El tardío asalto del multimillonario y exalcalde de Nueva York a las primarias ha sido recibido con escepticismo

El (pen)último delirio presidencial de Bloomberg

photo_camera PHOTO/AP - Michael Bloomberg es todo un veterano del paisaje político estadounidense. Su participación en las primarias demócratas puede ser su última gran iniciativa

Multimillonario. Neoyorquino. Blanco. Mayor. Y quiere ganar las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2020. Bien podría tratarse del presidente Donald Trump, pero es Michael Bloomberg. El exalcalde de Nueva York ha llegado bastante tarde a las primarias del Partido Demócrata, pero su ingente fortuna le ha permitido sortear los cortes que otros candidatos con más cintura política no han podido superar.

Un empresario con alma de político

Sin ser presidente de Estados Unidos, Bloomberg, de 77 años, es ya uno de los hombres más poderosos del mundo. Su fortuna, construida sobre un emporio de información y asesoría financiera, asciende a 52.200 millones de dólares, según Forbes. Ese patrimonio lo convierte en la octava persona más rica de todo el país en las clasificaciones de la prestigiosa revista. Muy por delante, desde luego, del actual presidente.

La actividad empresarial no ha sido el único campo donde ha destacado Bloomberg en los últimos años. Su acción social se ha manifestado a través de dos vertientes distintas. En primer lugar, es un destacado filántropo. Ha donado grandes sumas de dinero a combatir problemas como el cambio climático o la proliferación de armas en Estados Unidos.

Bloomberg asiste a un acto de campaña en Oakland, California

En segundo lugar, el gusanillo de la política viene picando al multimillonario desde hace un tiempo. Aunque su filiación ha ido cambiando a lo largo de las últimas dos décadas, se ha mantenido como uno de los rostros más reconocibles y con más carisma de la esfera política estadounidense. Su experiencia en materia de servicio público es dilatada; en 2002, después de los atentados del 11-S, sucedió a Rudy Giuliani como alcalde de Nueva York. No abandonó el puesto hasta 2013. Con sus tres legislaturas completas, continúa siendo una de las personas que más tiempo a empuñado el bastón de mando de la ciudad.

Dar el salto al gran teatro nacional ha sido una bala que ha estado de forma recurrente en la recámara de Bloomberg. No es la primera vez que el multimillonario flirtea con la posibilidad de presentarse a las elecciones presidenciales. De hecho, ha sondeado sus opciones en los tres comicios anteriores. En 2008, aún en el seno del Partido Republicano, formó un comité de tanteo integrado por miembros de las dos grandes formaciones. La iniciativa, sin embargo, no cristalizó en nada concreto y John McCain, entonces senador por Arizona, se hizo con la nominación.

En 2012, inició una maniobra similar con idéntico resultado. Alejado ya de los republicanos, Bloomberg prefirió dar su apoyo público a Obama. En 2016, amagó con presentarse como independiente en caso de que la nominación demócrata recayese sobre Bernie Sanders; había, según él, que proporcionar una alternativa más centrista en un hipotético combate entre Trump y el senador de Vermont. Finalmente, dio su bendición a Hillary Clinton.

Bloomberg conversa con voluntarias de su campaña en el Scholarmade Achievement Place en Little Rock, Arkansas, el lunes 20 de enero de 2020
Incorporación tardía

Su maniobra más reciente ha sorprendido; más aún cuando él mismo se había descartado previamente para la actual carrera presidencial. Cuando se lo pensó mejor y decidió que sí sería candidato, otros llevaban ya unas cuantas semanas en los primeros estados en elegir: Iowa, Nuevo Hampshire, Nevada y Carolina del Sur. Al magnate no parece importarle demasiado, sin embargo. Al contrario, en comparación con otros contendientes, no ha destinado demasiados fondos a publicitarse en los cuatro primeros escenarios. 

Así pues, los esfuerzos reales de Bloomberg por competir en las primarias no comenzarán hasta el llamado Supermartes, que tendrá lugar el próximo 3 de marzo. Ese día, quince estados y territorios elegirán a más de 1.300 delegados, lo que representa una tercera parte de los delegados directos que se eligen a lo largo de todo el proceso de primarias. Ese día, ya comenzarán a definirse las aspiraciones reales de cada candidato.

