Queda materializada a partir de este 17 de mayo la reapertura de los pasos fronterizos entre el reino alauí y el territorio español a través de Ceuta y Melilla

Fronteras terrestres abiertas entre Marruecos y España

AFP/FADEL SENNA - Fotografía de archivo en el enclave español de Ceuta

A partir de la medianoche que marca el inicio del 17 de mayo han quedado abiertas nuevamente las fronteras terrestres entre Marruecos y España a través de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. 

Hace dos años el reino alauí decretó de manera unilateral el cierre de fronteras para hacer frente a la pandemia del coronavirus, como medida de aislamiento y protección de la población en plena crisis sanitaria que azotaba al mundo; y esta misma medianoche han quedado abiertos los pasos de El Tarajal, en Ceuta, y de Beni Enzar, en Melilla, con un dispositivo de seguridad y control que marcará un flujo de tránsito “gradual y ordenado”, como anunció la semana pasada el ministro español del Interior, Fernando Grande-Marlaska. 

En la primera fase de la planificación organizada por España y Marruecos, sólo podrán cruzar la frontera los ciudadanos de la Unión Europea y aquellos que cuenten con permiso de circulación en territorio Schengen. En las dos categorías, para acceder a Ceuta y Melilla será imprescindible cumplir los requisitos sanitarios dispuestos por el Ministerio de Sanidad y también lo dictaminado por la Unión Europea en referencia a la crisis sanitaria de la COVID-19. De cara a esta situación, se dispuso un refuerzo policial especial como anunció el Ministerio del Interior español.

Fotografía de archivo de la frontera entre la ciudad marroquí de Fnideq y el enclave español de Ceuta

El 31 de mayo entrará en funcionamiento la segunda fase, gracias a la cual ya sí podrán acceder a las dos ciudades autónomas los trabajadores fronterizos “legalmente reconocidos”. Según fuentes del Ministerio del Interior, se trata de un grupo de unas 200 personas. Sin embargo, un censo elaborado antes de que la pandemia llegase revela que más de 2.000 marroquíes (la mayoría mujeres dedicadas a empleos en hogares) tenían empleo en territorio español, como informó el diario La Vanguardia. 

Este importantísimo paso de reapertura de fronteras llega después de la normalización de relaciones entre Marruecos y España tras una tempestuosa crisis diplomática que marcó una gran separación entre dos naciones vecinas que siempre se han considerado aliadas. La vuelta a la buena relación entre los dos países llegó gracias al impulso que supuso el reconocimiento por parte de España de la fórmula marroquí de amplia autonomía para el Sáhara Occidental bajo soberanía del reino alauí como la “más seria, creíble y realista” dentro del marco de las resoluciones de la ONU, como anunció el Gobierno de España. Tras este movimiento español, llegó el gesto amistoso del rey de Marruecos, Mohamed VI, con la invitación al presidente del Gobierno Pedro Sánchez para asistir a un encuentro en Rabat en plena celebración del Ramadán. 

Se puso fin así a una difícil situación que abrió una brecha diplomática entre ambos países, sobre todo a raíz de la acogida en España hace algo más de un año del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser tratado de una afección respiratoria en un hospital de Logroño. Marruecos protestó por esta situación y criticó al Gobierno español por no haber cooperado con el reino alauí en esta ocasión a pesar de estar considerados como países vecinos y amigos. Después del caso Ghali se sucedieron otros episodios que tensaron más la situación, como la entrada de unos 10.000 inmigrantes irregulares procedentes de Marruecos a través de la frontera de Ceuta con cierta permisividad de la Policía del Reino o la retirada de la embajadora marroquí de Madrid. 

En los momentos más complicados, llegaron gestos de apaciguamiento y de búsqueda de un acercamiento, como los protagonizados por el rey de España, Felipe VI, y como el nombramiento como nuevo ministro de Asuntos de Exteriores de España de José Manuel Albares, hombre con buena reputación y con un perfil más cercano al país norteafricano, para sustituir a Arancha González Laya, que quedó marcada por la controversia ligada a Brahim Ghali. 

Vista general de Ceuta

Detrás de todos estos acontecimientos subyacía el hecho de que Marruecos siempre ha echado en falta un mayor apoyo español a la causa marroquí respecto al Sáhara Occidental, más aún teniendo en cuenta que el Reino ha venido recibiendo en los últimos meses el apoyo de países muy relevantes como Estados Unidos, Alemania o Emiratos Árabes Unidos a su propuesta de resolución del conflicto saharaui. Mientras, por otro lado, la otra iniciativa es la de proponer un referéndum de independencia saharaui, defendida por el Frente Polisario y que cuenta con menos apoyos en el plano internacional, entre los que se encuentra el de Argelia, gran rival político de Marruecos en el Magreb. 

Esta última reapertura de las fronteras terrestres sí cuenta con una imposición importante por parte de Marruecos, que insta a acabar con el contrabando, también conocido como “comercio atípico”. Debido a esto nadie podrá llevar “ningún tipo de mercancías” al acceder o abandonar el territorio español, “ni siquiera en régimen de viajeros”. Esta es la condición del reino alauí para acabar con las imágenes de porteadores, los cuales se ganaban la vida pasando mercancías de un lado al otro de la frontera, una actividad que había venido siendo el sustento de muchas familias marroquíes. 

Esta reapertura de fronteras terrestres era uno de los puntos de la famosa hoja de ruta que pactaron Pedro Sánchez y Mohamed VI para establecer los cimientos de esta nueva etapa diplomática abierta con el objetivo de mantener la mejor relación entre el país europeo y el norteafricano. En lo pactado se recogía la plena normalización de la circulación de personas y mercancías “de manera ordenada” y con las medidas “apropiadas de control aduanero”. 

Esta apertura de fronteras se produce justo un mes antes de que se inicie en junio la Operación Marhaba, por la que centenares de miles de ciudadanos retornan desde diversos puntos, principalmente europeos, a Marruecos y el norte de África para disfrutar de las vacaciones de verano.

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