El presidente Vladimir Putin y el primer ministro Narendra Modi fortalecen la privilegiada asociación estratégica entre Moscú y Nueva Delhi

India y Rusia refuerzan sus lazos militares y espaciales bajo el recelo de China y Estados Unidos

PHOTO/Harish Tyagi-EPA-EFE-Vostock - La cumbre entre Vladimir Putin y Narendra Modi del 6 de diciembre supone la ratificación del papel clave que desempeña Rusia para la estrategia de India, aunque Nueva Delhi se acerca poco a poco hacia Washington bajo la mirada preocupada de Moscú

Gran potencia asiática a la que cortejan tanto Washington como Moscú, la reciente visita relámpago a India del presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha servido para reforzar los lazos bilaterales de carácter estratégico, de seguridad, tecnológicos y de todo tipo que desde tiempos de la Guerra Fría existen entre Nueva Delhi y Moscú.

La importancia de la incursión de ida y vuelta del inquilino del Kremlin queda de manifiesto al saber que es el primer viaje oficial de Putin fuera de territorio ruso desde el inicio de la pandemia de COVID-19 y la retirada de Estados Unidos de Afganistán. La excepción fue en junio pasado, cuando el presidente ruso se entrevistó en Ginebra con el norteamericano Joe Biden.

El nuevo Zar de todas las Rusias llegó la semana pasada a Nueva Delhi para coordinar con el primer ministro de India, Narendra Modi, la relación de ambos países con las autoridades talibanes de Afganistán, que desean “pacífica, segura y estable”, expresa su declaración conjunta. Pero, sobre todo, para rubricar nada menos que 28 acuerdos de distinta índole, de manera preferente los relacionados con el marco de la seguridad, defensa y la cooperación espacial, que para Nueva Delhi resultan clave para mejorar su posición frente a Pekín.

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Los dos Gobiernos están decididos a estrechar su colaboración en el desarrollo de lanzadores e infraestructuras en órbita y en la utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos, en especial en la navegación y posicionamiento por satélite. El equivalente ruso al GPS norteamericano es el GLONASS, que consta de 31 satélites, mientras que el de India es el sistema NavIC que cubre únicamente la región y está formado tan solo por 8 satélites. Pero el máximo interés de Nueva Delhi está en los vuelos espaciales tripulados.

La apuesta espacial de India por alcanzar la órbita baja de la Tierra es muy seria. Con tecnología propia tanto en lanzadores como en cápsulas tripuladas, el objetivo de la agencia espacial de India (ISRO) es situar a sus nacionales en el espacio en la primera mitad de la presente década. Cuatro pilotos de la Fuerza Aerea India se han entrenado en Moscú entre febrero de 2020 y marzo de 2021 y solo les falta alcanzar la órbita para ser auténticos astronautas.

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India quiere que sus primeros astronautas alcancen la órbita en 2023

La ISRO seleccionará a tres de ellos para volar al espacio en 2023 en la misión Gaganyaan y permanecer en órbita durante 7 días. Y para la década de 2030, India tiene planes para construir una estación espacial, tal y como hace escasas horas lo ha confirmado el ministro responsable de las actividades espaciales, Jitendra Singh. Narendra Modi no quiere ser menos que Xi Jinping, su vecino y antagonista, que en la vertiente espacial le lleva varias décadas de ventaja. El primer módulo del complejo orbital chino está en órbita desde el 29 de abril del presente año, con tres astronautas a bordo.

Pero el eje de la cumbre Putin-Modi ha consistido en reforzar y ampliar el Acuerdo de Cooperación Técnica Militar entre ambos países, pilar fundamental del Tratado de Paz, Amistad y Cooperación de 1971 y de la Declaración de Asociación Estratégica suscrito entre India y Rusia en octubre de 2000. Su vigencia había caducado en 2020 y requería ser actualizado, como así lo han hecho, a la vez que lo han ampliado hasta 2030, lo que acarreará una pronta reacción de Pekín.

