General Alejandre (2): “Los presidentes de Gobierno y las élites dirigentes no ven la necesidad de estar involucrados en los temas de defensa”

El libro “Rey servido y patria honrada” del que es autor el general de Ejército Fernando Alejandre es un testimonio centrado en su ejercicio del mando al frente del Estado Mayor de la Defensa, el máximo centro de poder de las Fuerzas Armadas españolas. Está escrito con conocimiento de causa y con pulso firme, en un intento de explicar y combatir el desconocimiento que impera en la sociedad española respecto a sus Fuerzas Armadas.

Es el fruto de largas horas de reflexión, de introducir en una coctelera su experiencia en las numerosas y variadas responsabilidades que ha ejercido a lo largo de la geografía española, Irak, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Washington en el Ministerio de Asuntos Exteriores y como alto mando de la OTAN en Bélgica y en los Países Bajos. En resumen, son las percepciones de un paracaidista y buceador de asalto con ideas asentadas sobre el presente y futuro de la seguridad y defensa de España.

Por Ley, el JEMAD es el principal asesor militar del titular de la cartera de Defensa y también del presidente del Gobierno. A lo largo de sus 2 años y 9 meses como JEMAD, ¿cuantas reuniones de tipo profesional tuvo con los presidentes del Gobierno Mariano Rajoy y Pedro Sánchez? 

Ninguna. La simple coincidencia en la asistencia al Consejo de Seguridad Nacional, a algunos de sus Comités subordinados y a varias video conferencias con las unidades en el exterior. También tuve un almuerzo en el Palacio de la Moncloa con el presidente Mariano Rajoy en compañía de la ministra de Defensa y los altos mandos de los Ejércitos de Tierra, Aire y la Armada.

Vd. ha mantenido un trato reiterado y directo con sus homólogos de las naciones de la OTAN y de otros países. Por lo que sabe ¿ellos tienen una relación más directa, cercana y frecuente con sus respectivos jefes de Gobierno? A su juicio, ¿cuál es el motivo de que en España no ocurra?

Conozco el caso del general François Lecointre, ex JEMAD de Francia. En uno de nuestros encuentros me contó que despachaba y almorzaba todas las semanas con el presidente de la Republica, Emmanuel Macron. Me constan relaciones muy similares en los casos de los JEMAD de Estados Unidos, Italia, Países Bajos y Portugal.

¿Cuál puede ser el motivo para que eso no ocurra con los presidentes de Gobierno españoles? Probablemente la falta de conocimiento y valoración que albergan de los asuntos militares. Creo que los jefes del Ejecutivo, se llamen Rodríguez Zapatero, Rajoy o Sánchez no ven la necesidad de estar enterados de los temas de defensa. Colocan a alguien en medio para que les gestione esos temas y ya está. No asumen que las políticas de Estado, y más aún la de Defensa, deberían tener cierto grado de prioridad toda vez que, sin seguridad, no hay libertad.

Aunque en sus casi 3 años de ejercicio como JEMAD ha habido periodos con gobiernos interinos y de larga inactividad parlamentaria ¿En cuántas ocasiones ha sido requerido para comparecer ante las Comisiones de Defensa de Congreso y Senado? ¿Los diputados y senadores de las citadas Comisiones son receptivos a hacer suyos, defender y subsanar los problemas que se les plantean?

Personalmente me han convocado a tres comparecencias. También solía acompañar a la ministra cuando me lo pedía, que normalmente coincidía con ocasión de exponer los créditos y presupuestos de las operaciones de mantenimiento de la paz.

¿Que si son receptivos los diputados y senadores a nuestras demandas? Sí, pero de boquilla ¿Están dispuestos a subsanar las carencias? Con reparos. Hoy por hoy, a mi entender, es mucho más eficaz el Observatorio de la Vida Militar que las Comisiones del Congreso y Senado. Y puntualizo. A determinados gobiernos les pone muy nervioso el contacto directo entre el JEMAD y los miembros de las Comisiones de Defensa.  

Vd. reforzó el acercamiento de las Fuerzas Armadas hacia la sociedad española durante su etapa como JEMAD. Incluso capitaneó el esfuerzo con aportaciones personales en numerosos foros ¿El Ministerio de Defensa le animó a ello o, por el contrario, le puso cortapisas? 

Hubo dos fases que explico en el libro. En ambas etapas lo llevé a la práctica con la debida precaución. En la primera se me facilitó dar conferencias y el encuentro con medios de comunicación de forma puntual. En la segunda se me informó que no estaba bien visto y se me cortó la posibilidad de continuar. Para completar la respuesta anterior he de decir que cuando asumí el cargo consideré que debía relacionarme con los miembros de las Comisiones de Defensa de Congreso Senado. En la segunda etapa se me indicó que no era preciso que siguiera haciéndolo.

