El visto bueno de Washington a la compra por Yakarta de las singulares aeronaves V-22 refuerza su papel en la región Asia-Pacífico

Indonesia arranca a Estados Unidos un preciado instrumento para luchar contra las guerrillas yihadistas y auxiliar a los afectados por desastres naturales

PHOTO/USMC - Las buenas relaciones entre los Marines de Estados Unidos e Indonesia facilita que Washington pueda hacer frente a situaciones de crisis en la región

El presidente de Indonesia, Joko “Jokowi” Widodo, acaba de arrancar a Donald Trump lo que solo uno de los países aliados de Estados Unidos ha conseguido obtener. Y ese aliado no es Israel, ni tampoco Arabia Saudí y ni siquiera Reino Unido. Es Japón. Pero ¿qué es eso que únicamente el Gobierno de Tokio y ahora el de Yakarta han podido arrebatar a Washington? Pues se trata, ni más ni menos, que del V-22 Osprey, la aeronave más sofisticada y más polivalente del parque aeronáutico de las Fuerzas Armadas norteamericanas. Pero también una de las más costosas y complejas de mantener en condiciones de vuelo dada su tecnología de rotores basculantes, que le permite sumar las ventajas del helicóptero a las de un avión turbohélice.

El presidente Jokowi acaba de iniciar el proceso para adquirir un lote de V-22 para ser utilizados por sus Fuerzas Armadas Nacionales para cumplir dos misiones muy diferentes. Por un lado, para que sean empleados para responder de forma ágil a las llamadas de auxilio de la población civil que sufre los desastres naturales que azotan el extenso archipiélago indonesio, un territorio formado por 17.508 islas, en buena parte cubierto de bosques y selvas, habitado por cerca de 300 millones de personas, de las que más de 200 millones practican la religión musulmana.

El V-22 Osprey es una aeronave que aúna las capacidades de vuelo de un helicóptero con las de un avión turbohélice, lo que le permite despegar y aterrizar en modo vertical y volar como un aparato de ala fija

También van a ser utilizados para que actúen en apoyo de las operaciones contra los grupos terroristas yihadistas islámicos, como es el caso de Jemaah Islamiyah, una rama de Al Qaeda, Jamaah Ansharut Tauhido o los mujaidines de Timor. La gran flexibilidad que van a aportar las nuevas aeronaves servirá para poner en marcha de forma rápida operativos tácticos que hagan frente a las acciones terroristas y para ejecutar acciones preventivas antiterroristas.

La autorización que acaba de conceder el Departamento de Defensa de Estados Unidos facilita la compra por el Gobierno de Yakarta de ocho V-22 por un valor unitario en torno a los 75 millones de dólares, unos 66,75 millones de euros. Sin embargo, completamente equipados con sistemas de alerta contra misiles y advertencia radar, contramedidas electrónicas, identificadores amigo-enemigo (IFF), sistemas de planificación de misión y el entrenamiento de pilotos y mecánicos, el valor total estimado de la compra asciende a 2.000 millones de dólares, alrededor de 1.780 millones de euros.

El Gobierno del presidente indonesio “Jokowi” es junto al del japonés Shinzo Abe el único que ha logrado arrancar el V-22 Osprey de las exclusivas manos de Donald Trump
Una aeronave envidiada por muchos países

Pero, ¿cuál es el secreto que encierra el V-22 Osprey para que sea considerado por Washington como una de sus joyas y limite sus posibilidades de exportación a terceros países? La respuesta es sencilla, su avanzada tecnología y sus grandes capacidades para cumplir una amplia variedad de misiones, lo que le hace estar en servicio en las fuerzas militares de tierra, mar y aire. En esencia, el V-22 es un hibrido entre avión y helicóptero, que tiene la capacidad de despegar y aterrizar en modo vertical como cualquier helicóptero y, una vez en el aire, bascular sus enormes rotores hacia delante y convertirse en un avión. Para aterrizar, vuelve a bascular sus rotores ‒en este caso hacia atrás‒ y descender en vertical hasta posarse en el suelo.

Sus posibilidades de despegar y aterrizar como si se tratara de un helicóptero y de desplazarse a la velocidad de un avión turbohélice, muy superior a la de cualquier helicóptero, le convierten en una aeronave muy deseada por todos los países que lo puedan pagar. Alcanza la velocidad de un avión turbohélice, que es del orden de 275 nudos (509 km/h), muy por encima del más rápido de los helicópteros, el biturbina CH-47 Chinook, que se sitúa en los 160 nudos (300 km/h), y muy superior a los Bell 412 del Ejército indonesio.

