El Pacto de Inmigración de la Unión Europea fue presentado este miércoles

Externalización y retornos: un plan alejado de la realidad para los migrantes de Bruselas

photo_camera REUTERS/YVES HERMAN - Mercado del barrio de Molenbeek

El asunto de la migración se materializa en nuevas políticas recogidas en el nuevo Pacto Europeo de Inmigración y Asilo.

“Mashallah, Mashallah [lo que Dios ha querido]”. Rodeado por lechugas y puerros unidos entre sí a través de cordeles metálicos, Anuar -nombre ficticio para proteger su identidad- externaliza la responsabilidad los precios de las verduras en el mercado abierto más grande de Bélgica. Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, la Comisión Europea anuncia el esperado Pacto sobre Migración y Asilo en el que foco son las devoluciones y se mantiene la externalización las fronteras, iniciando así la tramitación migratoria desde los países de origen.

La humanidad de la que la presidenta de la Comisión habla sobre la gestión migratoria, se contrapone con el único interés en la migración regular que genera beneficios económicos para los Estados Miembros. La calidad de vida de los 140.000 migrantes que llegaron irregularmente a Europa este año pasa a ser un tema de devolución voluntaria y no de integración social.

: La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, llega para pronunciar su primer discurso sobre el estado de la Unión durante una sesión plenaria en el Parlamento de la Unión Europea en Bruselas el 16 de septiembre de 2020.

Gorra multiusos para proteger tanto del sol como de la lluvia. Bolsas de plástico recubriendo los inexistentes calcetines y aportando la impermeabilidad a las zapatillas de trabajo. Y una gran barriga que exige a su rodilla izquierda resentirse con cada hora de trabajo que pasa de pie. “La familia está bien, hamdulillah [alabado sea Dios], pero es porque este año yo no he tenido vacaciones”. Este es Anuar, marroquí, padre de familia que, desde julio, cuando se reinició la actividad por la COVID, se vuelve a levanta cada día a las 5 de la mañana para sacar las frutas y verduras del camión y montar su puesto. Siempre con una sonrisa en la boca y los dedos de los manos manchados de tierra, asegura que “hay que llevar comida y dinero a casa, mi mujer y mis hijas se lo merecen”. Para ello, Anuar vocifera como el que más en el mercado abierto, compitiendo contra los otros 449 puestos. Cualquier interesado debe saber que sus uvas se venden directamente sin pesar y que las lechugas están hoy de promoción. “Todo a un euro, todo a un euro”, grita a pulmón. 

Matrimonio blanco y otras formas de entrar en Europa

Bélgica se entiende como un país multicultural: Estado de poco más de 30.000 kilómetros cuadrados y con una población en torno a los 11.4 millones de habitantes, el 20% de las personas residentes en Bélgica son extranjeros. Para poder visualizar los datos mejor, Bélgica mide como Galicia, pero tres veces su población. 

Según los datos del último informe de la Comisión Europea contra la Intolerancia y el Racismo, por más de 50 años, Marruecos ha sido una de las fuentes principales de migración en el país, resaltando la importancia de la reunificación familiar para aquellas personas que todavía viven en Marruecos y quieren llegar a Bélgica. Sin embargo, estas cifras no cuentan a los solicitantes de asilo: 24.016 personas acogidas hoy en día, según las cifras de FedAsil, la agencia de recepción de asilados. Para las personas como Anuar, denominadas migrantes irregulares, no hay información disponible, concluye la Comisión.

En esta foto de archivo tomada el 9 de septiembre de 2020 una familia de migrantes abandona el campamento de Moria después de que se produjera un incendio en la isla de Lesbos que dejó a más de 12.000 hombres huyendo del campamento

Sin embargo, la asociación Ciré de migrantes y refugiados calcula que son entorno a un 1% de la población. Esto es, entre 100.000 y 150.000 personas en Bélgica viven en situación de vulnerabilidad al no tener la documentación que les permite residir legalmente en Europa. Esta realidad se palpa por las calles de la capital europea: madres e hijos pidiendo una donación en la puerta del Primark de la calle Neuve, los bancos de la estación de tren del norte de la ciudad repletos de jóvenes que tratan de pasar la noche, o las más de cien personas que esperan su turno para salir de la ciudad en el Parque Maximiliano, donde la policía realiza desalojos constantes. El centro de apoyo a personas sin hogar La Strada, contabilizaba más de 4.000 personas sin hogar en Bruselas en el 2018, cifra que se había incrementado desde los últimos años. 

El mercado de Gare de Midi, sin embargo, representa otra realidad para los migrantes no mencionada durante la presentación del Pacto de Migraciones: personas que llegaron sin nada pero que se asentaron en la ciudad y se integraron en la sociedad a través del comercio. “¿Sabes lo que es un matrimonio blanco?”, pregunta Anuar mientras sigue vendiendo las últimas lechugas de la jornada. “Fue mi manera de llegar a Europa y buscarme la vida lejos de Marruecos”.

