en el 2020 estos secuestros “afectaron a seis países, además de a la propia Nigeria: Benín, Gabón, Ghana, Guinea Ecuatorial, Santo Tomé y Príncipe y Togo”. Estos datos demuestran un escenario poco esperanzador de cara al futuro ya que “probablemente, los piratas seguirán actuando en las áreas menos protegidas y en aguas donde los países no dispongan de medios suficientes para enfrentarse a ellos”. 

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Por este motivo la cooperación tanto regional como internacional siguen siendo una de las soluciones más viables y efectivas para erradicar una inseguridad que ya ha demostrado contar con la capacidad suficiente como para traspasar las áreas marítimas. 


 

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