El 14 de julio se han cumplido 5 años de la firma del pacto nuclear

El JCPOA, 159 páginas para impedir el desarrollo de una bomba nuclear en Irán

photo_camera PHOTO/REUTERS - Rueda de prensa para anunciar el pacto de Irán para desterrar su programa nuclear en julio de 2015 en Viena

Impedir que Irán se haga con una bomba nuclear en menos de un año. Ese sigue siendo el gran objetivo del JCPOA, el acuerdo atómico firmado hace cinco años y celebrado en su momento como una de las mayores hazañas diplomáticas del siglo XXI. Durante 20 meses, un ejército de cientos de diplomáticos y expertos en asuntos nucleares de Irán, por un lado, y de seis grandes potencias por el otro -Alemania, China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia- negociaron palabra por palabra un documento conocido como JCPOA, las siglas en inglés de Plan de Acción Integral Conjunto, su nombre oficial.

159 páginas

El documento final, cerrado en Viena el 14 de julio de 2015, tiene 159 páginas y detalla con todo lujo de detalle una serie de limitaciones del programa nuclear iraní, así como mecanismos de disputa en caso de incumplimientos y otras dudas. El acuerdo definitivo llegó tras una ronda final de negociaciones a nivel de ministros de Exteriores que duró 19 días consecutivos en un exclusivo hotel de Viena. Para ilustrar el momento: nunca en la historia de Estados Unidos un secretario de Estado (en 2015 era el demócrata John Kerry) había pasado tanto tiempo de forma ininterrumpida fuera de Washington.

El objetivo era romper la larga “tradición” de responder a sospechas nucleares en Oriente Medio con guerras, explica a Efe Mark Hibbs, experto para asuntos nucleares en el laboratorio de ideas The Carnegie Endowment for International Peace (CEIP). “Hasta ahora, cualquier alegación de serias violaciones del régimen de no proliferación (nuclear) en Oriente Medio se había tratado con guerra, ocupación y golpes militares contra las instalaciones atómicas bajo sospecha”, recuerda el analista en referencia a intervenciones de EEUU e Israel en Irak y Siria.

Largas limitaciones 

¿Pero qué estipula el JCPOA y cómo se ha cumplido desde entonces? Irán se comprometió a no enriquecer uranio durante al menos 15 años por encima del 3,67%, un nivel de uso exclusivamente civil, lejos del 90% necesario para fines militares. Además, Irán redujo a menos de un tercio el número de sus centrifugadoras para enriquecer uranio, que quedan limitadas a unas 5.000 unidades durante la primera década del acuerdo. Y no debe desarrollar durante 15 años maquinas más modernas y rápidas de enriquecimiento ni almacenar más de 300 kilos de ese material. Con estas medidas, Irán necesitaría en torno a un año para hacerse con una bomba, frente a los menos de tres meses hasta 2015. La idea: la comunidad internacional tendría suficiente tiempo para reaccionar en caso de que la República Islámica rompiera todos los acuerdos y retomase plenamente su programa.

Remodelaciones

Por otra parte, el acuerdo estipula el cambio de diseño y la remodelación del reactor de investigación de agua pesada situado en la ciudad de Arak, algo que Irán cumplió. Así queda impedida durante 15 años la producción de plutonio, ya que para ello se necesita el agua pesada de ese reactor.

Tras exportar gran parte de sus reservas de agua pesada, Irán almacena actualmente cerca de 130 toneladas de esa materia, justo el máximo permitido por el JCPOA. Hasta 2030, la República Islámica no construirá ningún reactor adicional de agua pesada en el país.

Embargos

Un punto muy delicado del JCPOA es el veto impuesto a Irán para importar o exportar armas pesadas, una medida que se extendía durante cinco años y que, por lo tanto, vence el próximo octubre. Pero tanto EEUU como los tres países europeos (Francia, Reino Unido y Alemania - conocidos como E3) que siguen en el acuerdo están en contra de levantar ese embargo internacional de compraventa de armamento por parte de Irán.

Teherán, por su parte, amenaza con abandonar definitivamente el JCPOA y también el Tratado de No Proliferación de armas nucleares (TNP) si EEUU hace realidad su amenaza de denunciarle en el Consejo de Seguridad de la ONU e intenta activar el mecanismo para restaurar sanciones internacionales en su contra.

Verificación y transparencia

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) verifica el cumplimiento de los aspectos nucleares del acuerdo, con un equipo especial de inspectores, el más grande de su historia destinado a un solo país. Hasta mayo de 2019, Irán cumplía a rajatabla con todo lo estipulado en el acuerdo, como no enriquecer uranio por encima de una pureza del 3,67 % o no almacenar más de 300 kilos de ese material, de posible doble uso, militar y civil. Solo una vez, en noviembre de 2016, Irán superó brevemente el límite permitido de agua pesada (130 toneladas) y entonces alegó que se trataba de un problema técnico y logístico.

Dentro de su relación con el OIEA, sobresale además el compromiso de Irán de conceder a los inspectores siempre acceso pleno a sus instalaciones, incluso de forma imprevista y no anunciada. En caso de sospecha, los expertos del organismo pueden acceder también a instalaciones militares y una comisión conjunta de las partes analiza cada tres meses casos en disputa.

Denuncias trimestrales

En mayo de 2019, tras un año de espera para ver si el E3 podía ofrecer las ventajas financieras y económicas prometidas en el acuerdo, Irán empezó gradualmente a incumplir el JCPOA en puntos básicos como la producción de uranio, la pureza del material y la modernización de sus tecnologías.

En sus informes trimestrales, los inspectores del OIEA, desde diciembre pasado con un nuevo director general, el argentino Rafael Grossi, vienen denunciado desde entonces violaciones de las limitaciones a las que Irán está sometido. Las reservas almacenadas de uranio aumentaron hasta más de 1.500 kilos, Irán purificó parte de ese material hasta el 4,5 % e inició nuevos programas de Investigación y Desarrollo (I+D).

Un futuro incierto

Teherán asegura que en cualquier momento puede dar marcha atrás a estos incumplimientos, siempre y cuando EEUU levante sus sanciones y Europa le proporcione las ventajas comerciales prometidas. Aún así, el futuro del acuerdo es sombrío con Donald Trump en la Casa Blanca, asegura Hibbs.

“Mientras que Trump siga siendo presidente, el JCPOA no aguanta. Si Joe Biden le sucede, EEUU volverá a la diplomacia con Irán, aunque el JCPOA no será simplemente restaurado”, vaticina. “Tanto los demócratas en EEUU como los moderados en Irán esperan un futuro en el que el JCPOA pueda ser enmendado o incluso expandido, para crear un acuerdo más sostenible”, concluye el experto. 

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