Atalayar entrevista a Gonzalo Sánchez, escritor de la primera guía de viaje para el desierto del Sáhara marroquí editada en español

El Sáhara pasa por Fitur 2022

GUILLERMO LÓPEZ/ATALAYAR - El autor de la guía, Gonzalo Sánchez

De profesión fotógrafo y diseñador, Gonzalo Sánchez escuchó hace casi 20 años la llamada del desierto del Sáhara. Comenzó sus andaduras por aquella vasta región como cooperante, cuando en 2006 pisó por primera vez el sur de Marruecos en compañía de un profesor de la Universidad de Murcia. La cultura y los paisajes cautivaron a Sánchez, hasta que en 2013 se dio cuenta del increíble potencial turístico de la región. 

“El turismo es un sector que se ha explotado muy poco en el Sáhara marroquí, por diversas razones. Y en España es muy desconocido. Así que, para dar a conocer mejor la región, y favorecer a la población autóctona, me propuse la redacción de esta guía de viaje”, apunta Sánchez durante la entrevista concedida a este medio en plena feria FITUR 2022.  

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De acuerdo con Sánchez el comienzo no fue nada fácil, “No muchas casas editoriales estaban de acuerdo con el proyecto”, hasta que trasladó su residencia a Tarfaya, para dedicarse exclusivamente a sacar el libro adelante.  Dicho proyecto terminó convirtiéndose en una completa guía de viaje que habla de las particularidades culturales de la región, y de sus maravillas: “Turismo cultural por el sur de Marruecos. Desde Sidi Ifni hasta La Güera”.  

Abarca los detalles imprescindibles para embarcarse, hasta un pequeño glosario de las palabras básicas en hasaní y dáriya. La guía contempla también las formas de llegar hasta el destino, el alojamiento o los teléfonos de interés. Terminada esta primera parte, el despiece de la guía se hace por regiones, en orden geográfico de norte a sur. 

Desde Sidi Ifni hasta Dakhla Oued Eddahab, pasando por Smara y El Aiún. La guía termina con un apartado dedicado a la cultura de la región, todo ilustrado por una buena cantidad de fotografías y mapas elaborados por el escritor murciano y sus colaboradores locales.  

“El turismo español en el Sáhara se encuentra tradicionalmente limitado a dos fuentes. La zona de Dakhla con turismo deportivo, para hacer kitesurf. Las playas y el viento no tienen nada que envidiar a Tarifa. Y la zona de El Aaíun, donde los nacidos allí durante la época colonial, o incluso sus hijos, vuelven para visitar el lugar con el que están conectados de alguna forma. Es un turismo muy limitado, y es lo que hay ahora mismo, sobre todo. Pero ello quiere decir que hay un atractivo, y por tanto debe de haber un mayor conocimiento”. 

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Para Sánchez, esta es una buena base sobre la que explotar unas oportunidades que tiene la región para este sector. “El principal potencial turístico que tienen ahora las regiones de El Aaíun y Gulimín es el turismo cultural”, explica Sánchez. “Tienen unas riquezas arqueológicas impresionantes. Pero totalmente desconocidas, porque las circunstancias políticas de la región han impedido hacer estudios arqueológicos en el Sáhara. Sobre todo en Smara, El Aaíun y Gulimín”.

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Los yacimientos de los que habla Sánchez son todos aquellos restos del paso de las civilizaciones por el Sáhara, principalmente puestos avanzados y pasos para las caravanas, que aún pueden verse en la región, y que desde 2019 el Gobierno de Marruecos se esfuerza por mantener y catalogar a través del plan de la Dirección Nacional de Patrimonio. “Arte rupestre, pintura, petroglifos, túmulos preislámicos o lugares históricos que certifican y verifican la realidad del Sáhara marroquí y sus orígenes”, enumera Gonzalo Sánchez.  

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Mientras el norte goza de su patrimonio histórico, las regiones del sur presumen de unos enclaves naturales únicos en el mundo. “La región de Dakhla tiene un turismo más ‘exótico’, de sol y playa, baño y deportes.  Es realmente allí donde más se está potenciando el turismo internacional. Precisamente por su valor natural, y su bahía. En comparación con El Aaiún o Gulimín, ya tiene un negocio algo más asentado. Por eso se están haciendo muchos esfuerzos en estas dos últimas regiones. En el Aiún se pueden haber construido casi una veintena de hoteles en los últimos años. Hoteles en condiciones”. 

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La forma de llegar a todos estos destinos es esencialmente el avión, gracias a Royal Air Maroc o a Binter Canarias, que tienen trayectos a los aeropuertos de El Aaiún y Dakhla. Pero para Sánchez falta aún lo más importante y decisivo para la región: “La línea marítima entre Tarfaya y Canarias. En el puerto de Tarfaya se ha hecho una inversión impresionante por parte del Estado marroquí para convertirlo en algo que nada tiene que ver con lo que era en 2008. Ahora es un puerto muchísimo más grande”, comenta Sánchez. 

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Todas estas inversiones están, de acuerdo con Sánchez, recibiendo une enorme apoyo por parte de la población local del Sáhara. “Son los principales beneficiarios de toda esta infraestructura que se está creando. En el mismo El Aaiún se ha creado una escuela de turismo para preparar a los jóvenes para este sector. Solo falta un último empujón, y sobre todo una buena promoción para que haya un mercado que le interese a los touroperadores”, añade Gonzalo Sánchez mientras muestra fotografías del nuevo Puerto de Tarfaya, disponibles en el libro. 

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La pandemia ha supuesto un obstáculo para este objetivo, de cara al turismo internacional, que como en muchos otros países supone el grueso del volumen de visitantes. “Sí que hay también un gran interés por parte de los mismo marroquís en hacer turismo allí. Sobre todo en la región de Dakhla, que mencionaba antes. El turismo local, principalmente de gente de Casablanca y de Marrakech, tanto particulares como bajo forma de eventos”, explica Sánchez. “Pero para El Aaiún o Gulimín es algo más complicado, ya que el tipo de atractivo que tienen, que es el ‘turismo de aventura en el desierto’, ya lo tienen muy bien potenciado y trabajados las regiones de Uarzazat y de Zagora”.

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Sin embargo, tal y como explica Sánchez, Gulimín y El Aaiún se benefician algo más de un estatus de “tierras sin explorar”, apto para un turismo más “slow”, pausado y sostenible, en comparación con sus competidores del norte. “Muchos jóvenes crean a través de asociaciones vivacs, acampadas improvisadas en el desierto”. 

Sánchez espera que algún día, el Sáhara se convierta en un receptor de turistas que traigan prosperidad a la región. “Lo único que le falta a la región es un flujo más regular de turistas, para que el negocio sea rentable para los touroperadores. Una vez con eso, la mayor parte del trabajo ya está hecha”, comenta Sánchez con optimismo. El murciano espera volver al Sáhara a mediados de  2022, para continuar su trabajo de exploración y promoción de uno de los lugares más desconocidos del norte de África.  

Foto de galería: Gonzalo Sánchez Álvarez-Castellanos 

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