Los tres principales países árabes contribuyen de manera significativa a la economía mundial y ofrecen una amplia variedad de oportunidades para el comercio, la inversión y la innovación

Emiratos, Arabia Saudí y Bahréin: los Estados árabes más felices durante la pandemia

AFP/AMER HILABI - Personas pasean en el paseo marítimo de la ciudad de Jeddah (Arabia Saudí) el 21 de junio

Los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Bahréin se destacaron como los países árabes más felices de 2020 a 2022, según el Informe Mundial de la Felicidad. Los Emiratos Árabes Unidos se ubicaron en el puesto 27 del índice de felicidad de 156 países, mientras que Arabia Saudí y Bahréin se ubicaron en el puesto 32 y 33, respectivamente.

El informe también destacó que el bienestar de estos países se debe a una mejora en el acceso a los servicios básicos y el desarrollo económico. Además, el informe destaca que los países árabes experimentaron un crecimiento en su índice de felicidad desde el pasado año. Mientras que Líbano ha sufrido una profunda crisis económica y política durante los últimos años, agravada por la pandemia de COVID-19 y esto ha afectado seriamente su situación. El último estudio sobre la felicidad mundial, publicado recientemente, ha situado al Líbano como el Estado árabe más infeliz y el penúltimo de los 137 países evaluados.

El informe, titulado “Felicidad mundial, confianza y conexiones sociales en tiempos de crisis”, encuestó a ciudadanos de todo el mundo durante los tres años que abarca la pandemia de COVID-19. Los resultados mostraron que los libaneses experimentaron un descenso significativo en su nivel de felicidad, debido a los efectos negativos de la pandemia sobre la economía del país. La crisis también se asoció con una disminución en la confianza, la conectividad social y la satisfacción con la vida. Los encuestados informaron que las relaciones sociales se hicieron más difíciles durante la pandemia.

Además, el informe identificó una relación entre la felicidad y la confianza. Las personas que confiaban en los demás eran más propensas a experimentar emociones positivas y menos propensas a experimentar emociones negativas. El informe también encontró que las conexiones sociales eran una fuente importante de felicidad. Las personas con una red de amigos y familiares fuertes y apoyo social eran más propensas a informar un sentimiento de bienestar. En general, el informe concluyó que la crisis de la COVID-19 ha tenido un profundo impacto en la felicidad mundial.

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Los datos indican una tendencia clara de liderazgo árabe, tanto en términos de volumen de recursos como de influencia en la región del Golfo. Estas cifras también destacan el alto nivel de desarrollo económico y tecnológico de los países árabes, y su papel importante como líderes en la economía global.

La mitad inferior de la clasificación incluyó a 10 países árabes, que iban desde Argelia (81) hasta Líbano (136), con Afganistán (137) como el último de la lista. Estos países fueron Argelia (81), Irak (98), Palestina (99), Marruecos (100), Mauritania (103), Túnez (110), Egipto (121), Jordania (123), Comoras (130) y Líbano (136).

El Informe Mundial de la Felicidad de 2022 destacó un aumento significativo en la cantidad de actos benévolos desde el comienzo de la pandemia. Esto se debe, en parte, a la mayor disponibilidad de recursos para la ayuda a los necesitados, así como a un mayor nivel de conciencia social y solidaridad entre los seres humanos. Además, muchos países han implementado programas de ayuda pública para ayudar a las personas que no pueden permitirse los bienes y servicios básicos.

Esto ha contribuido a mejorar las condiciones de vida de muchas personas en todo el mundo, lo que a su vez ha contribuido a una mayor felicidad general. Los datos recopilados por el estudio muestran que una mayor confianza pública en el gobierno, los líderes y la ciencia condujo a respuestas pandémicas más exitosas en todo el mundo. Se observó que los beneficios de la alta confianza fueron especialmente grandes para aquellos en condiciones de adversidad.

Además, la evaluación de vida midió niveles altos durante la pandemia, similares a los de los años previos. Esto sugiere que una mayor confianza pública fue clave para mantener altos niveles de satisfacción de la vida incluso en tiempos de crisis. 

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