La Agencia Internacional de la Energía (AIEA) recomienda a la Comisión Europea la adopción de medidas para reducir el consumo energético más de un 10%

Europa ante la crisis energética: precios disparados “hasta bien entrado 2023”

AP/SERGEY SUPINSKY - Un hombre sostiene una pancarta que representa al presidente ruso Vladimir Putin y a la canciller alemana Angela Merkel sonriendo, y el gasoducto Nord Stream 2, durante una manifestación frente a la embajada alemana en Kiev

Los precios del gas natural han alcanzado su máximo histórico en el tercer trimestre del año. La situación es crítica. Lejos de remitir, las subidas son constantes a cuenta de la escasez provocada por los cortes de suministro del Kremlin. El gas como herramienta de presión, así es como Moscú ha sacado partido de la dependencia energética de Europa para apretar las tuercas en el seno de los Veintisiete. Hay grietas. Al menos un 40% del gas consumido por los Estados miembros en 2021 procedía de Rusia. Ahora, Bruselas agiliza los trámites para efectuar la desconexión energética y reducir ese porcentaje. 

El gas ruso, sin embargo, sigue llegando con cuentagotas. Lo hace través de Eslovaquia, el mar Negro, Turquía o Bulgaria. Hasta hace apenas unas semanas también lo hacía a través del mar Báltico, antes de que los gasoductos Nord Stream 1 y 2 fueran objeto de un sabotaje que ha propiciado una escalada de las tensiones en la zona. Cerca del 80% del suministro llega incluso a través de los gasoductos Yamal-Europa, Brotherhood o Soyuz, que atraviesan Ucrania. Por el momento no se han detenido a pesar de la guerra y las amenazas de Gazprom sobre Naftogaz, la empresa estatal energética ucraniana. Pero es posible que ocurra en las próximas semanas. 

Alemania, la primera economía de la zona euro, está en manos del gas ruso. Su industria depende de que el suministro fluya al ritmo habitual, una necesidad que por supuesto no está siendo cubierta en este contexto. En Berlín, como es evidente, se ha instalado un clima de nerviosismo que ha venido paralizando al Ejecutivo. La inflación está desbocada, de hecho, es la más elevada de los últimos 70 años y ha superado el 10% en septiembre, según los datos de Eurostat. Solo Bélgica registra peores cifras en la UE. El temor a una más que probable recesión sigue marcando la agenda. 

El canciller alemán Olaf Scholz parece haber tomado la iniciativa tras semanas de inacción con el anuncio del plan anticrisis. El Gobierno tripartito, que atraviesa sus horas más bajas desde que sucediera a la excanciller Angela Merkel hace un año, impulsará un fondo de 200.000 millones de euros destinado a los consumidores para compensar el nivel desorbitado del gasto energético. Cerca del 5% de su PIB. El resto de los Estados miembros plantea medidas similares para capear el temporal. 

AFP/AFP - El mapa muestra cómo se importa el gas natural a Europa, tanto por gasoductos como por puertos

La Comisión Europea también ha tomado cartas en el asunto. Destacan las decisiones relacionadas con la ampliación del almacenamiento, el ahorro energético y la búsqueda de nuevos socios exportadores. El Ejecutivo comunitario ha encontrado soluciones, aunque aún queda crisis por resolver. Con los depósitos llenos en más de un 80% antes de octubre, las políticas para la reducción del consumo en marcha y forjadas las nuevas alianzas en materia energética con países como Noruega, Qatar o Azerbaiyán —este último duramente criticado por los crímenes de guerra cometidos por su Ejército contra soldados armenios—, la UE ha cogido oxígeno. Pero no es suficiente.

La Comisión que preside Ursula von der Leyen propuso a principios de septiembre establecer un límite a los precios del gas ruso. Sin embargo, varios Estados miembros plantearon sus reservas por las posibles represalias que pudiera tomar el Kremlin. Bruselas pidió entonces interpretar la medida de la misma forma que el resto de las sanciones impuestas contra Rusia desde el inicio de la invasión de Ucrania, pero el debate empezó a difuminarse. Hasta el jueves pasado, cuando el comisario de Energía, Kadri Simson, resucitó una propuesta que parece tomar forma de nuevo.

Volodimir Zelenski Von der Leyen

En este escenario de inestabilidad ha cobrado importancia la publicación del último informe trimestral de la Agencia Internacional de la Energía (por sus siglas, AIE). El organismo, creado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), recomienda a la Unión Europea reducir el consumo energético un 9% en relación al nivel medio de los últimos cinco años para sobreponerse con cierto margen al próximo invierno. Una reducción, por tanto, rayana al 13%.

El director de Mercados Energéticos y Seguridad, Keisuke Sadamori, vaticina que los mercados seguirán tensionados “hasta bien entrado el año 2023”. Los expertos auguran, por lo tanto, que los precios se mantendrán disparados en los próximos meses. Quedaría descartada una bajada a medio plazo. 

“Se espera que las importaciones de gas natural licuado (GNL) de Europa aumenten en más de 60.000 millones de metros cúbicos (bcm) este año, es decir, más del doble de la cantidad de adiciones de capacidad de exportación de GNL a nivel mundial, manteniendo el comercio internacional de GNL bajo una fuerte presión a corto y medio plazo”, proyecta la AIE. Sin embargo, el consumo disminuiría un 0,8% en 2022, produciéndose una contracción récord en Europa, de acuerdo con las previsiones del organismo. 

Nord Stream

El informe de la AIE contiene un análisis sobre la resiliencia del mercado energético de la UE en un escenario de cortes completos de suministro a partir del próximo 1 de noviembre. Las conclusiones que alcanzan los expertos son claras: el almacenamiento se reduciría hasta el 20% si, como es el caso, Bruselas es capaz de almacenar un elevado nivel de suministro (80%). Eso sí, si se redujera el almacenamiento, las reservas de gas europeas caerían por debajo del 5% una vez pasado el invierno. Todo ello sin reducir la demanda actual. 

“La caída del almacenamiento a estos niveles aumentaría el riesgo de interrupción del suministro en caso de una ola de frío tardía”, sostiene el informe. “Para mantener los niveles de almacenamiento de gas por encima del 25% en el caso de una menor entrada de GNL, sería necesaria una reducción de la demanda de gas de la UE durante el periodo invernal del 9% respecto al nivel medio de los últimos cinco años”. “Por tanto, las medidas de ahorro de gas serán cruciales para minimizar las retiradas de almacenamiento y mantener los inventarios en niveles adecuados hasta el final de la temporada de calefacción”, concluye el organismo.

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