Los de Ancelotti volvieron a remontar en los minutos finales y doblegaron al City en la prórroga

El Real Madrid pasa de la agonía al éxtasis y se cita con el Liverpool en la gran final

AFP/PIERRE-PHILIPPE MARCOU - Los jugadores del Real Madrid celebran al final del partido de fútbol de vuelta de la semifinal de la UEFA Champions League entre el Real Madrid CF y el Manchester City en el estadio Santiago Bernabéu en Madrid el 4 de mayo de 2022

“Yo no fumo. Fue una foto con mis amigos”. Así definió Ancelotti la famosa foto con varios jugadores del Real Madrid donde aparece con un puro, unas gafas y una pose de Vito Corleone que ha convertido a Carletto en un entrenador inmortal. Los jugadores son sus amigos. Y no hay más. 

Los fastos de la Liga no procedían en vista de lo que tenía por delante el Real Madrid en la vuelta de semifinales de Champions. Pero a nadie en el club se le ocurrió cancelar la celebración de la 35ª liga después de la 34ª en pandemia y con una afición ansiosa de ver a sus ídolos. 

Pero el Real Madrid podría haber celebrado esa Liga sin parar hasta una hora antes del partido ante el Manchester City y repetir el mismo agónico guion que le ha puesto en la tercera final de su historia ante el Liverpool. 

El defensa inglés del Manchester City Kyle Walker (Derecha) y el delantero brasileño del Real Madrid Vinicius Junior caen en el campo durante el partido de fútbol de vuelta de las semifinales de la UEFA Champions League entre el Real Madrid CF y el Manchester City en el estadio Santiago Bernabéu en Madrid el 4 de mayo de 2022

Los de Klopp presumen en redes de que tienen una cuenta de saldar por la final de 2018, pero en su interior saben que no vale de nada. A su favor juega que la final no es en el Bernabéu y que, como dice Ancelotti “empieza con un 0-0”. Nada más. El resto es impredecible. Los carnés de entrenador, cursos, scouting, pizarras y otros menesteres técnicos pueden ir al cubo de la basura. 

Guardiola se había preparado el partido. Sabía que tenía que frenar el impulso que Pintus ha puesto en las piernas de los jugadores. El entrenador español desplegó en el Bernabéu su Tratado sobre el fútbol con el que ha embaucado a tantos para acabar obligando a su portero a perder tiempo desde el minuto 10 de partido. No puso el autobús como en el Metropolitano porque sabe que el Bernabéu es mucho estadio y la afición empuja hasta reventar el cerrojo. 

La épica blanca nunca estuvo presente en el césped. Benzema fue el de antes de ser un 9 y Vinicius el de antes de aprender a definir. Regulares. Ni Courtois vio venir el gol de Mahrez que entró como un obús por su palo. Un equipo vacío que veía cómo la grada se empezaba a vaciar y la prensa ya montaba crónicas hablando de una nueva final inglesa, la llegada de Mbappé y el futuro de la plantilla blanca sin Bale.  

Fernandinho, del Manchester City, falla una ocasión de gol ante la mirada de Thibaut Courtois, del Real Madrid

Carvajal estaba con ganas. Cuando no salía en la imagen de la tele estaba correteando por el campo y moviendo al equipo. Subiendo la banda, luchando balones y apretando a sus compañeros. El de Leganés estaba hipermotivado. Igual que Nacho que elevó su techo como jugador un poco más. Dos canteranos tirando del mismo carro que Raúl. 

El centro de Camavinga lo tocó Benzema al espacio donde sabía que iba a llegar Rodrygo. Un cabezazo semejante al del gol frente al Chelsea. El brasileño acababa de entrar porque a Ancelotti se le habían atragantado los cambios, como de costumbre. El segundo centro fue de Carvajal, a la segunda, y con más espíritu que calidad. Asensio pudo estropear la noche porque rozó el balón, pero Rodrygo volvió a meter un gol que ponía patas arriba el Bernabéu y hacía temblar sus frágiles cimientos. 

Igual que el PSG y el Chelsea, el City desapareció del césped. Esa mística del Bernabéu, ese público gritando al oído del rival que lo que tienen delante son los reyes de Europa y que así gana el Madrid, esfumaron a los 11 jugadores de Guardiola. Nunca más se supo de ellos hasta tal punto que Rubén Días, el central más caro de su historia, hizo un penalti que merece la devolución del dinero. Benzema empujó el balón al lateral de la red con la misma sangre fría que escuchaba a los jugadores del City intentar desconcentrarle. 

Karim Benzema del Real Madrid marca su tercer gol desde el punto de penalti

Ya solo quedaba esperar al 120 y poner rumbo a París. A Guardiola le devoraron los fantasmas blancos. Hizo cambios raros al final y no supo sostener las piernas de sus jugadores que se tambaleaban según pasaban los minutos. Hasta Vallejo dio su pequeño recital de tres balones despejados sin presumir. Militao le devolvió al City su medicina de tiempo perdido, aunque, la realidad de esos dos momentos es que Ancelotti no veía claro el cambio y necesitaba tiempo para meditar. 

Nada volverá a ser como antes. El Real Madrid que tenía que haber jugado contra el Benfica y no contra el PSG ahora es finalista del torneo que organiza la UEFA que tanto ha eludido aplaudir sus gestas. Para Florentino Pérez, ganar la 14º debería ser el colofón perfecto para una competición a la que el Real Madrid dio lustre. El cambio de ciclo del fútbol europeo.

El delantero francés del Real Madrid Karim Benzema (Izquierda) celebra su gol durante el partido de fútbol de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones de la UEFA entre el Real Madrid CF y el Manchester City

Lo que pase el 28 de mayo es un enigma. El Liverpool preparará el partido ante el rival más desconocido que hay. Un equipo sin ortodoxia que juega al fútbol sin guion y que gana. Siempre gana.

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