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Con unas Fuerzas Armadas integradas por casi millón y medio de militares, el arsenal de India está plagado desde hace más de cinco décadas de sistemas de armas de procedencia rusa, en buena parte fabricados bajo licencia en el propio subcontinente indio. En resumen, Nueva Delhi es el principal cliente de Moscú en materia militar, Rusia es el principal suministrador de sistemas de armas de India y lo quiere seguir siendo.

El Kremlin ha privilegiado la cooperación industrial en materia de defensa con India como con ninguna otra nación. De mantener estrictas relaciones entre vendedor y comprador se ha pasado a afrontar programas de desarrollo y producción conjunta de sistemas de armas. Los proyectos bilaterales actualmente en curso incluyen la producción doméstica de carros de combate T-90 S/SK Bheeshma y de los lanzacohetes múltiples BM-30 Smerch sobre camiones nacionales Tatra 816. 

En la parte aérea, Hindustan Aeronautics Limited (HAL) produce bajo licencia los helicópteros navales Kamov Ka-31 y de transporte Mil Mi-17, así como los aviones de combate Sukhoi Su-30MKI y MiG-29K. Y está a punto de comenzar a recibir el avanzado sistema de defensa antimisiles tierra-aire de largo alcance S-400, cuyo contrato data de 2018. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en torno al 23% de las exportaciones rusas de armas entre 2016 y 2020 tuvieron India como destino final.

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Moscú recela de la cada vez mayor influencia de Washington

Pero en las últimas décadas, las autoridades indias han diversificado sus compras y disponen de armamento terrestre, naval y aéreo de Alemania, Arabia Saudí, Francia, Israel, Japón, Reino Unido e incluso de España ‒aviones de transporte C-295‒ China y Estados Unidos. En el año 2000, las ventas de armas de Washington a India no representaban prácticamente nada, sumaban tan solo 200 millones de dólares.

Pero la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca y el vuelco de su política exterior hacia el Indo-Pacifico propicio las compras de armamento norteamericano, que se convirtieron en multimillonarias durante la Administración Trump. Hoy, las enormes Fuerzas Armadas de India cuentan con helicópteros de combate AH-64 Apache, aviones de transporte C-17 Globemaster III, misiles Harpoon AGM-84L y UGM-84L, torpedos Mk54 y hasta de obuses de 155 milímetros.

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Así las cosas, “Washington se ha convertido en el segundo mayor proveedor de armas de la India”, recalca el teniente general Charles Hooper, exdirector de la Agencia de Cooperación para la Seguridad de la Defensa del Pentágono. Pero Rusia no mira con buenos ojos la penetración de Washington en India y mucho menos su presencia en el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral ‒más conocido como Quad‒, una iniciativa que capitanea Estados Unidos y en el que también están comprometidos Japón y Australia para frenar la creciente actividad de China en la región del Indo-Pacífico.

Por el momento, el armamento ruso domina el arsenal de las Fuerzas Armadas de India. Un ejemplo es la ratificación del acuerdo para la fabricación en India de 600.000 unidades del avanzado fusil de asalto Kalashnikov AK-203 de 7,62 x 39 milímetros, de 3,8 kilos de peso y culata plegable, un privilegio que no comparte ningún otro país.

PHOTO/Hindustan Times - La gran capacidad de compra de India permite que su potente industria militar pueda fabricar bajo licencia cazas rusos Sukhoi Su-30MKI y MiG-29K e incluso carros de combate T-90 S/SK Bheeshma

Las armas son producidas por la empresa mixta Indo-Russian Rifles Private Ltd. (IRRPL) en una gran factoría construida en la localidad de Korwa, al norte de India. Los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores de Rusia, el general Serguei Shoigú y el diplomático Serguei Lavrov han acompañado a Putin en su viaje a Nueva Delhi para rubricar los detalles de la transacción con sus homólogos indios, Raj Nath Singh (Defensa) y Subrahmanyam Jaishankar (Exteriores) y sentar las bases de nuevos campos de cooperación. La Administración Biden está expectante

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