Justamente este ejemplo es el destacado por la Comisaria de Migraciones Ylva Johanson en la presentación del pacto, aunque en su caso, se quedaba en la idea de instalarse en una ciudad europea por amor, y no por la obtención de la residencia. A pesar de que Bruselas es la ciudad de las instituciones europeas, y de que la migración es una de las prioridades en la agenda de la Comisión, los vendedores migrantes no comentan la evolución de las políticas migratorias ni destacan la gestión migratoria que les debería influenciar.

Manifestantes sostienen pancartas durante una protesta a favor de los inmigrantes frente al Ministerio del Interior del gobierno en Londres, el martes 25 de agosto de 2020. La protesta organizada por Stand Up To Racism and Care 4 Calais, hizo campaña por un paso más seguro para los inmigrantes a través del Canal de la Mancha

A las dos de la tarde, la Policía hace acto de presencia marcando el fin del mercado. Los comerciantes como Anuar ya no pueden vender más y deben guardar la mercancía hasta el día siguiente. Las tensiones nacen aquí, cuando no se ha vendido lo suficiente y los mercaderes apuran al máximo: “Quince mazorcas de maíz por un euro, rápido, rápido”, grita un joven. Aunque la policía aparece rápidamente y las diez mujeres que seleccionaban sus mazorcas salen corriendo, evitando así la multa para el vendedor. Anuar y los tres otros hombres que trabajan en su puesto observan ya pasivos como los basureros hacen rodar los rastros de la jornada. Bolsas de plástico vacías y medias sandías que confirmaban la frescura del producto. Anuar se quita ya las bolsas de los zapatos, y come un plátano para recuperar fuerzas.

Cuando ya no hay más que alguna persona merodeando por la explanada, Anuar se relaja y comenta: “Tienes que encontrar a una mujer europea que se quiera casar contigo, y debes tener dinero, eso siempre”, enfatiza esa última parte con una sonrisa de obviedad. Está dando las claves para entrar en Europa sin documentación. “Yo me casé con una española, guapa sí, pero no tanto como mi mujer actual. Pagué 6.000 euros para casarme y conseguir los papeles”. Es mencionar la palabra papeles en alto, y todos los demás vendedores tornan la vista interesados en encontrar su oportunidad.

Un joven de cresta rubia engominada y cicatriz en el ojo derecho se acerca rápidamente: “¿Tienes familia en España? Yo tengo que empadronarme en cualquier casa para demostrar que resido en Europa y así solicitar la residencia. Puedo pagarte hasta 3.000…no, hasta 4.000 euros si algún familiar pone en el buzón que vivo en su casa”. Concluye la frase pasándose la mano por el bolsillo en el que acaba de guardar el salario del día. “¿Qué sentido tiene dinero para una digna vida, pero no puedes vivir tranquilo por miedo a que te encuentre el policía?”, reflexiona. Los cuatro hombres de alrededor escuchan y asienten con la cabeza, compartiendo las mismas reflexiones. Tras un largo suspiro, todos se apartan discretamente, dando a entender que la oportunidad de conseguir la legalidad en Europa se fue rodando como los restos de plásticos que los barrenderos recogen.

: El número de migrantes que cruzan el Canal de la Mancha -- que es de 33,8 km en el punto más cercano en el Estrecho de Dover -- en pequeños botes inflables ha aumentado vertiginosamente durante el verano de 2020. Según las autoridades del norte de Francia, unos 6.200 migrantes han intentado cruzarlo entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2020, frente a los 2.294 de todo el año
La COVID-19 desbanca a la migración de la agenda europea 

A poco más de 3 kilómetros de distancia del mercado, la migración se materializa en nuevas políticas recogidas en el nuevo Pacto Europeo de Inmigración y Asilo, presentado este miércoles. La migración para este año 2020 y el resto del mandato europeo se basa desde ahora en acuerdos con los países de origen y tránsito, mejorar el control de las fronteras y un mejor sistema de redistribución de los migrantes, teniendo en cuenta la alarmante situación en el campo de Moria, en Grecia.

La semana pasada, la presidenta de la Comisión Europea presentaba ante el Parlamento el discurso del año: el denominado Estado de la Unión en el que se valora la situación actual de la Unión Europea y las prioridades para el año siguiente. A diferencia de otros años, la pandemia desbancó el centro de las miradas de la migración.

“El virus nos ha ensenado que el mundo en general, y la UE en particular, son vulnerables”. Con mascarilla personalizada para la ocasión, y rodeada por los escaños en círculo del Parlamento Europeo, Ursula von der Leyen tenía como misión dar una visión global de cómo está la Unión Europea. El resultado fue un discurso directo de 75 minutos, reiterando la promesa de avanzar en una Europa más verde, más digital y más firme en lo referente a la geopolítica.

Migrantes  rescatados en el mar se sientan en la cubierta del barco de rescate "Ocean Viking", operado por la ONG francesa SOS Mediterranee, en el Mar Mediterráneo el 4 de julio de 2020.