El V-22 es una aeronave que va a ejecutar acciones preventivas y ofensivas antiterroristas contra Jemaah Islamiyah, una rama de Al Qaeda que es la principal guerrilla que actúa en el país asiático

Otra característica en la que el Chinook queda muy por debajo respecto al Osprey es en el radio de acción en operaciones, que en el caso del primero es de 370 kilómetros mientras que segundo rebasa los 720 kilómetros. Sin embargo, la capacidad carga del V-22 no supera las 9 toneladas o 24 soldados sentados y totalmente equipados y la del CH-47 es de alrededor de 11 toneladas o 33 soldados.

Como es evidente, la Administración Trump también sale muy beneficiada de la venta, ya que ayuda a Indonesia a “desarrollar y mantener una capacidad fuerte y efectiva de autodefensa, lo que contribuye al interés nacional de Estados Unidos”, se asegura en fuentes del Departamento de Defensa.

Una vez en el aire, puede permanecer en vuelo estacionario como cualquier helicóptero y descender en vertical hasta posarse en el suelo
Ambos países ven reforzada su posición en Asia-Pacífico  

El hecho de que los ejecutivos de Washington y Yakarta mantengan muy buenas relaciones en todos los campos, que las Fuerzas Armadas de Indonesia vayan a contar con el Osprey en unos pocos años y que el archipiélago se encuentre localizado en una excelente localización estratégica entre el Mar del Sur de China y Australia, va a aportar al Pentágono una importante base logística terrestre para su enorme flota de V-22.

Además, favorece la interoperabilidad entre los procedimientos militares de uno y otro país, sirve de respaldo para las operaciones anfibias conjuntas y resulta de gran importancia en el caso de que los Marines norteamericanos tengan que llevar a cabo operaciones con el MV-22 para hacer frente a situaciones de crisis en la región.

Las miles de islas que forman Indonesia están sobre el llamado anillo de fuego del Pacífico, una zona que sufre alrededor de 7.000 temblores al año, algunos de ellos de muy alta intensidad. El de 9,3 grados en la escala de Richter ocurrido en diciembre de 2004 ocasionó alrededor de 220.000 víctimas mortales

Para Indonesia, las posibilidades que aportan los inigualables Osprey van a repercutir de forma directa en mejorar las capacidades de socorro inmediato, de reparto rápido de ayuda humanitaria a afectados y desplazados y de evacuación urgente de heridos en una nación situada en el llamado anillo de fuego del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica y volcánica que sufre alrededor de 7.000 temblores al año, algunos de ellos de muy alta intensidad.

El más grave y uno de los mayores de la historia fue el terremoto de Sumatra-Andamán ocurrido el 26 de diciembre de 2004. De 9,3 grados en la escala de Richter, ocasionó alrededor de 220.000 víctimas mortales. En fechas más cercanas, en septiembre de 2019, las islas de Ambon y Ceram tuvieron un seísmo que originó 30 muertos y 165 heridos. En octubre de 2010, la isla de Sumatra sufrió un terremoto de 7,5 grados y un posterior tsunami que provocó 454 muertos. En septiembre de 2009, también en Sumatra, otro de 7,6 grados dejó alrededor de 1.200 muertos y cerca de 3.000 heridos. 

Sus alas, rotores, palas pueden plegarse para ser embarcados en un avión de transporte, todo lo cual provoca que su mantenimiento sea extremadamente complicado y costoso

La configuración del Osprey por la que se ha interesado Indonesia es la denominada MV-22 Bloque C, la misma que opera el Cuerpo de Marines norteamericano. También es la que han adquirido las Fuerzas de Autodefensa de Japón, que a mediados del pasado mes mayo recibieron las dos primeras de las 17 unidades compradas en julio de 2015 por un total que ronda los 3.000 millones de dólares, en torno a 2.670 millones de euros.

Proyecto conjunto de las grandes corporaciones industriales norteamericanas Bell y Boeing, la producción en serie del V-22 dio comienzo hace ahora 20 años y el ejemplar número 400 se entregó al Mando de Operaciones Espaciales de la Fuerza Aérea norteamericana hace tan solo 7 días, el pasado 2 de junio.

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