Iberdrola es ya tres veces Telefónica y cuatro veces más grande que Repsol
El Ibex 35 no es solo un magnífico escaparate del ranking que ocupan las compañías que más peso tienen en nuestro país por capitalización. El valor de estas empresas excede a las cifras de negocio y beneficios y revierte de forma muy directa en la sociedad de diversos modos: creando y consolidando puestos de trabajo, generando riqueza a través del pago de impuestos y aportando valores propios.
En el caso de Iberdrola, la segunda compañía eléctrica privada del mundo, sirviendo, además, de cabeza tractora para avanzar en sostenibilidad a través de su liderazgo en producción de energía limpia.
Para una empresa de más de 65 mil millones de euros de capitalización bursátil, sus competidores en el sector energético están condenados a vivir a su sombra, sobre todo si se asumen los compromisos que actualmente se debaten en la Cumbre del Clima sobre el futuro del planeta. Es la única compañía que ha apostado claramente por la descarbonización y las energías renovables, y lleva haciéndolo 20 años.
El camino hasta aquí ha discurrido paralelo a la estrategia de su presidente, Ignacio Galán, de internacionalizar el negocio con una expansión por países con entornos estables, multiplicando hasta por cinco veces su valor en Bolsa. Una hoja de ruta que ha consolidado el liderazgo de la eléctrica en nuestro país y que la ha situado como una de las que más peso exhibe en el Selectivo pero, además, lo ha hecho atesorando en su cuaderno de bitácora los capítulos más importantes que se han escrito en el avance hacia la producción de energía limpia dentro de nuestras fronteras.
En esa trayectoria, Iberdrola ha cerrado 17 plantas de carbón y petróleo y ha realizado una inversión de alrededor de 120.000 millones de euros. De cara al futuro, y para consolidar su apuesta por la descarbonización, Iberdrola invertirá otros 150.000 euros en los próximos 10 años.
En datos estrictamente económicos, Iberdrola es casi un 13% más grande que el banco Santander, alrededor de un 40% mayor que BBVA, triplica el tamaño de Telefónica y es casi cuatro veces más grande que Repsol, competidora en el panorama energético nacional, con la salvedad de la apuesta clara de esta última por el combustible fósil.
La aportación social de Iberdrola es tan sólida como sus cifras, objetivable a través de su contribución a la Hacienda Pública, con una aportación en el mundo superior a 7.475 millones de euros solo en 2020. En este sentido, los tributos satisfechos en España por Iberdrola alcanzaron el año pasado los 3.380 millones de euros, una forma más en la que el peso de la compañía revierte de forma directa sobre la sociedad, traduciéndose en la puesta en marcha de infraestructuras y servicios públicos.
Más de 400.000 personas trabajan bajo el paraguas del grupo Iberdrola en el mundo entre los empleos en plantilla que genera y sus proveedores. Se trata de hombres y mujeres que engrosan ya un potente contingente humano que aspira a alcanzar las 500.000 almas en 2030, una muestra más de la importancia de la compañía como vector económico dentro de nuestras fronteras y de su valor como marca España fuera de ellas.
