La Generalitat aprobó la moción de censura para forzar la llegada de un presidente soberanista antes de las elecciones de febrero

El independentismo traiciona a Bartomeu

AFP/JOSEP LAGO - El presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu
#Moderado

A Bartomeu lo ha echado el independentismo. Seis años después, el presidente del Barcelona tiene que dejar su cargo porque la Generalitat así lo ha querido. Un perfil moderado que nunca ha querido poner al Barça al servicio de la independencia de Cataluña, más allá del peaje que obliga el cargo. Su etapa al frente del club catalán no ha sido la mejor de los últimos años. La crisis de Messi ha marcado su carrera y el agujero económico le puede costar caro cuando la próxima Junta levante las alfombras de su gestión. 

#Catalanista

“El Barça es un club catalán y catalanista, pero no hacemos política. Voy a enfrentarme siempre a quien utilice el club de forma partidista” decía Bartomeu en un tuit de junio de 2015 poco antes de ser ratificado como presidente por el 56% de los socios. Una declaración de intenciones que le ha costado el puesto en el peor momento posible para el club. Desde fuera de Cataluña se podría pensar que el Barça se ha alineado mucho con la independencia de Cataluña. Pero la realidad es que el Gobierno de Puigdemont y de Torra quería un FC Barcelona totalmente adherido a la causa. Un club capaz de dejar atrás la Liga española con tal de llevar a cabo su plan “indepe”.

#Cadáver

A Bartomeu se lo iba a llevar por delante una moción de censura en noviembre o unas elecciones en marzo de 2021. Era un cadáver profesional en Barcelona. Un club muy mermado económicamente, litigando por un nuevo ERTE con sus trabajadores, con Messi a disgusto por no haber podido dejar el club en verano y con una plantilla desequilibrada que no puede luchar por títulos. El presidente que sustituyó a Rosell quedaría retratado como uno de los peores de la historia azulgrana. Pero el fragor independentista tuvo que poner sus manos en el despacho presidencial. Agitar el sillón para que cayera la pieza y esperar otra de su cuerda. El Ministerio de Sanidad se puso de perfil cuando el Barça pidió permiso para celebrar el voto de censura. Su intención era celebrarlo a mediados de noviembre en varias sedes repartidas por Cataluña, por el resto de España y por Andorra para evitar el colapso del Camp Nou. La Generalitat se pronunció y, con mano de hierro y guante de seda, permitió la votación para el fin de semana de Todos los Santos en el estadio. Pere Aragonés aceleraba la cuenta atrás para la salida de Bartomeu. 

#Relato

Bartomeu ha podido ser mal presidente. La historia y el soçi le pondrán en su sitio. Pero el relato que tanto gusta a la izquierda radical catalana tendrá que decir que no hizo al Barça lo suficientemente independentista. Que dejó la presidencia antes de meter al socio en una ratonera de urnas en plena pandemia y con Cataluña valorando el confinamiento domiciliario los fines de semana. Bartomeu atacó a los mismos a los que estos últimos meses alimentó su ideología, “el propio Govern plantea dolorosas medidas a los ciudadanos, con graves repercusiones hacia las personas y los negocios y se insinúan incluso medidas más fuertes como confinamiento del fin de semana. Pero mantiene que se puede votar”, se quejó.

#Referéndum

La política independentista quiere otro presidente antes de las elecciones a la Generalitat del 14 de febrero de 2021. No le vale el tuit del 1 de octubre de 2017 donde condenaban “las acciones llevadas a cabo en muchas localidades de toda Cataluña para impedir el ejercicio del derecho democrático”. Tampoco otro que rezaba “la prisión no es la solución” tras la sentencia del juicio por el referéndum ilegal. Y eso que antes de todo esto, en mayo de 2017, el Barça había apoyado el Pacto Nacional por el Referéndum en un comunicado en varios idiomas para que no hubiera dudas de su postura. 

#Piqué

Que no olvide el soçi que tenga que ir a las urnas el próximo mes de diciembre que aquel Barcelona-Las Palmas del 1 de octubre de 2017 se disputó porque Messi lo hizo posible. Piqué lideró al grupo de los rebeldes que querían suspenderlo para sacrificarse por la causa nacionalista. Que tampoco olvide las pancartas a favor de la independencia o del proceso contra los acusados por el 1-O que Bartomeu nunca ha dado orden de quitar de las gradas del Camp Nou. Que no lo olvide porque el que venga a ocupar el sillón azulgrana tendrá que hacer mucho más si quiere estar tranquilo en el cargo. Torra ha pasado de pedir que la CUP “apriete” en las calles a elegir al Barça como bandera de su doctrina. 

#Farré

Los candidatos a la presidencia del Barcelona son Víctor Font, Toni Freixa, Jordi Farré, Agustí Benedito, Lluís Fernández Alá y el exvicepresidente Emili Rousaud. Sus programas deportivos pasarán a un segundo plano. Font dice contar con el compromiso de Xavi Hernández para el banquillo y eso le da muchos puntos. Jordi Farré es el candidato que ha sacado adelante el voto de censura. La pinza perfecta junto con la Generalitat para enfangar al Barça en la política catalana. En su Twitter luce orgulloso el lazo amarillo y se define como “Independentista”. Dan igual los fichajes, su proyecto de club y su gestión si se une a la causa correcta. 

#Laporta

Joan Laporta es el gran tapado de esta trama. Su tuit tras la dimisión de Bartomeu era inquietante, que diría Pedro Sánchez, “Ya era hora. Por fin se abren los caminos para rehacer el Barça”. Esos caminos tienen una clara vereda en favor del independentismo de Cataluña. Otro lazo amarillo que no deja dudas de sus intenciones. En lo deportivo, la vuelta de Guardiola cerraría el círculo perfecto y convertiría al Barça en un partido político repleto de grandes figuras vendidas a la causa. 

#Superliga

Pero Bartomeu tuvo un gesto que puede complicar la existencia del Barça. Una decisión tomada por pura soberbia. “La junta directiva saliente aprobó todos los requerimientos necesarios para participar en una futura Superliga europea de clubes de fútbol”, anunció ya al final de su alocución el presidente saliente. Lo dejó ahí. Como si nada. Una semilla en el futuro del fútbol en Europa. El primer presidente de un club que habla abiertamente de otro modelo de competición. La conversación de barra de bar como califica Tebas a la Superliga ya tiene cara y ojos. El próximo presidente del Barça hará bueno a Bartomeu. 

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