La crisis generada por la pandemia del virus COVID-19 se está desarrollando de una manera completamente diferente a la crisis que se vivió en el 2008. La Gran Recesión del 2008 afectó inicialmente al sistema financiero, mientras que la situación actual es una crisis sanitaria que ha derivado en un parón económico debido a los confinamientos y cierres de fronteras. Aunque la principal diferencia es cómo la Unión Europea quiere enfrentarse a esta nueva realidad. La presidenta lo dejó claro en su discurso: “el Pacto Verde Europeo es nuestro modelo para llevar a cabo esta transformación”, refiriéndose al “EU Green Deal”. Así como la crisis financiera del 2008 se enfrentó a las denominadas crisis de los cayucos y crisis de los refugiados, la pandemia del COVID-19 ha hecho descender a la migración de la lista de prioridades para Europa. 

A diferencia de otros temas relevantes para la agenda europea como es la Garantía Juvenil para reducir la pobreza en Europa, la migración sí tuvo su momento en el discurso del Estado de la Unión: “La migración es un tema que se ha debatido largo y tendido”, afirma presentando así el tema ante los parlamentarios. “Como todos sabemos, la crisis migratoria de 2015 generó muchas divisiones profundas entre Estados miembros, y algunas de esas heridas aún no han cicatrizado. Se ha hecho mucho desde entonces, pero aún queda mucho por hacer”, reafirma la presidenta. 

Sin embargo, las novedades se guardaban para la presentación de este miércoles. Von der Leyen reiteraba la necesidad de compromiso entre todos los Estados miembros, y mostraba un acercamiento humano y humanitario declarando que “salvar vidas en el mar no es una opción”. La comisaria Johanson complementaba el discurso enfatizando la nueva estrategia de “solidaridad obligatoria” para el reparto de personas migrantes. Justo el día anterior al discurso en la Parlamento, 24 personas se ahogaron tratando de huir de Libia. En lo que llevamos de año, 592 personas han perdido la vida en el mar Mediterráneo tratando de llegar a Europa. Cifra que ha ido descendiendo desde el 2015, en parte por el cambio de rutas migratorias y por la ruptura por parte de Turquía del Acuerdo con la Unión Europea para cerrar su frontera con Grecia. Anuar, como muchos marroquíes, utilizó la frontera sur para pasar de Marruecos a Ceuta, de ahí cruzar el estrecho y entrar en España y Europa. 

Cientos de trabajadores en situación irregular o precaria siguen tratando de integrarse en la capital de Europa.
Dublín y retornos: la nueva hoja de ruta

Quizás por las presiones acarreadas por el fuego que destruyó el 80% del campo de refugiados de Moria, en Grecia, la Comisaria de Asuntos de Interior Ylva Johanson declaró que no van a haber más campos como Moria, a pesar de que ya se ha construido un centro similar para acoger a las personas que siguen en la isla. 

La portavoz de Izquierda Unida en el Parlamento Europeo, Sira Rego, critica la política migratoria, declarando que “la Comisión ha reconocido por activa y por pasiva que el sistema actual no funciona, pero insiste en las deportaciones, la externalización de fronteras y en dejar todo en manos de una Agencia de Guardias de Fronteras y Costas sin ningún tipo de control efectivo por parte de los Estados”. Organizaciones internacionales como Save the Children expresan su preocupación sobre este pacto, enfatizando que esta nueva política migratoria debe “evitar repetir los errores de Moria”. 

Al igual que Anuar externaliza la responsabilidad de los precios de las verduras del mercado, la Comisión Europea plantea esta nueva política migratoria común -que se esperaba para antes del verano y se ha venido posponiendo hasta esta semana- enfatizando los futuros acuerdos con países de origen y de tránsito, para que la gestión migratoria no se desarrolle en Europa ni en las fronteras europeas, sino que llegue a la Unión ya procesada y confirmada. En palabras de la Comisión, se trata de fomentar la cooperación con terceros países basado en el Enfoque Global de la Migración. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) criticaba esta externalización afirmando que “la UE debería acoger, como mínimo, un 20 % de las necesidades de reasentamiento global y no debería depender de la cooperación con terceros países”.

Otra de las novedades que afectará a migrantes en situación irregular como Anuar o los cientos de personas que viven en los asentamientos ilegales en Calais -norte de Francia- esperando su turno para cruzar a Reino Unido; es el cambio de la regulación de Dublín. La normativa de Dublín se basa en que la gestión migratoria se hace en el primer país de llegada de Europa, por lo que se permite reenviar a los inmigrantes irregulares al país por el que entraron. Este cambio afectará directamente a los migrantes que trabajan en Bruselas sin residencia legal. 

Mientras la presidenta de la Comisión Europea describía la situación de Europa como buena, pero que debería ser mejor, cientos de trabajadores en situación irregular o precaria como Anuar siguen tratando de integrarse en la capital de Europa. Otros, como las personas que pasan las noches en la estación de tren o en algunos parques conocidos de Bruselas, todavía buscan su oportunidad de buscarse una vida mejor, ya sea en Bélgica o en otros países como Reino Unido. 
 

Más en Sociedad