El presidente turco prolongará su estancia en el Reino wahabí hasta el viernes en un viaje que relanza sus relaciones bilaterales

Erdoğan visita Arabia Saudí para sellar el reencuentro con Riad

AFP PHOTO/TURKISH PRESIDENTIAL PRESS SERVICE - El presidente turco Recep Tayyip Erdogan estrechando la mano del príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman durante una reunión en el marco de una visita oficial en Jeddah, Arabia Saudí, el 23 de julio de 2017

El desplazamiento del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan hasta Arabia Saudí, previsto para este jueves, confirma el reencuentro bilateral tras los múltiples amagos de acercamiento escenificados en los últimos meses por parte de ambas administraciones. Desde el estallido de la crisis diplomática en 2020 como resultado del descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi, conocido crítico del régimen wahabí, en el consulado saudí de Estambul, Ankara puso tierra de por medio con Riad, cuya cúpula se vio involucrada en el asesinato.

Erdoğan visitó Riad por última vez en verano de 2017, hace cinco años, para resolver el cisma diplomático surgido en el Golfo Pérsico. El líder islamista intentó entonces desatascar el bloqueo marítimo, terrestre y aéreo impuesto por Arabia Saudí, Emiratos, Egipto y Bahréin meses antes a Qatar, principal aliado regional de Turquía, por sus estrechos vínculos con Irán y su respaldo al “terrorismo” islamista. Pero tendría que esperar tres años para ver resuelta aquella disputa a raíz de la cumbre de Al-Ula.

Las relaciones entre Ankara y Riad se mantuvieron estables a pesar del perfil islamista del presidente Erdoğan y su agenda expansionista. Pero no tardarían en deteriorarse. El atroz asesinato del columnista de ‘The Washington Post’, buen conocedor de la familia real saudí, resultó ser el ‘casus belli’ que provocó la ruptura diplomática. El contenido señalamiento de Erdoğan a los “más altos niveles” del régimen, sin llegar a nombrar al príncipe heredero, tensionó a Riad, que recibió además la condena unánime por parte de la comunidad internacional.

Jamal Khassoghi

Un informe publicado por la CIA meses después arrojaba pruebas sobre la participación de MBS, quien habría aprobado en última instancia la operación que acabó con el desmembramiento de Khashoggi. La familia real saudí rechazo de plano las acusaciones, pero la Justicia turca decidió iniciar una causa contra los 26 saudíes sospechosos de haber participado en el crimen, un procedimiento que incomodó a un régimen saudí decidido a romper sus relaciones con Ankara.

Turquía comenzó a reducir su beligerancia contra Arabia Saudí con la intención de calmar las aguas. Las presiones saudíes, materializadas no solo a nivel diplomático, sino también –y sobre todo– a nivel económico, hicieron que Erdoğan diera finalmente marcha atrás y cediera a principios de mes ante las exigencias del Reino wahabí, cuyas demandas pasaban por archivar la causa y traspasarla a la Justicia saudí. Y así ha sido.

La decisión de Ankara, ratificada el pasado 7 de abril a petición del fiscal turco al no haber, según él, ninguna opción de detener o tomar declaración a los acusados, de transferir el caso, levantó ampollas en la comunidad internacional, pero allanó el camino para el reencuentro entre dos de los pesos pesados de la región. Aún queda una segunda demanda en un tribunal federal de EE. UU. presentada por Hatice Cengiz, la prometida de Khashoggi, con pocas opciones de resolverse.

La Justicia saudí celebró un juicio calificado como “farsa” por los grupos en defensa de los derechos humanos, condenando a pena de muerte a cinco personas implicadas. Aunque al final recibieron el indulto. Fuentes próximas a la familia real saudí citadas por ‘Middle East Eye’ aseguran que Mohamed bin Salmán está obsesionado con el ‘caso Khashoggi’, que ha agrietado las relaciones de Arabia Saudí con sus socios occidentales. MBS culpa a Erdoğan de haber involucrado a Washington en una trama que quiere ver cerrada a toda costa.

El presidente turco ha tirado de pragmatismo y ha decidido colmar las ambiciones saudíes para apagar las tensiones. La invitación del rey saudí a Erdoğan terminó por sellar el reencuentro entre Ankara y Riad, cuyas agendas se alinean ahora en un contexto marcado por la crisis global desatada como consecuencia de la invasión rusa sobre Ucrania.

Los guiños han sido una constante durante las últimas semanas. El ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavuşoğlu, mantuvo una reunión en febrero con su homólogo saudí, Faisal bin Farhan Al Saud, con el objetivo de profundizar en sus relaciones bilaterales. Mientras que el titular de Finanzas del Gobierno turco, Nureddin Nebati, discutió con su homólogo, Mohammed Al-Jadaan, nuevas vías para impulsar sus relaciones comerciales, dañadas desde el boicot no oficial puesto en marcha por Riad a las importaciones turcas.

La estancia del presidente Erdoğan en Arabia Saudí se prolongará dos días, hasta este viernes. En su agenda está fijada una cena con el rey Salmán bin Abdulaziz y una cumbre con el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, gobernante ‘de facto’ del Reino. Durante la noche realizará, además, una peregrinación a La Meca. Se espera que Erdoğan visite la ciudad sagrada una vez finalizadas las conversaciones para realizar las oraciones en una de las últimas noches del Ramadán.

Erdogan Bin Salman

Las partes discutirán la situación en Yemen, Libia y Siria, así como la inestabilidad política de Irak y el estado de las negociaciones para la reactivación del acuerdo nuclear con Irán. Sin embargo, los planes del líder islamista pasan en primer lugar por normalizar las relaciones bilaterales, restablecer los dañados lazos diplomáticos con Riad y recomponer sus vínculos comerciales en un momento determinante para la economía turca, golpeada por una inflación del 61% y la caída de la lira turca del 44% con respecto del dólar.

El respaldo económico saudí podría servir como catalizador para superar la crisis. Una crisis que amenaza el liderazgo de Erdoğan a falta de un año para las elecciones, en un escenario, además, incierto para el presidente, con varias figuras que desafían su continuidad en el poder. Aunque el desplazamiento del líder islamista responde a una estrategia a gran escala para limar asperezas con sus rivales regionales, cuyas relaciones se mantenían deterioradas desde el estallido de la Primavera Árabe.

Como nota a pie de página destaca la presencia en Arabia Saudí del recientemente elegido primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, que ha realizado este jueves su primera visita como jefe de Gobierno al Reino wahabí. En cualquier caso, no se ha hecho público ningún encuentro entre ambos.

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