A pesar de la intensa intervención militar de Turquía en el país norteafricano

Erdogan aboga por el alto el fuego en Libia tras hablar con el presidente de Argelia

photo_camera PHOTO/AFP/Murat Kula/SERVICIO DE PRENSA PRESIDENCIAL TURCO - El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan (izquierda), y el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune (derecha), estrechándose la mano al final de una conferencia de prensa conjunta tras su reunión en la Oficina Presidencial en Argel

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, busca ahora intensificar contactos para llegar a un alto el fuego en Libia, mientras Ankara sigue enviando mercenarios sirios a un país devastado por una cruenta guerra civil que se desarrolla desde 2014.

En esta línea, Recep Tayyip Erdogan acordó con su homólogo argelino Abdelmadjid Tebboune redoblar esfuerzos para imponer un cese de hostilidades a pesar de la fuerte implicación militar otomana en el país libio. 

"Los dos presidentes acordaron intensificar sus esfuerzos para imponer un alto el fuego, un elemento necesario para facilitar una solución política entre los libios sobre la base del respeto a la legitimidad popular que garantice la soberanía e integridad territorial de Libia”, según se desprendió de la conversación telefónica que mantuvieron Erdogan y Tebboune con motivo de la festividad del Eid al-Fitr, como recogió el medio Middle East Online. 

El máximo dirigente de Turquía ha estado enviado durante meses al país del norte de África mercenarios sirios pro-turcos a sueldo provenientes de ex filiales de grupos yihadistas para apoyar al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) del primer ministro Fayez Sarraj y a sus milicias armadas leales en su lucha contra el Ejército Nacional de Libia (LNA, por sus siglas en inglés) del mariscal Jalifa Haftar; todo ello a pesar de las reiteradas advertencias internacionales contra la interferencia extranjera que se desarrolla sobre el terreno. Precisamente, en un conflicto como el libio, que se ha convertido en un tablero de juego donde participan potencias extranjeras interesadas en una nación rica en recursos energéticos como el petróleo y bien emplazada en un área de gran interés como es el Mediterráneo. Por un lado, el GNA recibe el citado sustento de Turquía y de Qatar e Italia; mientras, por otro, el LNA tiene el apoyo de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Francia y Rusia. 

El primer ministro de Libia, Fayez Sarraj

Las armas extranjeras de estos intervinientes internacionales en las partes enfrentadas han inundado Libia en violación flagrante del embargo de armas que decretó la Organización de Naciones Unidas (ONU); y la presencia de combatientes foráneos ha complicado aún más el escenario. En esta línea, se ha producido una gran afluencia de mercenarios, armas y equipamiento turcos en los últimos meses, con oficiales turcos al mando de las operaciones.

En este punto, el LNA trata de derribar el último gran núcleo resistente de la capital Trípoli, sede del GNA, que es reconocido internacionalmente por la ONU desde 2016, mediante una última gran operación militar que dio comienzo a principios de abril del año pasado, bajo el pretexto de acabar con focos del terrorismo yihadista radicados allí y de materializar posteriormente un proceso democrático. Por su parte, Fayez Sarraj califica la acción del mariscal Jalifa Haftar como auténtico golpe de Estado rebelde. 

Combatientes del Gobierno del Acuerdo Nacional de Fayez Sarraj

El número de combatientes sirios en Libia hasta ahora ha llegado a 9.000, según diversas informaciones, mientras que Turquía inicialmente planeó enviar no más de 6.000 combatientes, todo ello debido al impacto de las pérdidas sufridas por los aliados de Ankara ante las huestes de Haftar, que representan al Ejecutivo oriental de Tobruk. 

Por lo tanto, puede parecer a los ojos de muchos bastante hipócrita la postura de Recep Tayyip Erdogan de instar a un cese de las hostilidades en Libia cuando ha avivado el conflicto bélico con su posicionamiento en el país norteafricano. Sobre todo, a raíz del acuerdo que alcanzó el año pasado con el primer ministro Fayez Sarraj para otorgar el apoyo militar necesario y para repartir zonas económicas en el arco mediterráneo de cara a actividades beneficiosas como la prospección de gas, algo que provocó la protesta internacional de Chipre y Grecia; país, el heleno, que denunció la incursión ilegal en la frontera marítima de las islas griegas. 

Combatientes leales al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) en la zona de al-Sawani

En otro orden de cosas, tanto el presidente de Turquía como el de Argelia condenaron el plan de Israel de anexar nuevas territorios ocupados de Cisjordania, calificando el acto como una violación grave del derecho internacional y una obstrucción del proceso de paz mundial. Precisamente, hace un par de días el ‘sultán’ Erdogan ya advirtió a Israel sobre que no podía tomar las tierras de Palestina. “Nadie puede tomar las tierras de Palestina”, manifestó el máximo mandatario otomano, quien se mostró tajante: “No permitiremos que las tierras palestinas sean ofrecidas a nadie más”.

El mariscal Jalifa Haftar, líder del LNA
Advertencia desde Francia

La guerra de Libia despierta la preocupación entre muchos; lógicamente también en la Francia presidida por Emmanuel Macron, que tiene intereses en la nación del norte de África y que llegó a fomentar encuentros entre los bandos libios enfrentados para propiciar un acuerdo político. Desde territorio francés, el ministro galo de Asuntos Exteriores, Jean-Yves le Drian, ha señalado que el conflicto bélico libio corre el riesgo de llevar el mismo camino que el sirio. 

La guerra civil de Siria se desarrolla desde 2011 entre el régimen de Bachar al-Asad y los rebeldes insurgentes atrincherados en el último bastión de la provincia de Idlib. El Gobierno oficialista recibe el principal apoyo de la Rusia de Vladimir Putin con el objetivo declarado de acabar con elementos terroristas yihadistas refugiados allí para unificar la nación. Frente a la actitud beligerante de Turquía, que incursionó al norte del país de Oriente Medio para hostigar a los kurdos, con la excusa de que la etnia kurda ha perpetrado atentados en el sur del territorio turco. 

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se encuentra entre el primer ministro de Libia, Fayez Sarraj (izquierda), y el mariscal Jalifa Haftar (derecha), comandante del Ejército Nacional Libio (LNA), que se dan la mano después de las conversaciones sobre un acuerdo político para ayudar a poner fin a la crisis de Libia en La Celle-Saint-Cloud, cerca de París, Francia, el 25 de julio de 2017

La nación presidida por Erdogan logró establecer un área de seguridad en la frontera turco-siria con puestos de control y despliegue de fuerzas tras el acuerdo alcanzado el año pasado con Estados Unidos. Y, precisamente, allí recibe el respaldo de combatientes sirios procedentes de grupos asociados en el pasado con formaciones terroristas como Al-Qaeda, como han recogido diversos medios. La actitud de cesión del Gobierno estadounidense de Donald Trump fue duramente criticada en su día porque suponía abandonar a su suerte a las milicias kurdo-sirias que fueron de gran ayuda en la derrota de la formación yihadista Daesh durante la caída del reducto de Al-Baghouz en marzo de 2019.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron

De esta forma, el ministro francés Jean-Yves le Drian advirtió sobre la "sirianización" de Libia, país asolado por la guerra. Libia está en espiral hacia una guerra de poder como Siria que podría desestabilizar la región, según alertó Le Drian. “La crisis se está profundizando. Estamos ante una 'sirianización' de Libia”, remarcó el diplomático francés ante miembros del Senado galo, según la agencia Reuters. 

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