Afirma que su pretensión es aportar ideas y soluciones para poner remedio a una relación “casi imposible” entre el ámbito castrense y la sociedad a la que sirven y de la que forman parte. Por su experiencia, ¿esa dificultad está más presente en determinadas tendencias políticas? ¿Algunas opciones desean que esa distancia se mantenga, es decir, que no hacen nada o trabajan para que esa separación subsista? 

Es evidente. En mi segunda etapa como JEMAD fue más patente. Pero quiero aclarar que, a mi juicio, nadie quiera mantener una distancia a propósito. Es una consecuencia de la desconfianza que existe hacia los militares, que está muy extendida en determinadas esferas políticas. 

Dotar con los adecuados sistemas de armas y equipamientos a las Fuerzas Armadas es, en esencia, una consecuencia del papel que el Gobierno de turno pretende que España ejerza en el mundo. ¿Está definido de forma clara ese rol? En caso contrario ¿Qué impide concretarlo?

El problema es que el concepto de empleo de las Fuerzas Armadas debería beber principalmente de la Directiva de Política de Defensa y de la Estrategia de Seguridad Nacional. Sin embargo, ambos documentos son ambiguos. El resultado es que, al final, el que tiene que llegar a concretar es el propio JEMAD, lo cual es un contrasentido, porque lo debe hacer sin disponer de directivas claras y, de alguna forma, estando privado de una dirección política estable.

En su volumen recoge algunos de los males que aquejan a las Fuerzas Armadas y a España. Uno de ellos es el que califica de disciplinitis ¿En qué consiste? 

Es algo muy habitual y ocurre tanto en la empresa privada como en los Ejércitos y la Armada. Consiste en tratar de saber lo que quiere el jefe, para proponerle la solución que desea y conseguir su aplauso. Algunas veces incluso en contra del criterio del propio profesional que propone la solución. Eso es terrible, a mí me produce verdadero estupor y he procurado no hacerlo nunca. Pero he visto a mí alrededor cómo se cambiaba de postura de la noche a la mañana para defender lo que quería una determinada ministra.

Otra deficiencia que nos aqueja es la que denomino la ausencia de la ley de la gravedad. Esa carencia provoca que no exista la necesaria cohesión entre lo conjunto y lo específico. Ocurre porque no se pone en práctica la necesaria subordinación. Habrá unas verdaderas Fuerzas Armadas conjuntas a partir de que el JEMAD sea oído para nombrar a los Jefes de los Ejércitos de Tierra, Aire y la Armada. Porque no es lo mismo sumar que conjuntar.

Afirma que la mayoría de quienes han ocupado el sillón ministerial se han visto “gratísimamente sorprendidos” por “lo profesionales que son los militares, lo bien preparados que están y que hablan idiomas”. Esos elogios los califica de “preocupantes, innecesarios y sorprendentes” ¿Por qué? 

Esos halagos me producen perplejidad. Nunca he oído decir a ningún ministro de Sanidad lo buenos que son los médicos. ¡Pues claro! O que el director de un Hospital habla idiomas. 

Da la impresión de que cuando un alto cargo llega al ministerio de Defensa, sus únicos conocimientos de la milicia han sido las historias del sargento Arencibia, un comic del semanario humorístico El Jueves, o haber visto la película Patton y creer que el vocabulario de los militares está repleto de palabras soeces.

Al menos mi generación de oficiales, muchas anteriores y las siguientes hemos superado una carrera superior y a los 18 años ya estudiábamos táctica y estrategia. Oficiales y suboficiales estamos muy orgullosos de la formación que recibimos. El único punto que queda por reconocer de forma adecuada es la formación de una Tropa a la que ni pagamos ni valoramos como se merece un verdadero profesional.

Denomina “cáncer” al hecho de que las Fuerzas Armadas lleguen a aceptar que “no es necesario prepararse para lo peor, sino para lo inmediato”, con lo que pierden la perspectiva de la importancia de su misión. ¿Podría desarrollar esa idea?

Lo inmediato no es la palmada en la espalda por haber sacado a cientos de automóviles de un atasco en una gran nevada. Esa recompensa no es un verdadero objetivo. Sin embargo, en ese caldo de cultivo se ha constituido la UME, en la que hay personal que cree que ellos están luchando contra un enemigo real, mientras que el resto de los militares se preparan para lo que nunca va a ocurrir ¡Qué se lo digan a los ucranianos!

La finalidad de los militares, lamentablemente para nosotros, es prepararnos para lo peor, para la guerra y, de ese modo, en caso necesario, salvaguardar la vida y hacienda de los españoles. Así de duro y así de sencillo.