Los países del Golfo se enfrentan a la crisis económica mundial y a la caída del crudo con economías poco diversificadas y dependientes de los hidrocarburos

Golfo Pérsico: El reto de cuadrar el presupuesto con el petróleo a 30 dólares

REUTERS/AHMED YOSRI - Un hombre saudí camina frente al Banco Comercial Nacional Saudí (BCN) en Riad

Las fluctuaciones del precio del petróleo no son nuevas, pero la crisis económica que se cierne sobre el mundo por el cierre de gran parte de la actividad productiva sí. Nadie sabe a ciencia cierta cuánto va a durar la actual pandemia ni cuándo se va a recuperar la economía, la incertidumbre de cara al futuro es total. Los países del Golfo se enfrentan a la pandemia con un sector productivo poco diversificado y dependiente de los hidrocarburos. A pesar de ello, la mayoría se encuentra en una posición financiera que les permitirá aguantar hasta que pase la tormenta. Estas naciones se verán obligadas a reajustar su gasto público a la nueva situación con la esperanza de que la demanda mundial se recupere pronto con el fin de los confinamientos.

La brutal caída que han sufrido los precios del petróleo por la paralización de la actividad productiva se ha visto agravada por la estrategia seguida por Arabia Saudí para desplazar a uno de sus principales competidores, Rusia, que hundió aún más el coste del barril justo cuando la pandemia empezaba a hacer estragos. “La estrategia le ha salido muy mal, pero a pesar de ello el reino tienen una situación financiera muy sólida gracias a las reservas de divisas y a su baja deuda pública”, afirma Itxaso Domínguez, coordinadora de Oriente Próximo y Norte de África de la Fundación Alternativas, en declaraciones a Atalayar.

El presupuesto del Reino para 2020 estaba pensado para un precio de 77 dólares para cada barril de petróleo. Ahora, Arabia Saudí se ha visto obligada a reducir su gasto público un 5% y se ha mostrado favorable a aumentar su deuda pública desde el 30% actual hasta el 50%. Un reciente informe del Instituto Internacional de Finanzas (IIF) augura que el déficit del país este año podría alcanzar el 14%.

Tanque de petróleo

“A largo plazo las fluctuaciones del precio del petróleo no van a suponer un problema para los países del Golfo. Pero a corto y a medio se verán obligados a reorganizar sus presupuestos y priorizar su gasto público”, expone a Atalayar Mitchell Belfer, presidente del think tank Euro-Gulf Information Center, con sede en Roma. Este investigador confía en que los precios del petróleo se recuperen a lo largo de los próximos cinco o seis meses. Riad ha dejado claro que no tocará el dinero de su fondo soberano, a pesar de la complicada situación, y está aprovechando el momento para adquirir participaciones en varios grupos petroleros como Shell, Total, Repsol, Equinor y Eni, el club de fútbol Newcastle o el operador de cruceros Carnival.

Para los países del Golfo, la crisis sanitaria de la COVID-19 ha llegado en uno de los peores momentos: cuando iban a lanzar su agenda de reformas encaminadas a diversificar su economía. “Bahréin y Emiratos ya ha hecho inversiones muy importantes en sectores relacionados con la tecnología y la innovación y Arabia Saudí se ha planteado orientar su sistema productivo hacia el turismo y los espectáculos. Son muy conscientes de las fluctuaciones de los precios del petróleo y por ello han empezado a modernizarse, pero la irrupción del coronavirus está ahogando los ingresos de nuevos sectores de actividad”, lamenta el presidente del Euro-Gulf Information Center.

Infraestructura Dubái

Los cambios que podrían venir tras la pandemia para estos países consisten en un refuerzo de su relación con la Unión Europea y una mayor innovación en los sectores relacionados con la medicina y la tecnología. “La confianza de la UE hacia China ha disminuido en esta crisis y es probable que se lance a buscar nuevos socios, entre ellos los países del Golfo”, asegura Belfer.

La importancia de la cooperación

“Arabia Saudí, Emiratos, Kuwait y Bahréin tienen una gran flexibilidad para adaptar sus presupuestos en época de crisis. Saben que sus economías están muy interconectadas y los acuerdos entre ellos son constantes para garantizar la estabilidad monetaria en la zona, como durante la manipulación del dinar que sufrió Bahréin hace unos años”, asevera el directivo del think tank.

Omán y Qatar, fuera de las estrategias de los otros países del Golfo, experimentarán esta crisis de manera más acusada. “Omán lo está pasando muy mal porque no dispone de tantos recursos como sus vecinos”, explica Itxaso Domínguez. Por otra parte, Qatar es uno de los países que más afectados se van a ver por la crisis sanitaria y económica como consecuencia de su enemistad con Arabia Saudí, Bahréin, Emiratos y Egipto. El país afronta esta crisis aislado regionalmente y con problemas crecientes en sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos. “Ha optado por profundizar sus lazos con Irán, que se ha convertido en epicentro de la pandemia en Oriente Medio y que es un aliado muy inestable”, señala Belfer.
 

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