El candidato a las primarias Michael Bloomberg habla con un trabajador tras un acto de campaña en Austin, Texas, el sábado 11 de enero de 2020
Un gestor a por el voto centrista

¿Cuáles son las de Bloomberg? El multimillonario está avalado por su gestión en el ayuntamiento de Nueva York, donde siguió la estela de Giuliani en materias como la reducción de la criminalidad. Su ingente patrimonio garantiza, además, que, tras esta campaña, solamente se deberá a sí mismo, una circunstancia que constituye una rareza en Estados Unidos y que ya ayudó a Trump en 2016. Sin embargo, no tiene mucho más de lo que presumir, al menos en comparación con el resto de candidatos.

Es más: Bloomberg tiene bastantes elementos en contra. El primero es su perfil. Otro multimillonario con sueños de grandeza no es, exactamente, lo que muchos militantes desean para representar a un partido que, en muchos de sus sectores, se ha escorado a la izquierda desde la derrota de Hillary Clinton. Desde luego, no es el candidato preferido de los jóvenes urbanitas, que serán muy importantes en las primarias. Bloomberg prestará batalla, más bien, en los estados bisagra del medio oeste, como Wisconsin y Ohio, donde un perfil más centrista como el suyo puede disputar con más garantías el voto de los indecisos en unas eventuales presidenciales.

¿El problema? Ahora mismo, ese nicho ya lo ocupa Joe Biden, que, además de ofrecer moderación, está asociado a la figura de Barack Obama y al que se le reconoce una amplia experiencia en la arena política. Aunque sus apoyos han ido algo en declive en las últimas semanas, no parece, sin embargo, que Bloomberg esté recogiendo los frutos. Otros candidatos como Pete Buttigieg y la senadora Amy Klobuchar están, igualmente, compitiendo con él por el voto más conservador del partido.

Además, es previsible que Bloomberg lo tenga difícil para reclutar para la causa el voto femenino. Al igual que Biden, ha realizado comentarios machistas bastante desafortunados que, sin duda, se mirarán con lupa en las próximas semanas.

Bloomberg, en el acto de lanzamiento del movimiento ‘Mujeres por Mike’, con el objetivo de mejorar su imagen y estimular el voto femenino
¿Por qué?

La candidatura del exalcalde de Nueva York, tanto por su retraso como por el bombo mediático que ha recibido, ha sido una de las que más dudas ha generado en Estados Unidos. El interrogante más grande de todos, sin embargo, es uno muy básico: ¿por qué? ¿Qué más tiene que ganar Bloomberg? ¿Qué puede aportar el magnate a una competición atestada, en la que ya hay representados perfiles para todos los gustos?

La respuesta es complicada. Responder aludiendo exclusivamente al capricho personal de un rico es reducir la cuestión al absurdo. En Estados Unidos, Bloomberg es bastante más que eso. Su voz sigue siendo una de las más influyentes de los círculos de poder del país. Ha cosechado alabanzas y críticas a partes casi iguales, pero lo cierto es que no suele dejar indiferente a nadie.

No obstante, su carrera en las primarias ha estado revestida de un aura no solo de precipitación, sino también de una cierta inoportunidad. Muchos piensan que ya prestó suficiente servicio público en la alcaldía de Nueva York y que su hora bajo los focos ya ha pasado. 

Sin embargo, ese mismo argumento podría aplicarse a la mayor parte de sus competidores. Biden, Sanders, Warren… Son, asimismo, rostros de toda la vida, que no representan precisamente un cambio de guardia en el Partido Demócrata. Si Bloomberg es capaz de atraer una base suficiente de votantes el Supermartes, puede recuperar parte del terreno perdido y, a medida que avance la carrera, competir de tú a tú con Biden. Lo tendrá difícil con los jóvenes, pero, si juega con inteligencia la carta de la lucha contra el cambio climático, puede dar la campanada.

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