Como ya hicieran en diciembre, Washington volverá a sancionar a los de Erdogan si siguen adelante

Estados Unidos promete sanciones si Turquía adquiere armamento ruso

AP/PATRICK SEMANSKY - El presidente Joe Biden en el Pentágono

La administración Biden se muestra firme antes las intenciones del Gobierno de Recep Tayyip Erdogan de adquirir nuevamente sistemas de defensa aéreos rusos. El que, a pesar de las muchas diferencias que existen, es considerado un aliado y amigo de la Casa Blanca, no parece tener intención de variar su hoja de ruta y está dispuesto a completar la compra de los sistemas s-400 antimisiles rusos, como ya hizo en el pasado mes de diciembre. En Ankara no ven justificación para unas sanciones ya que dicen no haber podido llegar a un acuerdo con ningún país de la OTAN.

Con la reunión entre el presidente turco y sus homólogos ruso, Vladimir Putin, e iraní, Ebrahim Raisí, en el horizonte, las advertencias norteamericanas no parecen preocupar a un Erdogan que se muestra tranquilo y que asegura que “en el futuro, nadie podrá interferir en términos de qué tipo de sistemas de defensa adquirimos, de qué país y a qué nivel”. Cree que es una decisión en la que no deberían poder inmiscuirse actores externos e incluso dice que “son los únicos en tomar tales decisiones”, abriendo cada vez más la brecha abierta gracias al nuevo acuerdo, Aukus, en la OTAN.

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Alexander Mikheyev, jefe de Rosoboronexport, la empresa más importante de importación y exportación rusa, ya avanzó en el mes de agosto que Turquía estaba cerrando los últimos flecos de un acuerdo con el Gobierno de Putin para la adquisición de un segundo lote de sistemas de defensa. Casi dos meses después y con las amenazas estadounidenses cada vez más presentes, la idea no ha cambiado en el Ejecutivo turco. Parece lógico que no lo haya hecho ya que en Ankara ya sabían a lo que se exponían, y más aún cuando en diciembre de 2020 ya les habían impuesto sanciones por la compra de los primeros s-400 rusos.

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La oficina del presidente de Relaciones Exteriores del Senado, Robert Menéndez, ha recordado a través de cuenta de Twitter que se sancionará a “cualquier entidad que haga negocios importantes con los sectores militares o de inteligencia rusos”. Además, se ha mostrado inflexible asegurando que “cualquier nueva compra por parte de Turquía debe significar nuevas sanciones”. Las sanciones de hace cuatro años son la muestra de que no se trata de una advertencia que Estados Unidos no esté dispuesta a cumplir. El Directorio de la Industria de Defensa de Turquía, su jefe Ismail Demir y otros tres empleados fueron sancionados por la compra del primer lote, y si todo sigue su curso, como afirma Erdogan, no serán los únicos.

El portavoz del Pentágono, Joh Kirby, acusa al presidente turco de mentir respecto a la imposibilidad de adquirir otro armamento que no sea el de Rusia: “Turquía ha tenido múltiples oportunidades durante la última década para comprar el sistema de defensa Patriot de Estados Unidos, y en su lugar eligió comprar el S-400, que proporciona a Rusia ingresos, acceso e influencia”. Por otro lado, en Ankara cargan contra Washington por no haber recibido todavía los aviones F-35 por lo que el Gobierno de Turquía había desembolsado una cantidad cercana a los 1.400 millones de dólares.

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Las acusaciones de unos a otros no cesan – y no parece que lo van a hacer próximamente – en una situación en la que Turquía se presenta ante un momento clave al reunirse con Rusia e Irán. El encuentro previsto para mañana miércoles pondrá sobre la mesa asuntos claves que el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan está obligado a tratar. El conflicto de Siria es uno de los que mantiene la tensión entre turcos y rusos, por lo que, con total seguridad, será abordado en la reunión que tendrá lugar en la ciudad de Sochi.

Precisamente en lo que respecta a la situación de Sira, a pesar del acuerdo para el alto al fuego alcanzado entre Turquía y Rusia en marzo del pasado 2020, la tensión es máxima. Tanto el Ejército Libre Sirio (FSA), apoyado por Turquía, como Hayat Tahrir al-Sham (HTS) – rama de Al-Qaeda – han intensificado la violencia en las últimas semanas. Ya son varias las ocasiones en la que los de Putin han acusado a los turcos de no respetar el alto el fuego. En este contexto, no cabe duda de que gran parte del futuro que espera a Siria, puede depender del encuentro de mañana en Sochi.
 

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