Said Chengriha alimentó las tensiones entre Rabat y Argel tras afirmar que las buenas valoraciones de Argelia en el exterior “no han agradado” e “hicieron perder la cabeza a sus vecinos”

El jefe del Estado Mayor de Argelia mantiene su postura ante “el acecho marroquí”

photo_camera PHOTO/ARCHIVO - El jefe del Estado Mayor, Said Chengriha

El jefe de Estado Mayor es el comandante de facto del Ejército en Argelia, ya que el presidente Abdelmajid Tebboune ocupa el cargo de ministro de Defensa según la constitución. Said Chengriha asumió el cargo en diciembre de 2019, tras la muerte de su predecesor, el teniente general Ahmed Gaïd Salah, quien desempeñó un papel importante en la renuncia del difunto presidente argelino Abdelaziz Bouteflika de su cargo, tras las protestas populares en su contra. Durante el encuentro destacó que el pueblo argelino está unido a su Ejército y sus fuerzas de seguridad, y es consciente de quién está detrás de estos despreciables planes, pudiendo frustrarlos, y agregó que el Ejército “cortará las manos a todos los que se entrometan una pulgada en el país, o pretendan violar la santidad de su soberanía nacional”.  

La tensión reina en la relación de Argelia con el Reino de Marruecos, su vecino, desde los años 90. Desde 1994, las fronteras terrestres entre ambos países están cerradas, debido a la imposición por parte de Marruecos de visados ​​de entrada a los argelinos, tras el bombardeo del Hotel Asni en Marrakech, un atentado del que las autoridades marroquíes acusaron a los argelinos. El atentado fue realizado por el grupo islamista franco-argelino “Kelkal” quienes por aquellos años realizaban continuos ataques en las ciudades de Casablanca y Fez. Los dos países también se encuentran en lados opuestos de la cuestión del Sáhara marroquí, ya que Argelia apoya al Frente Polisario y se opone a la soberanía marroquí sobre el territorio. 

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Desde el 24 de agosto de 2021, Argelia ha cortado todas las relaciones diplomáticas con Marruecos como respuesta a un supuesto escándalo de espionaje del país alauí sumado al descontento por la normalización de las relaciones con Israel expresado en 2020. Las relaciones diplomáticas entre Argelia y Marruecos se refieren a la serie de relaciones bilaterales que han coexistido entre el Reino de Marruecos independizado en 1956 y el Frente de Liberación Nacional argelino primero, al que el rey marroquí Mohamed V apoyó con dinero, armamento y medicinas, y la República Argelina Democrática y Popular después, una vez Argelia obtuvo su independencia en 1962. Marruecos ha estado representado en Argelia por una embajada y consulado en Argel, así como dos consulados en Orán y en Sidi Bel Abbès; Argelia por su parte ha estado representada en Marruecos por un consulado general en Rabat, y dos consulados en Casablanca y Oujda. 

Si en un país preocupa el terrorismo islámico es en Argelia, en parte debido a la guerra de guerrillas a tres bandas que atravesó el país durante lo que se conoce como “la Década Negra”. La guerra civil argelina, conocida también como la “Década del Terrorismo”, o los Años de Plomo, fue un conflicto armado librado entre el Gobierno argelino y varios grupos rebeldes islamistas que empezó a finales de 1991 y fue reducido hasta finalizarse progresivamente entre 1999 y 2002.  Los enfrentamientos entre el Gobierno y los grupos salafistas e islamistas dejaron en el país más de 150.000 fallecidos, lo que generó pánico en la población y en los estamentos políticos quienes, desde el año 1999 con el alzamiento al poder del difunto expresidente Abdelaziz Bouteflika, se han situado en pie de guerra contra el terrorismo en todas sus facetas.

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Chengriha explicó que el extremismo es un fenómeno histórico que se caracteriza por la transformación y la complejidad, y que toma diferentes formas expresivas, y se basa en distintas premisas intelectuales e ideológicas, según el tiempo y el lugar, indicando que comparte algunos principios basados ​​en la concepción errónea de apropiarse de la verdad, de rechazar al otro y de adoptar conductas expresivas a través del discurso, o actos basados ​​en el odio, o incluso en la violencia que pueden llegar a constituir terrorismo. Señaló que Argelia sufre desde hace una década el “flagelo del terrorismo intruso”, que amenaza los pilares del país y su sistema republicano, la seguridad y armonía de la sociedad, la cohesión de su identidad y arruina su economía. 

El teniente general Said Chengriha, jefe del Estado Mayor argelino, emitió fuertes avisos contra lo que llamó “acechos en Argelia” a lo que añadió: “Parece que este movimiento positivo que conoce nuestro país no agradó a los enemigos de los pueblos y sus agentes (no los nombró), y les hizo perder la cabeza, pues comenzaron a movilizar sus voceros mediáticos y algunos bolígrafos pagados, con el objetivo de dañar la reputación de Argelia, atacando sus instituciones y cuestionando sus fundamentos históricos y geográficos”. El jefe del Estado Mayor argelino continuó diciendo: “De hecho, estas polémicas han ido más allá de un límite que no se puede tolerar, especialmente cuando se trata de nuestra soberanía nacional e integridad territorial, por las que se sacrificaron millones de justos mártires” en referencia al polémico mapa publicado por MarocHebdo donde parte del territorio nacional de Argelia se representó como terreno marroquí. 

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Por otro lado, el Ministerio de Defensa de Argelia anunció en su informe semanal que un terrorista de nombre “Meluki Hayeballah” se entregó a las autoridades militares en la zona de Bordj Badji Mokhtar, en el sur del país, donde militaba entre terroristas grupos en la región del Sahel desde hace 11 años, y estaba en posesión de un rifle automático, un Kalashnikov. Cuatro elementos de apoyo a grupos terroristas también fueron incautados en operaciones separadas en todo el país a lo largo de las últimas semanas.